Empieza la cuenta regresiva del Oscar 2021. Esta semana se votan los precandidatos en diversos rubros. El martes 9 se anuncian los resultados en las categorías Foreign Language y otras “menores”. El 15 de marzo, la lista definitiva de todos los candidatos. Y el 25 de abril es la gran ceremonia. En la categoría Mejor Film en Lengua Extranjera, nuestro país presenta “Los sonámbulos”, de Paula Hernández. Pero además, la Argentina participa como coproductora de los precandidatos de Bolivia (“Chaco”, de Diego Mondaca), Costa Rica (“Ceniza negra”, de la “argentica” Sofía Quirós Úbeda), Paraguay (“Matar a un muerto”, de Hugo Giménez) y Uruguay (“Alelí”, de Leticia Jorge).
“Vacío”, de Paul Venegas, Ecuador, tiene como coguionista al argentino Martín Salinas; las películas de Bolivia y Uruguay cuentan con Fabián Arenillas en el reparto, y otro actor argentino, de carrera ya internacional, Nahuel Pérez Biscayart, protagoniza la representante de Bielorrusia, “El profesor de persa”, de Vadim Perelman. Ambientada en la Segunda Guerra Mundial, Pérez Biscayart encarna a un judío que dice ser persa para salvarse del campo de concentración, pero todo se complica cuando un oficial nazi le pide que le enseñe su idioma. Y también está el director Héctor Babenco, cabalgando después de muerto como el Cid Campeador gracias al hermoso film de su viuda Bárbara Paz, “Babenco: Alguém tem que ouvir o coracao e dizer parou”, que Brasil eligió como su representante. Babenco no solo trabajó en la Argentina y Brasil (“Pixote”, “Carandirú”), sino también en EEUU (“El beso de la mujer araña”, “Ironweed”), no es un desconocido en el juego de los Oscar, y la película de Bárbara Paz es muy buena. Se trata de un documental, pero también otros cuatro países enviaron documentales, entre ellos “Collective”, sobre el Cromañón rumano.
En total participan 97 países, algunos por primera vez, como Sudán y Surinam. 37 están dirigidos por mujeres, y 48 tienen protagonistas femeninas. Pero Costa de Marfil puede dar la sorpresa con un elenco enteramente masculino, “Nuit des rois”, fábula dura y originalísima que transcurre en una cárcel. Hay muchos tapados, este año, y unos pocos autores veteranos: Andrei Konchalovski (“Dear Comrades!”, Rusia), Naomí Kawase (“Madres verdaderas”, Japón), Majid Majidi (“Los chicos del sol”, Irán), Thomas Vinterberg (“Otra ronda”, Dinamarca), el español Fernando Trueba (“El olvido que seremos”, Colombia) y la polaca Agniezka Holland (“Charlatán”, República Checa).
Lo de Konchalovski es singular: por primera vez Rusia acepta que se filme y se presente en el exterior un drama sobre las tremendas represiones que sufrió la clase obrera en el llamado Paraíso Comunista (en este caso, la masacre de Novocherkask, 1962). También las enviadas de Kazajistán, Ucrania y Uzbekistán denuncian los males del comunismo, sobre todo “Jilagan dala”, la estepa en lágrimas, de Marina Kunarova, que recuerda las crueldades y la gran hambruna que los bolcheviques impusieron a los kazajos (el comisario político era el mismo que comandó el asesinato del zar, su familia y sus allegados).
Argelia, Irlanda y otros países denuncian viejos sufrimientos. Palestina, en cambio, sorprende con la comedia de un pescador enamorado, “Gaza mon amour”, de los hermanos Nasser. En efecto, además de dramas, dramones, romances, poemas, andanzas de inmigrantes, una malaya de terror, el biopic de un médico dominicano (“Mis 500 locos”) y un thriller político coreano (“The Man Standing Next”), también hay comedias, como “El agente topo”, de Maite Alberdi; Chile, “Un búfalo en el aula”, de Bután (penurias de un maestro rural), y “El santo desconocido”, de Alaa Eddine Aliem, Marruecos, donde un ladrón perseguido por la policía esconde un bolso de dinero, se entrega, purga su condena, y cuando vuelve al escondite descubre que sobre el mismo han edificado una mezquita. ¿Cómo hará para recuperar su bolso? Difícil que esta película sea nominada, pero es de las pocas que, verdaderamente, dan ganas de ver.
Fuente: Ámbito