(la productora que fundaron los Darín), se convirtió casi en un miembro de la familia. “No recuerdo ni una sola vez que hayamos terminado un día de trabajo enojados”, aseguró a PERFIL y contó cómo surgió la idea de hacer el film basado en una novela de Eduardo Sacheri.
—¿Cómo estás con el éxito de “La Odisea…”?
—Muy contento por todo lo que está pasando. Lo de los espectadores siempre es necesario e importante para la continuidad de la película y el éxito económico. Al ser un producto muy grande necesita muchos espectadores para que funcione. Pero más que nada estamos contentos con las repercusiones y los comentarios que nos hacen. Nos mandan whatsapps, mails y vemos los comentarios de las personas en las redes sociales.
—¿Cómo conociste a los Darín?
—A Ricardo lo conocí en Luna de Avellaneda. Yo era jefe de locaciones de la película y no tenía un trato tan cotidiano con los actores. Después, en El secreto de sus ojos yo era jefe de producción y ahí sí tenía otro nivel de relación con el elenco. En ese momento Ricardo sabía que nosotros necesitábamos sumar gente al equipo de producción y nos preguntó si nos interesaba que estuviera el Chino, que terminó formando parte del equipo y laburó diez puntos. Es un pibe muy inteligente, activo y en ese momento formamos una buena relación.
—¿Cuándo empezaron a pensar en crear una productora audiovisual?
—Después de El secreto de sus ojos cada uno siguió con sus cosas. No recuerdo bien el año, pero alrededor de 2012 o 2013 yo tenía un proyecto que estaba desarrollando y quería que el Chino lo actuara. Estuvimos como un año y medio dando vueltas sobre cómo y cuándo hacerlo. Un día me dice que más allá de ese
proyecto lo que él quería era empezar a generar proyectos desde cero. Al otro día de esa charla me llama para juntarnos. “Armemos nosotros la productora. Hablemos con mi viejo, juntémonos y arranquemos’, me dijo.
—¿Cómo llegaron a “La odisea de los giles”?
—Nos pusimos a buscar cuál podía ser el proyecto. En esa búsqueda me enteré de que a Eduardo Sacheri no le habían comprado los derechos de su novela La noche de
la usina. Nosotros habíamos leído un cuento de él que nos interesaba para desarrollar y cuando lo llamo me entero de eso. Ahí también me cuenta que una de las personas que le había ofrecido comprar los derechos le había “prometido” que Ricardo iba a actuar en la película. Yo le respondí que Ricardo no había leído la novela y que me parecía raro. Yo sí la había leído así que le pedí que nos diera un par de semanas para que Ricardo y el Chino la leyeran y tal vez le podíamos hacer una oferta. Cuando la leyeron los muchachos obviamente les encantó y les dieron ganas de que sea nuestro primer proyecto.
—¿Es cierto que no tenían un espacio físico para trabajar?
—Ahora sí tenemos una oficina pero en su momento no. Así que nos juntábamos en la casa de Ricardo sobre todo. Debo decir que si no fuese por la generosidad de Flor (Florencia Bas) nos hubiese echado a patadas al segundo día porque le copamos la casa (risas). Ibamos con el Chino, con Sebastián (Borensztein) y muchas veces también iba Eduardo. La verdad es que Flor y Ricardo tuvieron una gran generosidad al recibirnos en su casa. Si no hubiéramos tenido que copar bares por todo Buenos Aires.
—¿Alguna vez te toca ser el mediador entre padre e hijo?
—Mediador no. Sí me tocó ser como una tercera pata o cuarta porque Sebastián estaba siempre muy involucrado. Es espectacular laburar con Ricardo y el Chino. Tuvimos y tenemos un espíritu de consenso muy fuerte. Y por otro lado tenemos acordado cierto concepto de que somos “inofendibles”. Cuando se trata de hablar de las cosas del trabajo decimos lo que tenemos que decir sin problema porque sabemos que el otro no se ofende.
—¿De qué hablan aparte de cine?
—Hablamos de cualquier cosa. Ricardo y yo somos muy futboleros. El Chino quizás no tanto pero también. Hablamos todos los días de fútbol y también de las cosas cotidianas. Todos estamos metidos en las vidas de los otros porque compartimos mucho tiempo y nos vemos tanto que estamos en el día a día de cada uno.
—¿Tienen más proyectos?
—Existen porque con tantas horas de trabajo juntos se nos iban ocurriendo ideas que naturalmente no tenían nada que ver con La Odisea… y que fueron quedando en el cajón de las anotaciones. También nos acercan proyectos así que hay un análisis constante pero por ahora está verde eso.
“Tenemos acordado cierto concepto de que somos ‘inofendibles’ entre nosotros.”
Fuente: Clarín