De a poco los canales nacionales se fueron poblando de producciones extranjeras. La crisis económica hizo que comprar una ficción, que además ya tuvo éxito en otros países, sea más redituable que apostar por la industria local. Así, en los últimos años, las novelas turcas se fueron colando en los canales líderes de la Argentina, logrando brillar en el prime time y con altos niveles de audiencia.
Pero este fenómeno trasciende al mercado nacional: en poco más de una década, Turquía pasó a ser una potencia de las telenovelas, que le provee a medio mundo. Después de los Estados Unidos, se ubica como el segundo país que más exporta ficción televisiva, según un informe que publicó el diario español El País. Alrededor de 150 series turcas se vendieron a 146 países, y se calcula que 600 millones de personas de cuatro continentes vieron al menos una. La cuarentena por coronavirus aumentó la demanda.
El éxito de las historias radica en los sentimientos que plantean las tramas, en el alto nivel de drama. Además de actores atractivos, la música acompaña y va llevando al espectador a sentir lo que le pasa al personaje. Otro factor clave son las locaciones. En Turquía se graba en lugares reales como palacios, el estrecho del Bósforo y calles de Estambul.
Onur y Sherezade, los protagonistas de «Las mil y una noches».
En la Argentina el boom de las telenovelas turcas nació en 2015, cuando desembarcó en El Trece Las mil y una noches. La historia de amor entre Onur (Halit Ergenç) y Sherezade (Bergüzar Korel) hipnotizó a los argentinos desde su arranque. Desde el inicio estuvo marcada por el drama excesivo. Se trata de una madre desesperada porque su hijo padece cáncer y tiene que vender su cuerpo para conseguir el dinero para salvarle la vida.
La novela alcanzó números de rating que en aquel entonces sólo conseguía Marcelo Tinelli. Llegó a marcar un promedio 23 puntos, con picos de 26. Onur y Sherezade lograban imponerse con gran diferencia sobre Viudas e hijos del rock and roll, que se emitía por Telefe con un promedio de 10.6 puntos, según Ibope. Los números de Las mil y una noches lograron superar el éxito de Avenida Brasil, que fue un furor de la televisión argentina (por Telefe).
«El actor turco es físicamente parecido al latino. Eso permite sentirlo más cercano. Y son historias de amor cuyo código compartimos», explicó la académica venezolana Carolina Acosta, de la Universidad de Georgia, experta en ficciones a El país. «En los Estados Unidos las rupturas amorosas se manejan pasando página rápidamente: Next! En cambio, nosotros necesitamos despecharnos, contarlo a una amiga, ponernos música melodramática. Los turcos, en esto, son parecidos«.
En 2006, Izzet Pinto, empresario turco, se dedicaba a la compraventa de reality-show. Decidió enviar el DVD de Las mil y una noches a una televisión búlgara. El canal búlgaro la compró y pasó de tener un 15% de audiencia en esa franja a un 60%. Rápidamente el producto se extendió por el este de Europa, luego por Asia. El precio se multiplicó. Si en un inicio se vendía a 500 dólares la hora, o menos, luego se llegaron a pedir más de 100 mil dólares por capítulo.
Yolanda Morel y su hijo Onur de San José del Rincón, Santa fe. El primer Onur del 2015. (Foto: José Almeida).
En América Latina, fue Chile el primer país en apostar en esta ficción. Después de los números que obtuvo Mega, toda la región quiso conseguir Las mil y una noches. En la Argentina la serie logró traspasar la pantalla.
Según datos oficiales, entre 1922 y 2015 18 personas fueron anotadas con el nombre Sherezade. Cuando salió la novela, las consultas en los registros civiles fueron más frecuentes. «¿Le puedo poner a mi hijo Onur?». «¿Le puedo poner a mi hija Sherezade?». Si bien este pedido solía ser rechazado por las autoridades, sólo en 2015 se registraron 16 personas con el nombre del personaje de la actriz y otras 13 con la variante Sherazade. Trece bebés fueron llamados Onur ese año.
La fiebre por la novela hizo que los actores vinieran al país. Ergün Demir, el actor que interpreta al personaje de Alí Kemal, fue parte del certamen de baile de ShowMatch. Si bien no era el actor más querido de la historia, se convirtió en una celebridad. Hizo temporada de teatro en Carlos paz y en Las Grutas.
Cinco años después de la primera emisión en la Argentina, El Trece volvió a pasar en enero este drama, que se despidió el viernes pasado.
En Turquía, las telenovelas no son un género menor, habitualmente se imponen sobre los partidos de fútbol en materia de rating. La competencia es muy fuerte. Cada año se graban entre 70 y 80 series y, de éstas, la mitad son canceladas antes de llegar al final de temporada.
Elif, telenovela turca emitida por Telefe. (Foto: prensa Telefe).
Para exportar una serie turca no sólo es necesario que resulte interesante al público internacional, sino que se mantenga suficiente tiempo en las pantallas de Turquía como para tener unos 20 capítulos y que algún canal quiera adquirirla.
Producir cada episodio cuesta alrededor de 250 mil euros. Así que, por miedo a que las ficciones sean levantas del aire, no se graba con mucha antelación. Se trabaja en tiempo casi real. Lo que se graba durante una semana se emitirá la siguiente. Esto impone un ritmo de trabajo intenso y hace que los personajes tienen más al estereotipo redituable. Hay poco tiempo para escribir el guión.
Si bien muchas series reflejan situaciones patriarcales, también muestran a mujeres capaces de liberarse de la opresión y castigar a los culpables. Para los occidentales las tramas, genéricamente hablando, suponen un retorno a valores conservadores y tal vez olvidados por la televisión actual como la caballerosidad, el amor romántico y desesperado, la solidaridad familiar.
Ergün Demir en el Bailando por un Sueño.
Según las medidas adoptadas por el gobierno de Recep Tayyip Erdogan no se permiten escenas de sexo, besos de más de tres segundos, desnudos, cigarrillos ni alcohol. Las heridas y la sangre son difuminadas cuando se emiten en Turquía. Si bien para productores y actores estas medidas implican censura, hacen que la tira pueda emitirse en horarios de prime time sin tener que editar ni una sola escena.
Las series lograron una nueva visión de Turquía en el mundo. Su imagen quedó asociada a la ficción y no a ataques terroristas. Los viajes a Turquía aumentaron un 35%, principalmente de brasileños, argentinos, colombianos y mexicanos y aparecieron nuevas rutas áreas con Turkish Airlines.
El Sultán, Elif, Qué culpa tiene Fatmagül, Mi vida eres tú, Alas rotas, Lazos de sangre y Todo por mi hija son algunas de las ficciones que se emitieron en el país. En enero Telefe estrenó ¿Y tú quién eres?, una historia de amor y sacrificio entre un padre y una hija. Primero llegó a las noches del canal y después, por un cambio de grilla, pasó a las tardes. A pesar de la modificación, el público se mantuvo fiel.
Beren Gökyıldız es la que se lleva todas las miradas, ya que con solo 10 años interpreta a una niña abandonada por su tía y que queda en manos de su padre, Demir (Buğra Gülsoy), un adulto irresponsable y estafador, que acepta cuidar a su hija para no ir a prisión. La actriz, que es una estrella en su país, es halagada por la entereza con la que actúa situaciones extremadamente complejas.
Fuente: Clarín