¿Qué quiere decir que una película es lenta? ¿Que es aburrida? ¿Que es monótona? ¿Que no es desafiante? ¿Por qué el cine (o cualquier otro tipo de expresión artística) debe entretener?
El aburrimiento asusta. Los tiempos muertos también. No estamos acostumbrados a mirar, a observar, a detenernos. La cultura que consumimos nos entrega material digerido, procesado. La fórmula consiste en consumir la mayor cantidad de información en la menor cantidad de tiempo posible. Una vez que entendemos qué es lo que busca comunicar una imagen, agarramos el teléfono, saltamos a otra cosa. Nos persigue la idea de aprovechar el tiempo. Y nos persigue porque nos recuerda que somos finitos, que nuestro tiempo es finito. Pero el aburrimiento, en realidad, ¿no es producto de los mismos medios de entretenimiento que dicen querer erradicarlo?
Podemos cuestionar el hecho de que una película tenga que durar cierta cantidad de minutos y no más ni menos, podemos analizar la importancia de la rentabilidad de las salas por sobre el tiempo que demanda cada historia en particular. Están las que se pueden contar en diez minutos, o en cuarenta, y las que requieren hasta cuatro o cinco horas. Pero la duración del film en sí no dice mucho. Si bien hay un prejuicio que opera ahí —y nos hace preferir series cortas y negarnos a ver obras como La Flor de Mariano Llinás que dura casi 14 horas—, el fenómeno de la lentitud en el cine, en realidad, tiene más que ver con el ritmo y la textura que con la duración en sí misma.
El cine de Hollywood nos acostumbró a una sucesión de eventos lineales con una causalidad directa, a diálogos explicativos, montaje acelerado, un sistema de géneros con fórmulas claras, una estructura mecánica de puro argumento. Si no entendemos sentimos pánico, si no hay un conflicto explícito entre dos fuerzas que chocan, también. Pero existen otros tipos de cine, y todo lo que es fácilmente catalogado como lento o aburrido, en realidad tiene que ver con la utilización de ciertas herramientas expresivas. A veces estamos a las corridas y sólo queremos apagar la cabeza y dejar de pensar, es válido. Sabemos qué queremos consumir y cómo. Pero creer que la única función del cine es entretener es peligroso. En palabras de Lucrecia Martel “vivimos en la dictadura del entretenimiento”. El arte transforma. Una película tediosa no es, necesariamente, un experimento fallido.
Es verdad que a veces es difícil encontrar el momento para sentarse a ver una película de este estilo, pero esta situación de encierro que ya de por sí nos invita a la contemplación y a la reflexión puede convertirse en una puerta para empezar a indagar en un tipo de cine que arriesga más, para vencer el miedo a lo diferente, atravesar la incomodidad y ver qué aparece del otro lado.
Son películas que implican al espectador de manera directa, que dejan en evidencia que el cine es una conversación, que la vida real es más desordenada que lineal, que es ilógica e irregular. Es un cine que obliga a la persona que se encuentra del otro lado de la pantalla a llenar huecos, a prestar atención, a hacerse preguntas. Donde lo que importa no es el qué sino el cómo, donde lo que sucede no es siempre igual a lo que esperamos. Una invitación a corrernos de la economía de la atención y del mandato que nos obliga a ser productivos las veinticuatro horas. A cuestionar el modo de percibir el mundo que nos rodea y a prestarle atención a otras cosas que no estamos tan acostumbrados a observar.
A continuación, una lista de 15 películas disponibles online para empezar a indagar en el mundo del cine de autor.
1. Aquarius, de Kleber Mendonça Filho (2016)
Aquarius es una película brasileña, protagonizada por Sonia Braga. Su personaje es el eje sobre el cual se organiza la narración. Es la historia de Clara, una mujer que se niega a vender su departamento de un complejo cerca del mar pese a que una empresa la presiona porque quiere demolerlo. Está en Netflix.
2. La profesora de piano, de Michael Haneke (2001)
El director austríaco tiene un tono cínico y distante y se corre de todos los roles establecidos. Esta es la historia de Erika, una profesora de piano que vive con su madre, frecuenta cines porno, y cabinas de sex shops y tiene tendencias masoquistas. La película narra la irrupción de Walter en su vida, un alumno que se enamora de ella. Se puede ver en qubit.tv.
3. La infancia de Iván, de Andrei Tarkovski (1962)
Basada en una novela de Vladimir Bogomolov, la película transcurre durante la Segunda Guerra Mundial y sigue a Iván, un niño ruso que se coloca detrás de las líneas enemigas para espiar a los alemanes que mataron a sus padres. Es una película sobre guerra que deja fuera de campo las escenas de combate y se centra en lo que sucede en el interior de los personajes. Se puede ver en qubit.tv.
4. El otro lado de la esperanza, de Aki Kaurismaki (2017)
Una comedia dramática del director finlandés Aki Kaurismaki. Un retrato de la crisis social de dos inmigrantes que llegan a Europa. La película oscila entre la seriedad de la trama y un tono de comedia irónico en relación a las acciones que realizan los personajes en situaciones que llegan a rozar lo absurdo. Se puede ver en qubit.tv.
5. Las herederas, de Marcelo Martinessi (2018)
Una película paraguaya que relata el derrumbe social de una mujer burguesa al mismo tiempo que empieza a aflorar en ella un deseo sexual que no es bienvenido en la sociedad conservadora en la que vive. El film nos invita a acompañar a Chela en un proceso transformación que irá desde el ámbito sexual hasta el político. Está en Netflix.
6. La flor, de Mariano Llinás (2018)
El film dura catorce horas y está dividido en siete partes. En palabras del director: “Son seis historias. Hay cuatro que empiezan y no terminan. Terminan en la mitad, son cuatro comienzos. Después hay una que empieza y termina, y después hay otra que empieza en la mitad y termina todo el film. La película se llama La Flor y las seis historias no tienen otra conexión entre sí más que sus cuatro actrices, que trabajan en todas las historias haciendo personajes diferentes. La película está hecha con ellas y, en algún punto, es sobre ellas”. En la cuenta de twitter @ElPamperoCine están subiendo los links para ver cada una de las siete partes. En este link pueden empezar a ver la primera.
7. Lazzaro feliz, de Alice Rohrwacher (2018)
Este es el tercer largometraje de Alice Rohrwacher, es la historia de un campesino que es feliz, o que parece serlo. Es sencillo, es ingenuo, es bueno. La película mezcla distintos registros, articula una suerte de denuncia social a la explotación de los trabajadores de la finca con elementos fantásticos y de diversas temporalidades que confluyen. Se puede ver en Netflix.
8. La ventana indiscreta, de Alfred Hitchcock (1954)
Luego de un accidente que lo deja sin posibilidad de movilidad alguna, un fotógrafo descubre e investiga un posible crimen a través de la ventana de su departamento. Todo lo que vemos transcurre ahí dentro. La película deja en evidencia cómo todo depende del punto de vista. Se puede ver en quibit.tv.
9. Sieranevada, de Cristi Puiu (2016)
La película rumana dedica sus tres horas a narrar la forma en que un grupo familiar se encuentra y se desencuentra casi en tiempo real. Una comedia dramática coral sobre la domesticidad opresiva. Está disponible en qubit.tv.
10. Roma, de Alfonso Cuarón (2018)
El director mexicano que triunfó en Hollywood vuelve a su ciudad natal y a su barrio, Colonia Roma, para contar una historia personal que lo atraviesa. Es la de Cleo, la mujer que trabajó como empleada doméstica para su familia cuando él era chico. Roma la acompaña en su día a día en una sucesión de escenas que dejan flotando la pregunta por el amor en desigualdad a la vez que homenajea a todas las mujeres que dedicaron su vida a criar o cuidar a otros. Está en Netflix.
11. El juego de la silla, de Ana Katz (2002)
Es la ópera prima de la directora argentina Ana Katz. Puede leerse tanto como una comedia o como un drama sobre un hijo que vuelve a su casa después de varios años y lo único que reconoce como familiar es la incomodidad y la asfixia que le generan los suyos. Se puede ver en cine.ar.
12. Historias de Tokyo, de Yasujiro Ozu (1953)
Un matrimonio mayor decide visitar a sus hijos en la ciudad, pero ellos no tienen demasiado tiempo libre para dedicarle a sus padres. Ozu retrata lo cotidiano: el amor entre padres e hijos, el paso del tiempo. La película está disponible en qubit.tv.
13. El porvenir, de Mia Hansen Love (2016)
El film acompaña a Nathalie, una profesora de filosofía que, luego de perder a su madre y divorciarse de su marido, comienza a hacerse preguntas sobre lo que vendrá y descubre que, sorpresivamente, así se siente más libre. Se puede ver en quibit.tv
14. Dulzura americana, de Andrea Arnold (2016)
Un roadtrip que acompaña a Star, una adolescente que se escapa de su familia y se une a un grupo de jóvenes que vende revistas puerta a puerta. La película es una denuncia a la idea del sueño americano. Se puede ver en Netflix.
15. El jeque blanco, de Federico Fellini (1952)
Una mujer abandona a su esposo durante su luna de miel para perseguir al hombre de sus sueños: el galán de una fotonovela. La película tiene un tratamiento noerrealista y está llena de momentos tanto humorísticos como trágicos. Está disponible en qubit.tv.
Fuente: Infobae