Adam sandler con su mujer (Shutterstock)
La mayoría de las personas alguna vez estuvo enamorada de un póster. Ese artista, ídolo o ídola que llena sueños y se percibe como parte de la propia vida. Los que son objeto de esa admiración cuentan que realmente es así. Que muchas veces el límite entre lo privado y lo difuso se complica. Como ese actor de telenovela que recordó la vez que alguien le tiró un balde de agua fría enojado por lo que hizo su personaje. A Nancy Dupláa cuando encarnaba a la Leona mucha gente se le acercaba con reclamos laborales y el mismo Marcelo Tinelli relató esa vez que un fanático se acercó con absoluta naturalidad para ofrecerle poner en sociedad un maxikiosco cerca del Gasómetro porque «vos y yo la rompemos».
La fantasía extrema de todo fan es lograr entrar a círculo de afectos de su ídolo aunque saben que a lo sumo, lo que podrán conseguir es solo un saludo. Sin embargo, a veces las fantasías se hacen realidad y eso le pasó a Jacqueline Titone.
Jackie era una veinteañera que tenía muy claro lo que le más le gustaba: modelar, actuar y… Adam Sandler. Cuando se lo comentaba a sus amigas ellas no evitaban la risa. ¿Adam Sandler? Pero ¡por favor! Que te enamore Brad Pitt, Johnny Depp o la rara belleza de Benicio del Toro pero… ¿Adam Sandler? Es que el actor cómico no es particularmente atractivo sino una persona de rasgos comunes. Para colmo Jackie tampoco podía argumentar que lo admiraba por su trabajo. La crítica destrozaba sus películas y el actor arrasaba en las nominaciones para los premios Raazzie, el galardón que distingue a las peores producciones.
Pero a Jackie eso poco y nada le importaba. Apenas se estrenaban veía todas sus películas y luego las alquilaba para volver a mirarlas feliz en su casa. Su amor era una mezcla de admiración, disfrute y alegría. Una linda y sana fantasía, sin obsesiones, locuras o acosos.
Cuando terminó la secundaria en Florida, por su belleza y altura (1,75) a Jackie le ofrecieron trabajar de modelo. Se trasladó a Nueva York donde desfiló para distintos diseñadores mientras estudiaba en la Universidad. Entonces su representante le ofreció iniciar una carrera en la actuación y para eso debía mudarse a Los Ángeles. Sin dudarlo dijo que sí, le gustaba la propuesta, le gustaba actuar y también le gustaba la posibilidad de, en una de esas cruzarse, con su idolatrado Adam Sandler.
En su nueva ciudad le ofrecieron un pequeño papel en la comedia Gigoló por accidente. En la filmación conoció a Rob Schneider que no solo era el protagonista también era un gran amigo del cómico.
Así fue como entre toma y toma, Jackie le contó la admiración por su amigo. No era la típica cholula que solo deseaba conocer a la estrella. A ella genuinamente le gustaban sus películas y podía repetir diálogos enteros de forma adorable. Algo en esa admiración le debe haber impactado a Rob porque le prometió que en cuanto pudiera trataría de convocarla a una película con su amigo.
El último año antes de que termine el siglo XX, Schneider la invitó a participar en la comedia Un papá genial. Cuando se lo propuso ella no puedo menos que gritar de alegría. Es que aunque su rol era muy pequeño podría cumplir su sueño, conocer a su ídolo.
En la película la escena que compartían era mínima. Ella era una moza que debía tomar su pedido y no mucho más. Sin embargo, quizá fue el brillo de su mirada, los buenos comentarios que había hecho Rob o simplemente el destino lo cierto es que aunque las escenas compartidas eran pocas, el tiempo que pasaban juntos era mucho.
Cuando terminaron de filmar, a Sandler se lo notaba feliz. Parecía que era por el seguro éxito de la película, pero no. El actor estaba enamorado pero mantuvo el secreto. Recién el primer año del siglo XXI, la pareja anunció su romance.
A partir de ese momento, no se separaron más. Lejos de usar su poder por estar junto a uno de los hombres más influyentes de Hollywood, Jackie decidió mantenerse en un segundo plano y aceptar roles menores en algunas películas donde actuaba su famoso novio. Incluso los productores tuvieron que obligarla a formar parte porque Sandler se negaba a firmar si implicaba estar mucho tiempo lejos de ella. Cuando no trabajaban se los solía ver sonrientes y de la mano caminando por la calle como una pareja enamorada más o en un partido de New York Yankees, equipo de beisbol del que el actor es fanático.
El 22 de junio de 2003 la pareja se casó en una romántica ceremonia al aire libre en Malibú. Antes, Jackie tuvo que convertirse al judaísmo ya que Sandler no solo es una persona creyente sino uno de los representantes más importantes de la comunidad. La fiesta tuvo el glamour hollywoodense pero también detalles de «auténtico Sandler». El novio lució un elegante traje negro con una kipá (el gorro tradicional judío) y ella un vestido espectacular. Entre los invitados estaban Jack Nicholson, Wynona Ryder y Dustin Hoffman, sus grandes amigos Chris Rock, Steve Buscemi y obviamente el presentador de la pareja, Rob Schneider. ¿El detalle Sandler? Después de los novios, la estrella principal fue Meatball (albóndiga) el bulldog de Sandler que llevaba un traje a medida.
Al tiempo la familia se completó con la llegada de Sunny y luego de Sadie, las hijas del matrimonio. Aunque las niñas son muy parecidas a su mamá, a diferencia de ella no idolatran al Sandler actor. Como sus amigos siempre les hablan de sus películas le piden verlas juntos y el actor accede. Pero cuando se las muestra el resultado no es el esperado. «A los 20 minutos empiezan a desconectarse. Se ponen nerviosas y después preguntan: ‘¿Podemos ver otra cosa?’», continuó. «Ahí yo les digo que no».
Pero aunque con sus películas no logra la atención de sus niñas, sí la consigue en la «hora del cuento». Sandler aseguró que narrarles una historia antes de irse a dormir es su momento favorito del día. A veces se compenetra tanto con el personaje principal que se pone un disfraz para representarlo mejor.
«Resulta un poco extraño porque mis hijas aman las princesas de Disney, así que si en ese momento alguien entra al cuarto me encontrará con corona y vestido de baile».
Jackie y Sandler ya llevan casi 20 años juntos sin escándalos, infidelidades o recriminaciones mutuas. Y si la «tentación hace al ladrón» Sandler sí que tuvo oportunidades Salma Hayek, Drew Barrymore, Paz Vega, Jennifer Aniston, Kate Beckinsale y Marisa Tomei son algunas de las actrices con las que compartió románticas y graciosas escenas en sus rodajes. Semejantes mujeres bellas pueden hacer sentir celosa a cualquier mujer. No es el caso de Jackie.
La esposa de Sandler suele estar presente en las filmaciones, cuando llega el momento romántico lejos de sentirse incómoda o celosa es la primera que le indica a su marido que se muestre más apasionado. En Luna de miel en
familia Sandler debía besar a su gran amiga, Drew Barrymore. En un monitor, Sandler vio la escena y creyó que había quedado perfecta. Pero Jackie empezó a mover la cabeza disgustada. «Uy, amor, perdón si me excedí», le dijo. «¿Excediste? Por favor, por el bien de las mujeres y el romance ¡poné un poco más de pasión y volvé a grabarla!». Y Sandler obedeció ante la risa de todos.
Algo parecido sucedió en las escenas compartidas con Jennifer Aniston en Murder Mystery. Antes del beso, Jennifer se divirtió mandando mensajes de texto a su coestrella: «Faltan nueve días. Preparate».
¿Qué hizo Jackie? Lejos de ponerse celosa, redobló la apuesta. En el momento del beso se escuchó un «¡Más pasión! ¡Más fuerte! ¡Besala más fuerte! ¡Más profundo!». Cuando los técnicos miraron asombrados a Jackie, ella se alzó de hombros y con la mejor sonrisa dijo: «Amo a Jennifer y ella se merece algo mejor».
Hoy Sandler cumple 53 años y seguramente lo pasará rodeado de sus chicas. Posiblemente sus películas seguirán batiendo récords de críticas negativas, pero sus seguidores lo amarán igual. Y aunque la prestigiosa revista Forbes lo considere «el actor más sobrevalorado de la historia», a él poco le importa. Al fin de cuentas, la única opinión que realmente vale para él es la de Jackie, su primera y adorable fan.
Fuente: Infobae