Este lunes, a las 22.15, eltrece puso en el aire ATAV 2, la tan esperada segunda temporada de Argentina, tierra de amor y venganza. Los 125 capítulos de la novela se grabaron el año pasado en los Estudios Baires de Don Torcuato, entre mayo y diciembre. Ambientada en los años 80, la historia de Lily Ann Martin y Claudio Lacelli se enfoca en la vuelta de la democracia, el flagelo del sida, la discriminación a los homosexuales y el surgimiento del teatro de revista.
“Es una noche muy especial para eltrece, para Polka, para los actores porque después de un año y medio el canal vuelve a tener una ficción con todo lo que esto representa. Es una gran apuesta y hace años que no me sentía tan emocionado”, dijo Adrián Suar en la presentación de la tira. Fue una noche de fiesta, risas y brindis porque el elenco volvió a reunirse después de meses de haber realizado la grabación del último capítulo, justo antes de la Navidad pasada. Las ausentes con aviso fueron Gloria Carra -que está trabajando en Brasil- y Julieta Díaz, que está en Uruguay.Ads by
Esta historia está conectada con la primera temporada de ATAV, que se emitió en 2019 y transcurría en los años ‘40 con la llegada de los inmigrantes a nuestro país, por el parentesco de cuatro de los personajes: Ana Pérez Moretti (Justina Bustos), que es la nieta de La Polaca (Eugenia Suárez) y Aldo Moretti (Gonzalo Heredia); Pedro Salvat (Rafa Ferro) y Antonio Salvat (Toni Gelabert), que son el hijo y el nieto, respectivamente, de Bruno Salvat (Albert Baró) y Lucia Morel (Delfina Chaves); y Horacio Hills (Juan Gil Navarro), que es el sobrino de Samuel Trauman (Fernán Miras). Y ahora la nueva trama promete reencuentros de los descendientes de las tres familias.
Traiciones, venganzas y pasiones
El elenco es numeroso y variado, con actores de larga trayectoria y jóvenes debutantes: Federico D’Elia, Federico Amador, Justina Bustos, Juan Gil Navarro, Gloria Carrá, Malena Solda, Tato Quattordio, el español Toni Gelabert, Andrea Rincón, Belén Chavanne, Nacho Di Marco, Alan Daicz, Virginia Lago, Matías Santoiani, Camila Mateos, Jessica Abouchain, Alejo García Pintos, Valeria Lois , Carla Pandolfi, Magela Zanotta, Santiago Talledo, Francisco Donovan, Rodrigo Raffetto, Eliam Pico, Alma Gandini, Jorge Di Lorenzo, Julieta Díaz, Rafael Ferro, Silvia Kutika, Darío Barassi, Martín Bossi, José María Listorti y Roberto Peña, entre otros.
La historia promete la búsqueda de la verdad y la justicia, traiciones, desilusiones, venganza, odios, pasiones y sobre todo mucho amor. Los Salvat vuelven del exilio y en una Buenos Aires convulsionada se reencuentran con los descendientes de los Moretti y de Trauman. Oriunda de Mar del Plata, Ana Pérez Moretti (Justina Bustos) se muda a Buenos Aires tras recibir una oferta de trabajo en un teatro de revista de la calle Corrientes. Para darle un futuro mejor a su hijo Tomi, que está enfermo, Ana acepta la propuesta de Horacio Hills (Juan Gil Navarro), sin dudarlo. Tiempo después descubre que ese hombre es el sobrino de Samuel Trauman (Fernán Mirás), quien explotó y le hizo la vida imposible a su abuela Raquel. Por otra parte, Antonio Salvat (Toni Gelabert) vuelve del exilio con su padre Pedro (Rafael Ferro) y se reencuentra con su mejor amigo, Segundo (Renato Quattordio), de quien está muy enamorado. Pero Segundo tiene planes de boda con Pilar (Camila Mateos) y esa desilusión amorosa lo impulsará a querer saber toda la verdad sobre el paradero de su madre desaparecida, interpretada por Julieta Díaz.
La emoción del regreso
Virginia Lago interpreta a una madre y abuela de Plaza de Mayo. “Mi personaje es muy hermoso y me inspiré en Estela de Carlotto, una mujer extraordinaria. No somos amigas, pero tengo cierta cercanía. Estoy feliz con la vuelta de la ficción nacional. Feliz por los actores, los escritores, los técnicos porque se respiraba un aire de tanta alegría. Volver a un estudio de televisión fue maravilloso. Hace años había grandes novelas, unitarios y a la gente le gusta que le cuenten cuentos”, le contó la actriz a LA NACION.
Justina Bustos tiene el desafío de interpretar a una vedette: “Mi personaje empieza tímidamente en el mundo del espectáculo, pero enseguida le pone el cuerpo a esta artista, se enamora y se da cuenta de que es una de sus pasiones. ATAV 2 es una buena razón para celebra es el reencuentro de la familia que se junta para ver la novela a la noche. Es una ficción que hace rememorar, reflexionar y enamorarse. Yo nací a finales de los 80, pero mi mamá y mi abuela me contaron mucho sobre esa época”.
Malena Solda y Matías Santoiani se reencontraron luego de veintidós años. “Compartimos escenas en Gasoleros y fue muy lindo vernos otra vez después de tanto tiempo. Redescubrí a Malena como actriz y como persona, y me ayudó mucho con este personaje, que es un coreógrafo. Volver a grabar me hizo acordar de muchas cosas que había vivido en Polka. La verdad es que los meses de grabaciones se me pasaron muy rápido. Empezamos en mayo y terminamos en diciembre y no fue un trabajo cansador. Es cierto que uno tiene otra edad, va con otras expectativas, preparado de otra manera. Antes quizá nos quejábamos de las muchas horas de grabaciones y ahora lo disfruto”, se sinceró Santoiani con LA NACION.
En tanto, Solda remarcó: “Salir al aire cuando la tira está terminada tiene sus ventajas porque si el personaje no funciona, enseguida te matan. Y acá pudimos seguir una línea hasta el final. Fue muy lindo trabajar sin esa presión. Claro que hay desventajas y una de ellas es no poder medir qué pasa en la gente. Mi personaje se llama Ethel y es la esposa del personaje de Juan (Gil Navarro), dramaturgo y director de la compañía de vedettes. Yo soy su mano derecha y productora, y trato de poner orden en ese caos que puede ser un teatro de revistas lleno de mujeres y plumas. ¡Porque hay cada tránsfuga!”.
Federico D’Elia y Juan Gil Navarro son dos de los malvados de la historia. D’Elia interpreta a un médico involucrado en la apropiación de bebés. “Es un malo vinculado a los militares que lamentablemente habla de nosotros y de nuestra historia. Lo veo y se me hace un nudo en el estómago. Tenía miedo de contarlo mal, pero los libros plantean las situaciones”, expresó el actor cuya última participación en una novela fue en 2015, en Esperanza mía. Además aseguró que vive como una fiesta esta vuelta de la ficción nacional: “Nos educaron viendo ficción al mediodía, a la tarde y a la noche. Tenías que elegir qué novela veías”.
La última vez que Juan Gil Navarro estuvo en una tira fue en 2018, en 100 días para enamorarse: “Parece que hablamos del siglo pasado. La idea era salir al aire con uno o dos meses grabados y resulta que ya la terminamos así que es una miniserie larga. Me da mucha alegría que en el medio de este año tan complicado haya algo que no le dinamite la cabeza a la gente antes de ir a dormir y los ponga en otro lugar, con las herramientas nobles de una ficción. No es lo mismo una ficción de Brasil, de Turquía o de Corea porque lo que hacemos acá tiene otro corazón”.
José María Listorti y Roberto Peña hacen una participación especial en la historia. “Hago del hermano de Andrea Rincón, y me van a ver a mediados de la novela. Fue muy divertido, me encantó porque nunca hice novelas y mi sueño es hacer una tira entera, de principio a fin. Amo que vuelva la ficción. Hace unos años la tele estaba plagada de novelas y las necesitamos. Yo creo que la va a romper, aunque hoy los números de rating son otros: cambió la manera de ver tele y por eso me parece injusto medir los números en vivo”, expresó Listorti.
Roberto Peña interpreta a Freddy, un capocómico. “En esa época tenían una forma de manejarse que hoy no está para nada bien vista. Es un momento en que cambia todo para bien y la balanza se inclina para donde debería. Lo que antes era normal, hoy hace ruido”, reflexionó al hablar con LA NACION.
Emocionado, Adrián Suar aseguró anoche que la gente le pedía que volviera la ficción nacional. “Volvemos a ver cosas nuestras, haga quien lo haga. La primera parte de ATAV nos llenó de alegría, fue una experiencia fantástica. Nos tomó un tiempo pensar en cuál era el segundo paso porque estábamos entre la década del ‘60, del ‘70 y decidimos dar un salto a los ‘80 con todo lo que significa, el final de la dictadura, la vuelta de la democracia, los hechos históricos. Fue un enorme esfuerzo hacer esta ficción”.
Fuente: Liliana Podestá, La Nación