El agua de la Albufera le tapa las piernas, hasta debajo de sus rodillas. Ella recoge arroz, rodeada por otras personas que hacen lo mismo. Él baja de su automóvil, avanza decidido hacia la orilla y, sin importarle estar vestido con un traje impecable, entra al agua hasta donde está ella. “Vengo a decirte que estoy profundamente enamorado de mi mujer”, le dice, y luego de una pausa intensa, agrega: “Y de ti también”.
Él es Álvaro Morte, bien conocido por estas latitudes como el Profesor de La casa de papel, y ella es Irene Arcos, quienes junto con Verónica Sánchez completan el trío protagónico de El embarcadero. Es la nueva serie española de Movistar TV que se estrena mañana, creada por Álex Pina y Esther Martínez Lobato, la dupla responsable de La casa de papel.
Se trata de un thriller romántico, con un primer capítulo antológico en el que Óscar, su protagonista, muere en forma extraña y, a partir de eso, se descubre que vive una doble vida: con su esposa, Alejandra, y su amante, Verónica. La estrecha relación que entablan ambas mujeres les cambiará la vida para siempre, luego de haber estado unidas sin conocerse por un hombre que las amó de manera superlativa.
“Planteamos una historia en la que un hombre se enamora de dos personas atrozmente de diferente manera, pero al mismo nivel. Y eso cambia bastantes patrones de seguridad. Creo que es una reflexión.
Cada vez que pasan los años, uno piensa que se pueden asumir mayores cosas en el terreno afectivo y sentimental. El poliamor parece más cercano a generaciones nuevas que a las nuestras, mucho más anquilosadas por la moral judeocristiana”, cuenta Pina. “Pensamos que no hubiera reproches, ni egoísmo, ni bajas pasiones. Que todo estuviera en un plano. El foco moral no está puesto donde se pone habitualmente. No hay culpables”, agrega su esposa, Esther Martínez Lobato.
Movistar TV invitó a recorrer los paisajes naturales donde se rodó El embarcadero, un paraíso que guarda el recuerdo de las crueles consecuencias de la Guerra Civil Española y hoy muestra el orgullo de sus gentiles habitantes, que, por aquel entonces, eran segregados por ser pobres.
Aquellos que veían la miniserie La barraca (1979), con Álvaro de Luna y Victoria Abril, se topaban con su historia trágica. Hoy, los arrozales tienen otro color y es el sitio que los creadores de El embarcadero eligieron para que transcurra buena parte de la serie. Allí, en lo salvaje y agreste, es donde Óscar desarrolla su historia de amor con Verónica, y, en contraposición, es en la hermosa Valencia donde vive un matrimonio tradicional aunque también amoroso con Alejandra.
“La serie dice que vivimos en una encrucijada. Estamos domesticados, pero por otro lado somos animales instintivos. Y al final todo eso cruza distintos impulsos. Está la ciudad domesticada y racional. Y por otro lado, la Albufera, que representa lo salvaje. El amor es instintivo. ¿Por qué elegir? Uno no elige entre los hijos, ¿entonces por qué en otras formas de amor hay que elegir? Esa es la duda. ¿Me pongo detrás de las normas sociales o me dejo llevar por el instinto”, reflexiona Lobato.
De todos modos, todo el elenco y sus creadores se apuran a aclarar que la propuesta no tiene un eje machista por ser un hombre con dos mujeres. “Es una persona que se enamora de dos personas. Es indistinto el sexo que pudieran tener”, aclara Pina. “Los personajes femeninos son muy poderosos. Mi personaje es una mujer que rompe con todo lo establecido. No tiene miedo y vive el amor de una manera libre. Eso aleja cualquier mirada machista. Ambas mujeres son las que mueven la acción de El embarcadero. Este es un thriller romántico que no habla de la infidelidad, sino del amor”, argumenta Irene Arcos, actriz de sólida trayectoria teatral que hace su primer gran protagónico televisivo. “Me costó crear a Óscar.
El Profesor tenía una carga externa en la constitución del personaje, con sus movimientos, sus tics, sus gestos. En el caso de Óscar, su constitución está basada en el torbellino emocional que le sucede por dentro. Tuve que hacer un esfuerzo por entender al personaje. Mis padres llevan juntos toda la vida, tuve esa educación, soy monógamo. Me costaba entender cómo podía estar enamorado de dos personas a la vez. Pero encontré la clave para entender al personaje: las quiere al mismo nivel, pero de manera distinta”, cuenta Morte.
A pesar del drama desencadenante, en El embarcadero hay muchos momentos de humor. Una de las virtudes de la serie es encontrar la gracia en situaciones trágicas. Y esos momentos suelen estar a cargo de Verónica Sánchez, que encarna a la viuda, y su madre, personificada por Cecilia Roth. “La serie mezcla pasado y presente, pero lo hace con una perfección emocional. Es mucho más complicado editar El embarcadero que en La casa de papel. En aquella trabajábamos con la tensión, acá con la emoción. No son fáciles de editar la emoción y la poesía. Por suerte, los personajes previsibles ya no son comunes en la TV de hoy en día”.
Fuente: La Nación.