Ciertas cosas no se buscan, llegan solas. Javier Gómez Santander (36) escribió su novela El crimen del vendedor de tricotosas sin ambiciones. Ni siquiera tenía editorial. Había dejado su trabajo como conductor de TV de un programa político tras sufrir ataques de ansiedad y una depresión brutal. La editorial Planeta publicó la novela en 2015 y uno de sus lectores lo contactó y lo invitó a tomar un café en un bar de Madrid. Era Álex Pina, el creador de La casa de papel.
Fue un antes y un después para este periodista formado profesionalmente en Madrid… “Alex me sedujo como el Profesor con la banda de La casa de papel al hablarles del atraco. Cuando me propuso ser guionista de la historia no sólo le dije que no sabía escribir guiones. Le conté que nunca antes había visto uno. ‘No te preocupes por eso. Yo te enseño’, fue su respuesta. Y decidí intentarlo”.
Tras trabajar en varios medios ( Cadena Ser, La Sexta, Diario Público y El Mundo), ahora Gómez es guionista y Coordinador de guión de una serie que sólo en la primera semana de su tercera temporada fue vista por más de 34 millones de espectadores.
-¿Cuánto te sirvió ser periodista? -Mucho. Como periodistas sabemos que el primer párrafo es vital para enganchar al lector. Y como conductor te acostumbras al minuto a minuto, entonces entiendes qué temas interesan y cuáles no. Hacer periodismo y escribir guiones es lo mismo en algún sentido: buscamos seducir. La ficción o la literatura siempre cuenta los mismos temas: el amor, la muerte y algunos sentimientos más… Nuestro Departamento de Investigación hizo un trabajo fundamental en la serie. Hablamos con policías, accedimos a perfiles psicológicos de atracadores y escuchamos a especialistas de todo tipo, que por ejemplo nos ayudaron a entender cómo fundirían el oro nuestros actores.
-¿Cómo se logra, en una trama, que los espectadores terminen del lado de los ladrones? Que no quieran que los detengan, que compren sus caretas…
-La clave está en mostrarlos como sienten: su dolor, sus emociones. Una de las primeras cosas que mostramos de Palermo (Rodrigo De la Serna, actor argentino incorporado para la tercera temporada) es cuánto sintió la muerte de Berlín. El espectador siente lo mismo, percibe ese dolor. Humanizarlos hace que reaccionen positivamente, que conecten con ellos.
-¿Qué podés decir del proceso de escritura de la historia? Tanto desde lo individual como desde lo colectivo.
-Llevo casi dos años en el mundo de La casa de papel. Una de mis estrategias para tener la cabeza fresca es entrenarme. No hago ejercicio para bajar de peso, es para estar contento. El estado de ánimo influye mucho. Y desde lo grupal, una sala de guionistas funciona como la redacción de un diario. El trabajo en equipo es muy parecido. Todo lo hacemos hablando, porque las ideas pueden llegar frente al mar o caminando por la sala. Y cuando llegan es un momento mágico, de euforia. La sensación de familia que se percibe de la banda en la serie es la misma que nos une al equipo de guionistas. -¿Hay capítulos más difíciles de escribir?
-El primero siempre es especialmente difícil. Más que nada en la tercera temporada, donde el espectador se pregunta muchas cosas que en la primera, no. Ahora son millonarios, viven en el paraíso. Había que abrir con todo eso y encontrar un nuevo foco. Decidimos ir por lo emocional. “Se metieron con Río y tocaron a la familia”, fue el detonante. Tomamos esa decisión luego de escuchar a un grupo de espectadores. Les preguntamos qué era lo que más recordaban de las dos primeras temporadas y todos hablaban de cuestiones emocionales de nuestros protagonistas. Creo que habremos hecho 45 versiones del primer capítulo. Los últimos también son muy difíciles. Es hacer un cierre a todos los círculos y prometer que lo que viene es poderoso. Porque ya estamos trabajando en la cuarta temporada.
Fuente: Clarín