“La tortilla de papas toca los 20 puntos en MasterChef Argentina”, anunció por Twitter la cuenta Real Time Rating el 25 de marzo a las 23.35. “Es el rating más alto hasta ahora, ¿no?” y “¡tortilla, quiero tortilla!”, comentaron dos usuarios debajo del tuit. Los platos gourmetno son el único secreto del éxito del reality de Telefe. Los picos de audiencia para las tortillas son una de las claves de MasterChef Celebrity.
Como los esforzados participantes, el público también se siente capaz de elaborar menúes complejos, así como de darles un giro emotivo a sus platos cotidianos. De este lado de la pantalla está el gusto mayor de MasterChef.
¿Cuáles son las demás ingredientes que hacen brillar al show, cada noche más allá de las 22.30, en Telefe? Habrá que descifrarlos paso a paso para no alterar la receta de MasterChef Celebrity. Pero se pueden adelantar algunos. “Uno saborea cada plato junto con el jurado, vio el proceso y quiere ver cómo quedó”, dice un fan total por Twitter.
Georgina Barbarossa se defiende muy bien en la cocina, pero el jurado le ha criticado algunas recetas.
“¡Se encienden las hornallas más famosas del mundo!”, arenga los lunes, martes, miércoles, jueves y domingo el conductor, Santiago del Moro. Aquí varias de las sabrosas claves del reality que enciende las hornallas, es decir, las pantallas, por Telefe. Y que ya confirmó una tercera confirmada, sin fecha precisa aún.
Respeto por los concursantes y por el público
Los jurados (Donato de Santis, Germán Martitegui y Damián Betular) no maltratan a los participantes ni les gritan. Y por eso mismo también se respeta a los espectadores. Las tenues polémicas por un plato mal resuelto, mal combinado o mal presentado, jamás rebasan -hasta ahora- el objetivo nodal de MasterChef Celebrity segunda edición: que los contendientes (arrancaron 16 y persisten 11) jueguen a ser los mejores chefs posibles con lo que tengan a mano en esa hora de cocción contrarreloj. Que venzan sus temores y se superen a sí mismos.
Y que toleren la frustración. Si fallan una noche tendrán las siguientes para el repechaje con nuevos condimentos e ingredientes. La dinámica y las reglas son nítidas. Los mejores de cada lunes y cada martes pasan al “miércoles de beneficios”, con delantales blancos, y, los más flojos, al “jueves de última chance”, con delantales grises. El peor del miércoles irá directamente a la “gala de eliminación del domingo”, con delantal negro. El jueves es al revés: sólo se salvará uno y el resto se pondrá el negro delantal rumbo al domingo.
Uno de los puntos fuertes del ciclo es la competencia dinámica, que a veces es uno a uno y a veces en equipo. ¿Rivales o compañeros?
Las consignas cambian siempre
Cada noche los retos son distintos. Lo impredecible hace más picante la contienda y equilibra la clara estructura del ciclo: el inicio enigmático, el desarrollo contra todo obstáculo y la resolución liberadora. “Los mejores platos con frutas pasarán al miércoles por las medallas de oro y de plata; los dos peores, al jueves por la última chance”, advirtió Santiago del Moro el martes 30 de marzo.
A las 23 subía la adrenalina de los cinco en lidia esa noche: Georgina Barbarossa, María O’Donnell, Daniela “La Chepi” Viaggiamari, Daniel Aráoz y Fernando Carlos (quedan, además, Andrea Rincón, Hernán “El Loco” Montenegro, Alex Caniggia, Candela Vetrano, Claudia Fontán y Gastón Dalmau).
A algunos les había tocado frutas tropicales, a otros frutos rojos, y al resto con carozo. “Veamos si todo lo que aprendieron hasta ahora dio buenos frutos”, tiró Donato de Santis, y sus dos colegas reforzaron la soltura del maestro italiano con sus gestos personales: Damián Betular sonrió sin esfuerzo y Germán Martitegui estudió con los ojos a los participantes, varios metros adelante.
La enigmática personalidad de los chefs-jurados
“Estoy emocionado, te llega a salir bien y lloro”, le dijo Betular a La Chepi, el martes 30, tras haberle dado indicaciones y sugerencias para su plato: un budín de frutos rojos. Y, tras pasar por las demás mesas con las hornallas encendidas y el caos de ingredientes y cacerolas, volvió al punto de encuentro con sus colegas.
“Georgina les estaba pasando azúcar negra y mostaza de Dijon a sus ribs de cerdo”, les comentó Martitegui a Betular y a de Santis. Enfrente, los cinco del martes luchaban por otorgarles estilo gourmet a sus improvisaciones con frutas.
¿Quién es el jurado malo, quién el bueno y quién el moderado en MasterChef Celebrity? ¿Existen caracteres tan delimitados? Martitegui juega al inflexible, pero rompe el hielo con expresiones cómicas al masticar. De Santis expande su locuaz picardía italiana, pero, de un segundo a otro, se vuelve cortante y sarcástico. Betular es, por segundos, el más cómplice de los rezagados, hasta que descubre una atrocidad, como ocurrió el martes 30. Se encaminó al plato en proceso de Fernando Carlos y le dijo sin piedad: “Esto está horrible, está crudo”.
Juanse, uno los personajes de esta segunda temporada del reality, en su examen con Martitegui y Betular.
La edición, el ritmo y el suspenso
El truco del reality culinario está en hacer creer que todo transcurre en tiempo real en algo más de una hora y media, hasta el sometimiento de los contendientes a la degustación y dictamen final de los tres cocineros famosos. Pero MasterChef Celebrity no esconde su plan, sostenido por un guión invisible y una edición milimétrica y sagaz.
A medida que los participantes cocinan sus platos o interactúan entre sí, aparecen en otra toma (un plano medio) haciendo comentarios ingeniosos, de calculada espontaneidad, sobre lo que les sale bien o mal.
¿El objetivo? Emular lo que pensaron entonces: darle brillo al instante. Y que los espectadores sientan que pueden estar en sus mentes. Que se identifiquen con ellos -o deseen que se queden afuera-. El ejemplo más obvio reside en las jactancias de Alex Caniggia (lo mejor es cuando se ríe de sí mismo).
Y el martes pasado ocurrió otro de esos segundos para no olvidar. “Damián me pidió una bochita de crema para acompañar el budín tibio, pero no se me forma”, razonó para sí La Chepi. «Parece la crema del enemigo. ¿Quién la puso? ¿María O’Donnell?”, en boca de la Chepi.
El poder de las devoluciones
La edición de MasterChef Celebrity acrecienta el suspenso y el vértigo del conteo de una hora de cocción. Pero esa potencia narrativa y dramática confluye en el segmento estelar, una vez que del Moro anuncia “¡manos arriba, cocineros!”. En las evaluaciones ulteriores de los tres masterchefs.
Como la resolución de un enigma en una novela policial, cuando las cámaras se posan en Martitegui, Betular y De Santis (que destrozan platos recargados, ironizan sobre condimentos absurdos o elevan elogios a la sutileza impensada) los televidentes dejan aflorar su emoción contenida. Tres expertos analizarán a escalpelo, cuchara y tenedor las preparaciones de gente mediática, pero con reputación culinaria standard.
Play VideoVideo: Gastón Dalmau usó su medalla de oro en MasterChef Celebrity
“Yo estoy confiada, esto está rico”, sonrió Barbarossa esta semana. Martitegui cortó las costillas con agria simpatía, Betular dijo “más raro todo, Georgina…” y Donato evaluó a su modo: agarró una pieza con la mano, probó sin desilusión el maridaje con el ananá y la mostaza, pero no perdonó la guarnición: “Lo que no tiene nada que ver es el queso brie de la ensalada con los pistachos”.
La competencia pone a todos en su lugar
Mientras La Chepi despotricaba por su crema batida sin suerte y jugaba a ver a María O’Donnell como su enemiga, la periodista tenía sus propias preocupaciones: lograr una buena reducción de naranjas, jengibre y azúcar. Nadie posee la gloria comprada en el programa: ni la simpatía recurrente ni la personalidad más protocolar aseguran la contienda. Sólo resta puntos hablar de más y cocinar de menos.
“Cuando se les indica que sigan la receta, hagan caso”, suele decir Martitegui. Mensaje por elevación para Caniggia. “Yo creo que dos que andan muy bien son Claudia Fontán y Cande Vetrano”, dijo Sol Pérez una hora después de quedarse afuera, el domingo 28. Pero las reglas hacen girar las fichas de nuevo cada vez. El hacedor del mejor plato de la semana última puede ser eliminado el domingo siguiente.
Y, si O’Donnell se apoya en su seriedad, no olvida cómo jugar: mirando a los demás. El martes 30 De Santis le dijo “te faltó calcular más el volumen de tu preparado”, ella no discutió ni dio por perdida la partida. Sólo dijo “todo depende esta noche de cómo les vaya a los compañeros”.
Las polémicas efímeras y efectivas
¿Cuánto de preparación y cuánto de lenta cocción psicológica hay en las malas reacciones de los jugadores de MasterChef, una vez que los tres chefs dictaminan lo que ven, huelen y saborean con displacer? “No entiendo lo que quisiste hacer con tus costillas. La tarea del día era usar fruta tropical. Los sabores están mal administrados”, le dijo Martitegui a Daniel Aráoz, quien tiró leña al fuego: “Lo que dicen ustedes me suena agresivo y desagradable”.Play VideoVideo: Duro cruce entre Germán Martitegui y Andrea Rincón
Pero el peor “feroz cruce” fue el que habían tenido el lunes 29 el dueño del restorán Tegui y Andrea Rincón, por su menú fallido. “Te quejaste tanto de María O’Donnell cuando fue tu capitana, diciendo que no te ayudó, y hoy el destino te puso de capitana. No voy a decir nada más”, le marcó aquél. Donato acentuó: “Creo que estoy frente a uno de los peores platos de este certamen”.
Rincón se mordió los labios: “No juego a nada porque soy muy mala perdedora”. Martitegui sólo tuvo que agregar “bueno, vos lo dijiste, no sé de qué te reís”. Twitter no se lo dejó pasar: los apuntadores urgentes se alimentaron de la breve reacción de Rincón. ¿Estratégica, forzada o real?
Fuente: Clarín