“¿Pero este tío ha hecho alguna película antes?”, se preguntaban en el rodaje de Megalópolis, la nueva película de Francis Ford Coppola. Un “tío” que está detrás de algunas de las mejores películas de la historia del cine, como Apocalypse Now, La conversación o la trilogía de El padrino, nada menos. Sin embargo, muchos aseguran que poco o nada queda ya de aquel director, aunque muchos olviden la que Coppola lió durante el rodaje de Apocalypse Now y otros tantos desplantes a lo largo de su carrera. Sin embargo, a ojos de la actualidad el rodaje de Megalópolis se ha visto como un auténtico desastre por varios de los miembros del filme, que han hablado sobre ella con motivo de su estreno en el Festival de Cannes.
“Era como ver el desarrollo de un choque de trenes día tras día, semana tras semana, y saber que todo el mundo allí se había esforzado al máximo para ayudar a evitar el choque de trenes”, comenta un miembro del equipo de rodaje en su entrevista a The Guardian, que ha abierto la caja de los truenos exponiendo todo tipo de momentos fuera de lugar en el rodaje de Megalópolis, desde el caos por la desorganización a Coppola fumando marihuana y dando besos a todo el mundo para “meter en el ambiente”.
El primer problema con el que tuvo que lidiar Francis Ford Coppola fue el alojamiento. Acostumbrado a llevar un gran equipo y buena parte de su familia detrás, el director no encontraba nada de su gusto y decidió por una opción de lo más rocambolesca: comprar un viejo motel de carretera en desuso, renovarlo y meter allí a toda su familia y buena parte del rodaje del filme. Hasta aquí todo bien, pero los problemas comenzaron con el diseño de la Megalópolis de la que habla la película, una ciudad devastada que ha de ser reconstruida de la manera más utópica posible. Tanto, que ni los propios diseñadores de producción sabían cómo llevarla a cabo: “Teníamos unos diseños preciosos que iban evolucionando, pero él nunca se decidía por uno. Y cada vez que teníamos una nueva reunión, era una idea diferente”, explicaba un miembro del rodaje, quien desvelaba la reveladora respuesta de Coppola “¿Cómo puedes averiguar qué aspecto tiene Megalópolis ni siquiera yo mismo sé qué aspecto tiene?”
“A menudo se presentaba por las mañanas antes de las grandes secuencias y, como no se había establecido ningún plan ni permitía que sus colaboradores lo hicieran, se quedaba sentado en su caravana durante horas, sin hablar con nadie, fumando marihuana… Y pasaban horas y horas sin que se filmara nada”, asegura otro miembro de la producción, quien da detalles sobre cómo podía ser una jornada normal durante el rodaje. “El equipo y el reparto se quedaban esperando. Y entonces salía y se inventaba algo que no tenía sentido, y que no seguía nada de lo que nadie había hablado o nada de lo que estaba en el guion, y todos le seguíamos la corriente, tratando de hacerlo lo mejor posible. Pero casi todos los días nos íbamos negando con la cabeza, preguntándonos qué habíamos hecho en las últimas doce horas”.
Entre los episodios más señalados del rodaje, está el primer día de Adam Driver, en el que le tuvieron más de seis horas sentado intentando lograr un efecto que se podría haber conseguido fácilmente de forma digital, pero que Coppola se empeñaba en hacer a la vieja usanza. “Creo que Coppola sigue viviendo en ese mundo en el que, como autor, eres el único que sabe lo que está pasando, y todos los demás están ahí sólo para hacer lo que él les pide”, sugería un antiguo miembro del equipo. No obstante, sin duda el momento que generó más polémica e incomodidad era el de los besos no consensuados, presuntamente con la excusa de mejorar algunas escenas con falta de ambiente.
Varias fuentes también asdeguran que Coppola podía ser “de la vieja escuela” en su comportamiento con las mujeres, teniendo detalles incómodos como sentarlas en su regazo o incluso besar a algunas de ellas sin consentimiento. Según los testigos, durante el rodaje de una escena de una fiesta en un club nocturno, Coppola entró a plató e intentó besar a algunas de las extras en topless y con poca ropa, todo ello con la idea de “intentar ponerlas de buen humor”. “Todos éramos conscientes de que estábamos participando en lo que podría ser un triste final para su carrera. Pero era tan desagradable con muchas de las personas que intentaban facilitar el proceso y ayudar a mejorar la película”
La conspiración de las conspiraciones
Megalópolis se basa a grandes rasgos en una tragedia romana -los nombres remiten a Las catilinarias de Cicerón- ambientada en una Estados Unidos futurista. En ella, un ambicioso arquitecto llamado Cesar Catilina (Adam Driver) desea reconstruir los cimientos de una ciudad caída. Sin embargo, en su camino se encuentra con la oposición de buena parte del pueblo y en especial del corrupto alcalde Franklyn Cicero (Giancarlo Esposito), quien ve en Catilina una amenaza del statu quo. Entre medias de todo se encuentra la hija de Cicero y amante de Catilina, Julia (Nathalie Emmanuel), quien se debate entre hacer lo correcto o seguir su corazón.
Además de los mencionados, la película cuenta con en el reparto nada menos que con Dustin Hoffman, Laurence Fishburne, Aubrey Plaza, Shia LaBeouf o Jon Voight. Tras ser presentada en el Festival de Cannes, la película debería llegar a los cines a lo largo de este mismo 2024. Si bien ha encontrado grandes dificultades a la hora de buscar distribuidora, ya hay países que se han hecho con los derechos de exhibición de la película de Coppola. Y España, afortunadamente, es uno de ellos.
Fuente: Infobae