Cuando sea grande: la serie UP, el «gran experimento televisivo del siglo XX»

MIRÁ LOS VIDEOS. La serie UP sigue a 14 británicos desde los 7 años de edad y refleja, cada siete años, los cambios en sus vidas y en la sociedad británica desde 1964; esta noche, Film and Arts estrena 63UP, la más reciente entrega de sus historias

A principios de los 60, el productor televisivo Tim Hewat reunió a 14 niños ingleses de distintos orígenes sociales para que hablaran sobre sus deseos para el futuro ante las cámaras. Hewat, quien había nacido en Australia, estaba impactado por lo que describía como la rigidez del sistema de clases inglés. «Dame un niño de siete años y te devolveré un hombre»: inspirado en esta frase atribuida a los jesuitas, puso en marcha un proyecto que terminaría abarcando casi 60 años. Para ello contó con la colaboración de Michael Apted, quien en ese entonces daba sus primeros pasos en la compañía de TV Granada Television. Sin tener en cuenta ningún método estadístico y basándose en la más pura intuición, Apted recorrió escuelas públicas, de elite y orfanatos en Londres, Liverpool y la zona rural del norte de Inglaterra,y le dio forma al grupo.

El documental, titulado 7UP, se emitió en la televisión británica en 1964 y fue un éxito. Desde entonces, cada siete años, Apted se reúne con los participantes para saber qué fue de sus vidas y los filma. El resultado fueron las secuelas 14UP, 21UP, 28UP, 35UP, 42UP, 49UP y 56UP. El lunes a las 22, el canal Film & Arts estrena la última temporada, 63UP, que se emitirá en tres capítulos a principios de cada semana.

Un mismo equipo durante décadas

Cuando se le pregunta cómo fue posible que la mayoría de los participantes hayan mantenido su compromiso con la serie durante casi 60 años – solo uno, Charles, quien curiosamente es documentalista, abandonó el proyecto después de 21UP– su productora, Claire Lewis, responde sin rodeos. «¿Querés la respuesta sincera? Porque yo estuve ahí», aseguró en entrevista con LA NACION desde Londres.

https://youtu.be/Ugw7hUoJ0C0

Si bien Apted se mudó en los años 70 a Estados Unidos, donde dirigió Gorilas en la niebla y la película de James Bond 007, el mundo no basta, el equipo de producción sigue siendo el mismo. El camarógrafo George Jesse Turner lo acompaña desde hace 42 años, casi el mismo tiempo que Lewis. «Michael (Apted) los conoce a todos desde los 7 años. Como vive y trabaja en Los Angeles, aparece cada siete años, les hace algunas preguntas para la película y luego desaparece completamente de sus vidas. Algunos tienen una relación interesante con él, otros una no muy buena», contó Lewis. Mientras que el director prefiere mantener la distancia con sus objetos de estudio, ella es invitada a sus cumpleaños familiares. «Soy la que los trata a diario. Tengo una relación muy fuerte con ellos, los conozco bastante bien. Para mí son como familia, como tener primos en algún lado», explicó la productora.

Lewis se sumó al equipo para 28UP, emitida en 1984. Recordó que como nadie se había mantenido en contacto con los participantes después de 21UP, hallarlos fue una tarea titánica. En particular a uno de ellos, Neil, a quien después de cuatro meses de búsqueda encontró en situación de calle vagando por los paisajes rurales de Escocia. «Michael y yo supimos desde el principio que este era un proyecto extraordinario, una pieza de historia social. Por eso nos comprometimos por seguir trabajando juntos. La única manera de que funcionara era mantener el equipo», aseguró.

En 2015, mientras la crítica se rendía ante Boyhood, de Richard Linklater, quien había filmado al joven Ellar Coltrane durante 12 años para su ficción, la periodista Mary Jo Murphy se preguntaba en The New York Times si, de ganar el Oscar, el director debía dárselo a Apted.

Niños con personalidad

En 1963, cuando se filmó 7UP, Tony, un niño travieso del barrio obrero de East End en Londres -el mismo en el que Jack el Destripador asesinaba mujeres a fines del siglo XIX y tenían su base en los 60 los gemelos mafiosos Ronnie y Reggie Kray-, contaba delante de la cámara con su acento cockney que de grande quería ser jockey. John, Andrew y Charles, de uniforme escolar reglamentario, afirmaban desde un colegio privado en el lujoso barrio de Kensington que estudiarían para ser abogados (John y Andrew incluso aseguraban leer The Financial Times). Suzy tomaba clases de ballet en una exclusiva escuela para niñas y se imaginaba casada y con dos hijos. Desde el East End, Jackie, Lynn y Sue también soñaban con un marido e hijos, y Lynn incluso con trabajar en la cadena de tiendas Woolworths.

Desde la granja de su padre en Yorkshire, el pequeño Nick quería «saber todo acerca de la luna y esas cosas». Bruce repetía con gesto adusto los ejercicios casi militares del internado privado al que asistía y anhelaba viajar como misionero a África «para enseñarle a la gente no civilizada a ser mejores». Desde un orfanato de Londres, el pequeño Paul preguntaba a cámara: «¿Qué significa universidad?», mientras su compañero Simon, el único niño con sangre afro del grupo, explicaba: «Antes de tener edad de trabajar, voy a andar por ahí viendo qué encuentro». Los amiguitos Peter y Neil, de un suburbio de clase media de Liverpool, soñaban con ser astronautas.

«Una de las cosas más interesantes de la serie es que podés seguir a una persona a lo largo de su vida y ver que la personalidad de la gente no cambia tanto. Alrededor de los 7 años ya está más o menos establecida. Los tímidos seguirán siendo tranquilos, y los más inquietos, ruidosos», señaló Lewis. «Tony es un buen ejemplo. Es exactamente la misma persona a lo largo de toda su vida. Le pasaron cosas, pero el núcleo de su personalidad sigue siendo el mismo. Por supuesto que hay una o dos excepciones. Neil es una de ellas», completó.

Claire Lewis, la productora de la serie desde 1984 y 28UP: "a esta altura ya son como mi familia", explica
Claire Lewis, la productora de la serie desde 1984 y 28UP: «a esta altura ya son como mi familia», explica

Un programa que dejó huella

El caso de Tony es paradigmático en varios aspectos. Cuando lo filmaron a los 14 años, había abandonado la secundaria y ya se entrenaba en un establo de caballos de carrera. Decía que, si no lograba ser jockey, manejaría un taxi. Cuando volvieron a dar con él a los 21, trabajaba como taxista. Más tarde hizo algunos bolos para televisión y cine. «A los chicos de la clase trabajadora, el programa les abrió una ventana a una vida de la que, de otra forma, no hubieran tenido idea. Tony es el ejemplo más claro. Una vez me dijo que creía que, si no hubiera estado en la serie, quizá hubiera terminado siendo un delincuente. Michael estaba convencido de que lo sería», recordó la productora.

«Creo que el programa no solo hizo que no terminara en la cárcel y estuviera orgulloso de sí mismo, sino que le aportó una idea distinta de lo que podía hacer de su vida. Quería ser actor. Hoy actúa», aseguró Lewis. También cree que Charles se hizo documentalista por haber estado en contacto desde edad temprana con un equipo de TV, aunque considera que el impacto fue menor en los niños de clase alta como él. «La mayoría siguió haciendo exactamente lo que iban a hacer. Fueron a universidades top, consiguieron los trabajos que querían, tuvieron dinero y familias», agregó.

Clase social y horizontes

Para 21UP, Nick, el chico de Yorkshire que quería saber cosas sobre la luna, estudiaba física en Oxford. Andrew y John, del colegio privado de Kensington, derecho en la universidad. El primero creía que el mayor bien que se podía legar a un hijo era una buena educación, mientras que el segundo lamentaba desde la tradicional Oxford que Inglaterra estaba siendo invadida por el «american way of life». Su amigo Charles no había entrado en Oxford, pero le gustaba estudiar Historia con jóvenes de orígenes distintos al suyo. Paul se había mudado a Australia y trabajaba como albañil, mientras que Simon, su compañero de orfanato, empacaba carne en un frigorífico.

Los protagonistas de la serie documental fueron elegidos específicamente para tratar de probar que el rígido sistema de clases británico dejaba muy poco lugar para la movilidad social ascendente
Los protagonistas de la serie documental fueron elegidos específicamente para tratar de probar que el rígido sistema de clases británico dejaba muy poco lugar para la movilidad social ascendente

Por su parte, el introvertido Bruce, que soñaba con ser misionero, estudiaba Matemáticas en Oxford (más tarde se iría a dar clases a niños pobres en Bangladesh), mientras que Peter y Neil se habían mudado de Liverpool a Londres. El primero estudiaba Historia, el segundo vivía como okupa y subsistía a base de changas. De las tres amiguitas del East End, Jackie y Lynn ya estaban casadas, aunque esta última no trabajaba en Woolworths, sino que había creado una biblioteca móvil para niños. Sue, que a los 14 ya había afirmado que quería hacer su vida antes de casarse, seguía soltera y trabajaba en una agencia de turismo. Suzy, de la exclusiva escuela para niñas, la había abandonado a los 16 para irse a París y estaba planificando un viaje a Australia. «Los chicos que venían de las clases más altas fueron los chicos que fueron a las universidades, tuvieron los mejores trabajos, y son los que terminaron manejando Inglaterra. A los otros les fue bastante bien, pero no controlan Inglaterra. Su clase social determinó completamente cómo terminaron», afirmó Lewis.

Sin embargo, hace una aclaración: como hijos de la posguerra, nacidos en 1954, se criaron en una Inglaterra próspera que les dio oportunidades. «Había dinero, había trabajo, había escuelas. Todo florecía. Incluso los chicos de orígenes muy humildes, como Tony, que era muy, muy pobre, tenían su casa subsidiada en el East End de Londres. Eran los más pobres entre los pobres, pero como la economía iba bien y había pleno empleo, todos pudieron ir a la escuela y acceder a trabajos. Los chicos así que nacen hoy en día no tienen ninguna chance. Ninguna. Es mucho peor», señaló.

Cerca de la jubilación

La última temporada, 63UP, que se estrenó en el Reino Unido en 2019 y llega a la Argentina este lunes, encuentra a los participantes cerca de la jubilación. La mayoría se casó y tuvo hijos, algunos se divorciaron y volvieron a formar pareja. Salvo unas pocas excepciones, parecen haber tenido vidas más o menos plenas a las que la tragedia no rozó de cerca.

Mientras que en 7UP las preguntas iban desde «¿Tenés novio/a?» hasta «¿Qué hacés en tu tiempo libre?» (esta y otras temporadas previas más se encuentran subtituladas al español en YouTube), en 63UP los participantes se sienten más inclinados a mirar hacia atrás y hacer balances. Muchos perdieron a sus padres. Comienzan a temerle a la vejez y a las enfermedades, y se preocupan por el futuro de sus hijos en un mundo cada vez más incierto. Andrew, por ejemplo, lamenta haberle dedicado demasiado tiempo a su carrera y no haber pasado más tiempo con sus hijos. Peter cree que la de sus hijos será la primera generación a la que le irá peor que a sus padres.

Cuando se filmó esta temporada, Apted ya bordeaba los 80. «Hacer 63Up fue completamente distinto porque, por primera vez, estaba claro que tanto los participantes como Michael estaban al mismo nivel. Michael ya tenía algunos problemas de memoria, y eso hizo que la película fuera más hermosa. Porque quizá antes algunos le tenían un poco de miedo, pero ahora ya no. Lo trataron literalmente como a un igual», contó la productora.

Críticas y reparos

Una de las críticas más frecuentes que recibe UP es que todos los niños elegidos, salvo Simon, eran blancos, y que los varones eran mayoría. «Hay que recordar que en 1963, Londres era así. La televisión, los diarios, las empresas eran manejadas por hombres. Las mujeres se quedaban en casa para cuidar a los chicos, no tenían trabajos, y si los tenían era de secretarias. Era un mundo completamente distinto, previo al feminismo. Ni se les ocurrió que deberían haber tenido un grupo equilibrado de mujeres y varones en el programa. No se les cruzó por la cabeza», explicó Lewis, quien agregó que por ese entonces tampoco era tan común ver minorías étnicas en Londres.

De hecho, la productora cree que parte de las virtudes de la serie original residen en que fue creada con espontaneidad. «Sé que es bastante impopular decir esto, pero cuanto más intentás un balance entre los chicos, menos representativo termina siendo», afirmó. «Si le preguntaras a Michael, te diría que no cree que sea posible hacer 7UP hoy. Las restricciones serían tantas, desde el tipo de chicos que deberías elegir, quién podría participar y quién no, que sería casi imposible. No habría manera de hacerlo bien».

Fuente: La Nación