La foto reciente, posteada por Brooke Shields en su cuenta de Instagram, la muestra radiante y compacta a los 54 años, caminando por una laguna y poniéndonos alerta de una efeméride próxima: en junio se cumplen 40 años de la película donde aquella nena de 14 años levantó una polvareda que hoy sería imposible de blanquear.
Esa película la expuso a tentaciones que ahora, tanto años después, nos invitan a decir «así luce ese encanto»… de nena, una que supo ser de las imágenes más perfectas y perturbadoras que tuvo los Estados Unidos en la década del ’80. Polémico revival.
Eran ella y Christopher Atkins. En 1980, la película marcó a fuego a toda una generación. La dirigía Randal Kleiser, el mismo de Grease, filme que catapultó a Olivia Newton-John y John Travolta. Se ve que el hombre tenía claro el rol de las parejas exitosas.
Ambos adolescentes, en La laguna azul hacían de primos que habían naufragado en una soñadora isla desierta. Diez y 12 años de ficción. Desde esa tierna infancia, y prácticamente en paños menores a lo largo de toda la cinta, ambos irán descubriendo la sexualidad.
Ella ya tenía sus apariciones -las tuvo desde que era una beba-. Para Atkins fue su debut absoluto. Su papel de risos de sol le valió la nominación a un Globo de Oro como «actor revelación». A los dos les costó mucho mantenerse. Cosas que pasan cuando él éxito llega demasiado temprano.
A él le ofrecían papeles por su físico y la perfecta parábola de su carrera se completó cuando llegó a ser tapa del la revista Play Girl. Hizo más gimnasio que Actor’s Studio. Hoy su carrera es una postal en sepia y se gana la vida organizado tours con su propia compañía de pesca.
De actor a pescador. Christopher Atkins dejó los sets, pero sigue cerca del agua. (Foto: Instagram)
¿Y ella? Ella aparecía sin ropa en la lagunita y alrededores. Kleiser, el director, dijo una y mil veces que los ratones que despertaba Brooke, en realidad debían adjudicarse a otro Lolita, refiriéndose a una presunta doble de la que nunca se supo su real existencia. «Mi preocupación era que mis pechos me parecían demasiado pequeños«, reconoció luego y hablando sin tapujos de la adolescente que fue.
Brooke Shields, a los 14, en «La laguna azul», la película que la disparó a la fama y que marcó su vida.
La foto madura de Instagram recibió una devolución acorde a lo que Brooke se mereció siempre: decenas, miles de likes y suelta de halagos. “Increíble”, «Sos hermosa» “Dios mío, ¿cómo hacés para lucir tan bien?”.
De Shields se sabe que entrena fuerte en un gimnasio de Nueva York. Su vientre es más duro que el acero. Su imagen es (fue y será) todo. «Desafiando la gravedad en el gimnasio hoy. Todavía siento cómo quema”, escribía hace poco en otra de sus vistosas publicaciones.
Fuente: Clarín