Sería casi una impertinencia preguntarle a Gabriel Rocca qué habría sido de no ser fotógrafo. La respuesta sería “Lo mismo”, una y otra vez. Incluso en varias vidas. Hacer fotos, descubrir almas, hacer visible lo invisible es lo que más le gusta y apasiona. Basta haber recorrido la muestra Rocca en la Usina, Retrato Argentino, un año y medio atrás, donde más de 130 fotografías –de Maradona a Susana, pasando por Charly– lo demostraban. Muchos de aquellos retratos tienen que ver con el rock. Hay una razón.
Rocca empezó su carrera cuando todavía era un muchacho pelilargo en la revista Pelo, allá por finales de los años ‘70. Entonces llegaron Charly, Spinetta, Pappo. Más tarde, Soda, Los Abuelos, Los Twist, Los Ratones… hasta llegar a la generación de los Kuryaki y Babasónicos. Gracias a imágenes icónicas como la de Gustavo Cerati camuflado, Charly García vestido de primera comunión o Luca Prodan bebé, fue que surgió Rocca & Roll, la primera muestra fotográfica a cielo abierto que arranca la semana que viene en las instalaciones próximas al Museo Sívori (Av. Infanta Isabel 555).La misma cuenta con el apoyo de la empresa Motorola, que donará las instalaciones donde podrán verse las fotos del famoso fotógrafo para que otros artistas pueden compartir en esa estructura su obra en el futuro. .
Luis Alberto Spinetta. Foto: Gabriel Rocca
La exhibición, que comienza en la zona del Museo Sívori de Palermo y en los alrededores de la escultura Floralis Generica (Avenida Figueroa Alcorta al 2300). girará por otros espacios de la Ciudad.
-¿Qué encontrás en el rock que no tengan la moda, el cine y el deporte, que también fotografiás tanto?
-En el rock mucho sucede arriba del escenario, pero también detrás, y en las giras. Y esos momentos son documentos únicos de un movimiento que ha sido y sigue siendo muy fuerte en la Argentina. Las generaciones se suceden y siguen escuchando a Charly o Spinetta: el mensaje que dejaron y dejan con su música es eterno y con mi fotografía descubrí eso, que tenía archivos que debía compartir, revelar de alguna manera, para que sea visto por todos. Los retratos de rock son un documento y tienen en mi caso toda la irreverencia que el mismo rock tenía cuando arrancaba el primer acorde en un recital, nos sorprende y nos encuentra en situaciones impensadas.
Gabriel Rocca, fotógrafo.
-¿Y qué tiene el rock que no tiene el pop, la música clásica u otro tipo de música?
Desde los Beatles hasta el día de hoy, el rock generó una cultura al principio alternativa y hoy masiva, e inmensa, donde grandes artistas encontraron su lenguaje exacto para expresarse. Si se revisa la historia, es sin duda uno de los movimientos culturales y artísticos más grandes de la humanidad. El tema es que es muy reciente: la historia se encargará de ponerlo en su lugar, mientras tanto lo seguimos disfrutando. El rock declama, repudia, te avisa, te relata, te enamora… En las letras del rock encontrás poesía, testimonios de época, entendés los momentos oscuros de cada país. Es un relato musicalizado de nuestra historia, de nuestros sueños y nuestros deseos.
En los ‘80 no había tanto divismo, era normal tocarle el timbre a Charly en Palermo y preguntarnos: ‘¿Que foto hacemos hoy?’
Gabriel Rocca
Gustavo Cerati. Foto: Gabriel Rocca
-¿Cómo resumís estos años fotografiando rock?
-Cuando empecé, era un espectador fotográfico esperando cazar ese instante, pudiendo intervenir de alguna manera. Ya en los años ‘80 y ‘90 estaba bien al lado de los músicos, en el mismo escenario, casi como si yo fuera la segunda guitarra de bandas como Riff. El otro día ,viendo la serie Rompan todo, repasaba cronológicamente lo que se iba dando y me ayudaba a recordar. Escuché que los Twist grabaron en 29 horas su primer disco, y que Charly García lo produjo. ¡Y recordé que yo había estado ahí! Fui a mi archivo de rock, que aún no termino de revisar en su totalidad, y ahí estaban las fotos de los Twist en medio de esa maratón musical, en el Abasto. Sigo descubriendo cosas en mis fotos luego de tantos años.
-¿Las mejores experiencias?
-Las giras, o ciertos recitales que fueron un emblema de la escena local. Recuerdo cuando se presentó por primera vez Seru Giran en el estadio Obras Sanitarias y la gente no entendía nada, así como el día que, también en Obras Sanitarias, se despedían y la gente lloraba. El rock te sacudía, te llevaba de un lado a otro, te hacía entender lo que parecía inentendible. Trabajé en la revista Pelo desde mis 19 años y eso me facilitó entrar en la cocina del mundo del rock: todas las bandas querían salir en la tapa de la revista y yo tenía la suerte de hacerlas.
Pappo y los Virus. Foto: Gabriel Rocca
-¿Con qué músicos tuviste o tenés aún más afinidad?
-Siempre fue una experiencia única fotografiar a Charly García. Te sorprendía. Tengo un libro publicado titulado Charly, así a secas, que hicimos con Andy Cherniavsky y Marcelo Fernández Bitar, que me enorgullece. Lo hicimos por la cantidad de fotos que teníamos de Charly a lo largo de su vida. Revisando mi archivo, nunca había encontrado material de Patricio Rey y los Redonditos, nunca los retraté. Hasta que hace muy poco encontré una serie de fotos en vivo: ¡los Redondos con pelo, muy jóvenes!
Juanse. Foto: Gabriel Rocca
-Una foto tuya ya clásica es la de Luca Prodan bebé.
-Agradezco al cielo haber podido retratar a Luca, un personaje único, que apareció cantando en inglés con una banda tremenda, Sumo, en plena post guerra de Malvinas, cuando la música en inglés estaba prohibida en la Argentina. Un día se presenta en mi primer estudio en el barrio de Congreso, un sótano. Venía de un paseo por el Zoológico, y la productora en ese momento (Pupi Caramelo) lo vistió de bebé. Esa foto salió en otra gran revista de Rock, Cantarock, de Pipo Lernoud. Otro inolvidable es el talentoso Federico Moura, con él todos entendimos la importancia de lo estético y el arte escénico en unión con la música. Al maestro Luis Alberto Spinetta lo fotografié a lo largo de su vida artística infinidad de veces, pero la última vez en su retrato hay una mirada única: comprendí ahí todo de este ser iluminado.
Charly García y Nito Mestre. Foto: Gabriel Rocca
-¿Una foto especial?
-La del abrazo entre Charly y Spinetta en el festival BA Rock de 1982: plena Dictadura, guerra de Malvinas, desastre nacional, y estos dos próceres que en ese entonces tendrían jóvenes 30 y pico de años, ya habían hecho todo: las mejores bandas, los mejores discos. Ahí inmortalicé un encuentro: de pronto en un momento en el backstage de ese Festival me doy vuelta, y los encuentro justo en un abrazo.
-¿Cómo es una sesión fotográfica con una estrella del rock?
-En aquellos días de los ‘80 no se vivía el divismo que se vive hoy con algunas estrellas. Era absolutamente normal tocarle el timbre a Charly en Palermo, que me abriera y decirnos: “¿Qué fotos hacemos?”. Y de la nada salían cantidad de ideas y muchas de esas fotos se van a ver en esta muestra. En la escena internacional recuerdo encontrarme de pronto en una mesa del Hotel Copacabana Palace en Río de Janeiro, en el medio del primer Rock in Rio con Freddy Mercury y sacarles unos maravillosos retratos, sin mediar guardaespaldas, ni custodios. En esos años era así: había conexión y listo.
-¿Que te quedó pendiente en el rock?
-Me hubiese gustado seguir fotografiando a Pappo, por ejemplo. El amaba la cámara. Muchas veces me pregunto cómo, en medio de su mejor solo de guitarra, en medio de una multitud, el tipo tenía tiempo de ubicarme con la mirada y guiñarme un ojo o dar su mejor sonrisa, como diciéndome: “¡Mirá lo que estoy haciendo, sacame!”
Fuente: Clarín