“El sexo es tabú”. El sexo, ¿es realmente un tabú? Sí, aunque no lo creamos, y en pleno siglo XXI, hablar de ciertas cosas sigue siendo un tanto vergonzoso e incómodo. En el extremo opuesto de este discurso se acumulan las fantasías de la ficción, que pocas veces se alinean con la realidad de la intimidad entre dos (o más) seres humanos. Como cualquier película, Buena suerte Leo Grande apunta al entretenimiento, pero también busca la reflexión sobre esos temas que pocas veces se enuncian en voz alta: sexo, deseo, placer y frustración, sobre todo, en la edad madura.
Nancy Stokes (Emma Thompson), maestra jubilada y viuda, espera ansiosa en una anónima habitación de hotel. Llaman a la puerta y frente a ella está Leo Grande (Daryl McCormack), el joven trabajador sexual que contrató para atravesar nuevas experiencias. Este primer encuentro no será el único, y aunque los servicios del acompañante no son nada baratos, la mujer está decidida a dejarse llevar por su encanto e iniciativa, tratando de alcanzar esa satisfacción que no logró durante su matrimonio. En el camino no solo hay buen sexo, también hay conversación, cambios en la dinámica de poder y una conexión que ninguno de los dos estaba esperando, aunque resulta muy bienvenida.
«Hay mucho que decir entre dos personajes que se encuentran para tener buen sexo, y mucho que no se puede expresar con palabras. Me encanta trabajar con el deseo, nuestros deseos y necesidades, la forma en que nuestros deseos compiten entre sí y la forma en que tratamos de rechazarlos o aceptarlos»
Directora Sophie Hyde
No hay edad para el placer
“Buena suerte Leo Grande es un recordatorio de que alguien improbable podría liberarte de tus propias limitaciones de una manera pequeña pero significativa. Y que la búsqueda de intimidad y conexión puede ser poderosa, valiente y necesaria”, asegura la directora Sophie Hyde, que logra sumergirnos en una historia simple e intimista, que casi nunca se aleja de las cuatro paredes de esa habitación de hotel.
Hay algo teatral y poderoso a lo largo de la película, sensaciones palpables y una honestidad pocas veces vista en la pantalla, sea del tamaño que sea. “Derriba un montón de mitos, en especial, aquel que sostiene que el mejor sexo se tiene de joven”, declaró la sexóloga Cecilia Ce durante un conversatorio que se llevó a cabo a principios de julio junto a la actriz Leonor Benedetto, moderado por Fabiana Scherer, periodista de La Nación. “Nos permite instalar temas que son definitivamente un tabú. En mi caso, debo confesar que en este momento me siento en la plenitud de mi vida. Ahora que dejé ser un objeto sexual y me valoran por todo lo que soy”, sumó la intérprete de Rosa… de lejos.
Para la directora y su guionista, Katy Brand, este tipo de relatos son vitales en un mundo actual tan dividido: “Nuestros cuerpos, nuestra vergüenza, nuestras malas comunicaciones, nuestras conexiones y frustraciones sexuales son divertidos, conmovedores y, a menudo, trágicos y, creo, anhelamos historias que nos reflejen, nos desafíen y nos permitan considerar cómo nos tratamos unos a otros”. En esa identificación con los personajes reside la clave para el éxito del film, despojado de los efectismos, golpes bajos y estereotipos que suelen adornar estas narrativas.
«Es muy interesante lo que aporta sobre la maternidad. Me parece una estafa lo que nos cuentan a las mujeres sobre lo que es ser mamá. No somos sacrosantas por parir un hijo. Es un gran aprendizaje y está muy bien que no dejemos de hacer lo que nos gusta en pos de cuidar la prole. Es una gran película que nos hace comprender la urgencia de comenzar a ver a la gente no como estereotipos, sino como personas»
Leonor Benedetto
Cuerpos (y deseos) reales
La naturalidad es la gran enemiga de Hollywood, siempre intentando vender una imagen hegemónica y perfecta cuando se trata de sus actores y actrices. La edad es otra cuestión a destacar, como si los ‘mayores’ no tuvieran historias interesantes para contar. “No estamos acostumbrados a ver ‘cuerpos no trabajados’ en la pantalla grande. Sabía que Nancy tendría un cuerpo normal, el cuerpo de una mujer de 62 años que ha tenido dos hijos”, declaró Emma Thompson durante la presentación de la película en el último Festival de Cine de Berlín.
La actriz, siempre con su honestidad brutal a flor de piel, habló de sus propias experiencias y lo difícil (y horrible) que resulta plantarse frente al espejo cuando “toda la vida nos han lavado el cerebro para odiar nuestros cuerpos. Es un hecho, todo lo que nos rodea nos recuerda lo imperfectas que somos y todo lo que está mal con nosotras”. Su Nancy no es diferente y, al final, encuentra placer y aprecio por su cuerpo, pero Thompson reconoce que ver su reflejo desnudo es una de las cosas más difíciles que tuvo que hacer, aunque también fue un gran catalizador para la aceptación.
El sexo –siempre con consentimiento– y el cuerpo son fundamentales en la película. Las realizadoras no romantizan el trabajo sexual, ni banalizan la relación entre estos dos extraños. “Lo sexy es la intimidad, la emoción, el tacto, las sensaciones, la forma en que alguien puede dejarte sin aliento y la realidad de dos cuerpos humanos alejados de los símbolos de lo que se supone que debemos pensar que es sexy, públicamente”, suma Hyde, y sabe que su acercamiento es novedoso.
Thompson entiende que “el placer femenino no se considera importante”, no es una prioridad en ninguna lista. De ahí el gran atractivo de Buena suerte Leo Grande: celebrar las reacciones y singularidades de estas dos personas que exploran su erotismo, respuestas que pueden ser tan divertidas como conmovedoras y excitantes.
Después de casi dos años de no haber podido disfrutar las producciones en la pantalla grande, Emma Thompson se apropia de los cines con un planteo introspectivo, común e hipnotizante para, una vez más, cautivar por completo a su audiencia.
Fuente: La Nación