Hace dos semanas se anunció que Faye Dunaway compartirá cartel con Kevin Spacey en El hombre que dibujó a Dios, la película que marca el regreso del actor de House of Cards al cine luego de haber sido denunciado por acoso y agresión sexual.
Con el regreso de Faye Dunaway al cine a los 80 años también se reavivan las leyendas alrededor de ella, que la señalan como una de las estrellas más complicadas en un rodaje. A tal punto que se llegó a decir que era la peor persona de Hollywood. Ella misma se hizo cargo de esa mala fama: “Sí, soy difícil de tratar, pero al menos así me prestan atención”.
Según contó en una entrevista con Vanity Fair, esa personalidad conflictiva se forjó por su crianza. Su versión avala todas las teorías psicoanalíticas: “Mi madre tenía una ambición para mí: que fuese la mejor. Todo se centraba en mí, así que yo quería ser perfecta, lo cual me hizo intensa y motivada”.
Faye Dunaway. Foto AP
Todo empezó con «Bonnie & Clyde»
La película que lanzó a Dunaway al estrellato fue Bonnie & Clyde (Arthur Penn, 1967). Era su tercera película, recién estaba empezando en la industria cinematográfica, pero al parecer ya se daba aires. Así se lo dijo al diario británico The Telegraph una de sus compañeras de elenco, Estelle Parsons.
“A todo el mundo le caía mal Faye. Cada vez que estábamos listos para filmar una escena ella exigía que la peinasen de nuevo”, recordó. Pero hizo una salvedad: “Claro que no me quiero imaginar cómo se siente una mujer en esa situación”.
Se refería a los sacrificios que la actriz había hecho para conseguir ese papel. Luego de que Penn la hubiera rechazado para su anterior película, La jauría humana, porque el productor la consideraba fea, y el trabajo fuera a parar a manos de Jane Fonda, Dunaway dejó todo para interpretar a Bonnie Parker.
Faye Dunaway en la película «Bonnie and Clyde».
Dejó de comer, tomó pastillas adelgazantes y se pasó varias semanas con pesas en las muñecas y los tobillos. Como resultado, adelgazó doce kilos y logró convencer a Warren Beatty de aceptarla como coprotagonista. Él prefería a Natalie Wood, Sue Lyon o su propia hermana, Shirley MacLaine.
“Bonnie es el personaje más cercano a mí en muchos sentidos: una chica de pueblo que venía de la nada, hambrienta y deseando prosperar, deseando hacer algo importante, deseando triunfar”, declaró la actriz en Esquire. En ese momento renunció a la mitad de su sueldo a cambio de que su nombre apareciese en los créditos, como el de Beatty, antes que el título de la película.
La pelea con Polanski
Otro de sus películas icónicas es Chinatown. Pero también está acompañada de una leyenda negra sobre su comportamiento durante el rodaje, sobre todo en torno a su mala relación con el director, Roman Polanski.
Un día, el director observó que un pelo de ella flotaba contra la luz y decidió arrancárselo porque distraería al espectador: ella exigió que lo despidieran. Otra vez, él no la dejaba ir al baño así que ella hizo pis en un vaso de plástico y se lo tiró en la cara.
Faye Dunaway en 1967. Una carrera larga y complicada en Hollywood.
Le quedó para siempre pegada la etiqueta de actriz difícil, pero tal vez no haya sido más que una víctima de violencia de género que decidió poner un freno a los abusos, tal vez un poco desproporcionadamente.
“Jamás vi semejante nivel de locura”, declaró Polanski, que también objetaba que Dunaway saliese corriendo a retocarse el maquillaje y el peinado cada vez que gritaba ‘corten’.
Ella dijo que eso era parte del trabajo. Y en una entrevista con The New York Times, acusó al director de maltratador: “Roman considera que hace falta infligir dolor para hacer algo bueno. Su sadismo iba desde lo físico a lo emocional. No fue por el pelo, fue por la incesante crueldad, el constante sarcasmo, la infinita necesidad de humillarme”.
A su favor están los testimonios de directores como Sidney Lumet o Elia Kazan, que resaltaron su profesionalismo. “Mi perfeccionismo surge porque mi trabajo consiste en lograr algo maravilloso y utilizo todo mi ingenio, mi coraje y mi mente para intentar que sea especial. Para eso va la gente al cine, para ver algo especial”, explicó ella.
Jack Nicholson y Faye Dunaway en una escena de «Chinatown», en donde la actriz se llevó mal con el director Roman Polanski.
Bette Davis, lapidaria
Como fuera, no pudo sacarse de encima el mote de diva ególatra. Y otra diva, Bette Davis, se encargó de reforzar esa imagen cuando Johnny Carson le preguntó en su programa de televisión, ante veinte millones de espectadores, quién era la peor persona de Hollywood: “Podés poner a cualquier persona en esta silla y te dirá que Faye Dunaway es absolutamente imposible”, fue la lapidaria respuesta de la Davis.
Hace dos años, la leyenda negra no hizo más que actualizarse. La despidieron de la obra de teatro Tea at Five, donde interpretaba a otra diva, Katherine Hepburn, por incidentes con sus compañeros. Según ellos contaron a The New York Post, ella llegaba horas tarde, prohibía que la mirasen (incluidos el director y el dramaturgo) y exigía que nadie llevase ropa blanca.
Además revoleaba peines, espejos o cajas de horquillas a los que la contradecían. Tiraba la comida al suelo cuando no le gustaba. Cacheteó a una asistente que intentaba ponerle la peluca. Ordenaba que limpiasen de rodillas su camarín. Y su asistente la denunció por abusos emocionales e insultos como “pequeño homosexual”.
Fuente: Clarín