Lo imposible es cubrir todo lo que hay, las películas en distintas secciones de competencia, más las que están fuera de concurso. Súmenle las conferencias de prensa, las entrevistas pautadas con anticipación, y el stress puede llegar ya después de la primera jornada de las 12 del Festival más importante del mundo.
Pero bueno, cubrir Cannes es como para los colegas periodistas de fútbol, ir a un Mundial. Se supone que los mejores están aquí, y corre un frío por la espalda al darnos cuenta de que, por ejemplo, este sábado hay tres películas importantes que comienzan a la misma hora, en distintas secciones. Y no hay combinaciones posibles para ver las tres, porque si se ve una, para ver las otras habría que dejar de ir a otras proyecciones y entonces… Suele haber una gran confusión, o desinformación, con respecto a qué es el Festival de Cannes.
Porque no todas las películas que se exhiben “en Cannes” se ven en el Festival de Cannes.
Y muchos jefes de prensa engañan al público promocionando que sus películas estuvieron en el Festival de Cannes, cuando en realidad se proyectaron a unas cuadras del Palais… El Festival tiene dos secciones competitivas, ambas de cine de autor. Aunque hay excepciones. La que entrega la Palma de Oro, y la llamada en francés Un certain regard (una cierta mirada, donde se supone que se muestra un cine menos convencional, si cabe la expresión, pero suele haber pesos pesados, como este año Bruno Dumont). Donde todos quieren estar es en la competencia por la Palma, el premio más prestigioso del cine, pero no el más popular, que ciertamente es el Oscar de la Academia de Hollywood.
Las películas que van por la Palma se exhiben en la Sala Lumière, y tienen su alfombra roja. La que van a Una cierta mirada se exhiben en la Debussy, pegada a la Lumière en el Palais des festivals, y a esta altura ya todos sabemos que los equipos de esas películas aprovechan la alfombra roja para las fotos de gala, recorren la alfombra y después siguen para la Debussy.
También en la Selección oficial hay películas “fuera de concurso” y otras en “proyecciones especiales”, como Que sea ley, de Juan Solanas, que se ve esta tarde (ver nota aparte). En el Festival están las secciones Classics, que exhiben obviamente títulos clásicos, y el Cine de la playa: se monta y se desmonta cada jornada una enorme pantalla frente al Mar Mediterráneo, y tiene entrada gratuita. Se disponen reposeras -con mantas- y se ven filmes ya estrenados, que también pueden ser clásicos.
Y, en paralelo al Festival, hay otras dos grandes muestras que son la Quincena de realizadores y la Semana d la Crítica, que tienen su propia programación, y sus estrellas. Cuando el Festival no aceptó Tetro, el filme que Francis Ford Coppola fue a rodar a la Argentina, la Quincena la puso como filme de apertura. Allí conviven muchas películas francesas, e internacionales, inclusive la presencia argentina es usual (este año allí se verá Por el dinero, de Alejo Moguillansky).
Y la Semana de la Crítica es para operas primas o segundas realizaciones. ¿Quiénes pasaron por allí? El hoy presidente del Jurado que decidirá la Palma de oro, el mexicano Alejandro González Iñárritu con Amores perros; Adrián Caetano con Bolivia; y Lucía Puenzo con XXY y Santiago Mitre, con La patota, ambos ganadores del Grand Prix allí. Y muchos más.
También está Le Marché du Film, el mercado donde hay tanto películas terminadas, listas para su distribución (la compra internacional) como proyectos en distintas etapas de producción.
Cubrir Cannes implica arrancar con una proyección a las 8.30 de la mañana y, si se resiste, con otra a las 22 o 23. Calavera no chilla, claro, y menos aquí.
Fuente: Pablo O. Scholz – Clarín