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¿Joker está sobrevalorada o desvalorizada? ¿O le debemos todo a la importancia de un buen trailer?
Hay ciertos fenómenos comerciales que produce el entretenimiento en este siglo que se camuflan en “acontecimientos artísticos”. En verdad, no es que se camuflan, pareciera que la estrategia de marketing fuera exactamente ésa: transformar la mera novedad de un producto en un hecho artístico –y por ende social, cultural– extraordinario. El cine –y desde hace un tiempo las series– conocen este truco. ¿O de verdad eran necesarios 11 Oscars para Titanic? ¿Cuán probable es que Roger Waters haga 9 estadios en Buenos Aires por un disco popular, pero personal, oscuro y anacrónico como The Wall?
Heath Ledger, Joker versión 2008
Con Joker ha pasado algo semejante. Todos los que la querían ver, todos los que no la querían ver, todos los que la empezaron a querer ver luego del suceso comercial y la locura de la infinidad de comentarios, críticas, reseñas en los medios y sobre todo en las redes sociales, todos fueron o irán a verla.
Lo curioso es que antes de que la película saliera, ya tenía fanáticos que la esperaban con ansiedad. Mucha gente –entre los cuales me incluyo– la esperaba y se había fascinado con el trailer. Mucha gente fue a verla ya pensando que le iba a gustar, sobre todo ya queriendo que le fuera a gustar. Esa sugestión funcionó a las mil maravillas en el estreno y el primer momento. Pero bastó que alguien alzara la voz, aquí y allá, de que la película no era buena, para que todo se diera vuelta y empezaran a llover las críticas negativas.
César Romero, el Joker de la serie Batman de los años ’60.
Los dos fenómenos sugestivos, como en matemática, se cancelan mutuamente. La película no es tan buena, la película no es tan mala. No es más ni menos redundante y demagógica que muchas otras películas o series actuales, pero hay varias buenas escenas y tanto los mejores momentos de Joaquin Phoenix –que son varios– como todas y cada una de las escenas donde está Robert De Niro son memorables.
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¿Joker es un cómic, Joker no es un cómic?
El mayor conflicto narrativo, la mayor decisión que parece gravitar en Joker es si se va a hacer una película que le deba al cómic o una película realista que sorprenda en un final con esa impensada transformación del personaje.
Pero Joker no hace ni una cosa ni la otra, o se queda a mitad de camino de las dos. Para los fans o al menos los seguidores de las sagas de Batman, especialmente la última trilogía de Cristopher Nolan y las anteriores –fundamentalmente, las dos que filmó Tim Burton a comienzos de los años ‘90–, la expectativa era ver una película sola para el archivillano. En ese sentido, la película no decepciona.
Jack Nicholson y su Guasón de 1989.
Yo podría armar un box-set con la trilogía de Nolan y esta película. Como referencia, se ha hablado mucho del cine de los ‘70, de El rey de la comedia, pero no se habla de lo más evidente: Joker tiene una relación directa con la última saga de Batman, de la cual, el personaje más notable fue justamente el Guasón que interpretó Heath Ledger en 2008. El tono, el ambient de la Joker 2019 de Todd Phillips, filmada apenas 6 años después de la última Batman de aquella trilogía, es casi el mismo. Casi.
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¿Con cuál nos quedamos? ¿Con el guasón de Joaquin Phoenix, con el de Heath Ledger, con el de Jack Nicholson, con el de César Romero (el la serie televisiva Batman de los ‘60)?
Con el de Heath Ledger, por supuesto. Joaquin Phoenix no logra olvidarse que la cámara está prendida y que él está brillando delante de ella; le falta solo eso, apagar la cámara, el ojo en su cabeza.
Acatar el comentario de Lawrence Olivier a Dustin Hoffman frente a la exhibición de su método Actor’s Studio: “¿Y por qué no actuó?” Exactamente lo que hizo Ledger, y por eso compuso un Guasón extraordinario, incluso dentro de una notable saga y entre grandes actores (hay que recordar que en la serie de Nolan estaban Gary Oldman, Morgan Freeman, Michael Caine, Christian Bale). Pero vale la pena volver a ver a Jack Nicholson, y a esa otra Batman, de 1989, de Tim Burton. Jack Nicholson también está mejor que Joaquin Phoenix.
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¿Es Joker la verdadera historia del Guasón?
Los tres creadores del Guasón serían el creador de Batman, Bob Kane, y Bill Finger y Jerry Robinson, a partir no sólo del comodín-bufón de la baraja, sino de la notable influencia de la película expresionista The Man Who Laughs (El hombre que ríe, 1928), donde el personaje del mítico Conrad Veidt lleva una “Sonrisa de Glasgow” o una “Mueca de Chelsea” –hay varios nombres para referirse a esa boca tan particular–, es el corte desde la comisura de los labios hasta la oreja, lo que genera una cicatriz que remeda una sonrisa permanente. Justamente es en el Guasón de Ledger donde ese elemento es notorio.
“Dios cerró mis ojos para que sólo pueda ver al verdadero Gwynplaine”, dice la amada cuando en 1928 toca la boca del germen del futuro Guasón.
El miedo y los gritos alrededor de Joker son una artimaña, una distracción para que no miremos a la violencia real que está desgarrando a nuestros prójimos.
Michael Moore
CINEASTA
La película de Tim Burton recupera mucho de esta herencia expresionista alemana. Así como la película de 2019 recupera The Killing Joke, la novela gráfica de 1988 donde ya aparece un Guasón que hubiera querido no serlo, pero que el mundo, a la manera del tango, lo transforma en ese paria que el destino se empeñó en deshacer.
Efectivamente, respecto de esa versión, donde ya el Guasón era un ingeniero que quiere ser comediante y no tiene dinero y su mujer está embarazada, Todd Phillips ha dicho que su película tiene “un pie dentro y otro fuera del cómic”. Exactamente, sólo que lo que Phillips lee como virtud, es su defecto.
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¿Joker usa la protesta social, se burla de ella, la representa?
Dijo Michael Moore, el director de Bowling for Columbine y Fahrenheit 9/11: “El miedo y los gritos alrededor de Joker son una artimaña, una distracción para que no miremos a la violencia real que está desgarrando a nuestros prójimos. Los 30 millones de estadounidenses que no tienen seguro de salud es un acto de violencia”. Joker es un síntoma de la industria. Y como tal quiere dejar contentos a todos; pero en verdad sólo deja plenamente contentos a los recaudadores de la box office.
Formidable. Joaquin Phoenix, Guasón modelo 2019.
Porque el mensaje de “Maten a los ricos” y del payasesco pueblo que un día pasa a la acción, está liderado por un enfermo psiquiátrico, lo que le quita validez a la reivindicación de la protesta.
Entonces, por un lado se muestra lo terrible que puede ser la cúpula de la sociedad con sus bases, y lo razonable que puede ser su revuelta, pero si el líder es un pobre psicótico, eso también dice de las posibilidades ciertas de esa revuelta, y es todo un punto de vista ideológico sobre las posibilidades de la revuelta misma.
Mejor veamos Joker con Batman cerca, así el Guasón se ocupa de lo que en verdad siempre le ha dado su carácter y su gracia.
Fuente: Clarín