Audrey Hepburn , luciendo un largo vestido negro, con un café y una croissant en la mano, soñando frente a la vidriera de Tiffany’s. El nombre de la actriz evoca inmediatamente esa imagen, que permanece grabada en el imaginario de la cultura popular.
Cuando una actriz se convierte en un ícono de la historia del cine y del estilo, como sucedió con ella, es fácil perder de vista los motivos por los cuales alcanzó ese estatus. Encanto y elegancia que van más allá de lo superficial y un talento para interpretar personajes que saben encubrir su sufrimiento con belleza y sentido del humor.
Acercarse a la filmografía de Hepburn es adentrarse en el mundo mágico que el Hollywood clásico construyó, pero también ver cómo los mejores intérpretes, guionistas y directores tenían mucho para decir sobre el comportamiento humano, verdades que se traficaban envueltas en glamour. Para disfrutar de las películas de Audrey, entender cómo se convirtió en un ícono y por qué es un mucho más que eso, aquí van seis recomendaciones disponibles en streaming (y una yapa).
1. Muñequita de lujo (1961)
Con ese título poco feliz se estrenó en la Argentina Breakfast at Tiffany’s , su película más famosa y la que la consagró como ícono de estilo. La narrativa glamorosa aplicada a una vida complicada está establecida desde la imagen inicial: una madrugada en la Quinta Avenida neoyorquina casi vacía, con Audrey como Holly Golightly, enfundada en un vestido negro diseñado por Hubert de Givenchy (de quien la actriz fue musa), con guantes largos, anteojos negros y una tiara. Bastante alejado de la nouvelle de Truman Capote , el film dirigido por Blake Edwards se parece a su propia protagonista: carga una oscuridad recubierta por encanto, humor y estilo. Holly vive del dinero de los hombres: Capote decía que era como una «geisha norteamericana», pero no quiere enamorarse. Detesta los compromisos, al punto de no ponerle nombre a su gato. Todo empieza a tambalear cuando conoce a Paul, interpretado por George Peppard, un escritor que también usa sus encantos para ser mantenido por una mujer rica y casada. Ahí es donde la película se entrega a la comedia romántica hollywoodense, con fe ciega en el amor y acompañada por la melodía de «Moon River», la inolvidable canción de Henry Mancini (quien compuso toda la fabulosa banda de sonido de la película). Una advertencia: hay un personaje japonés interpretado por Mickey Rooney que resulta un estereotipo racista vergonzoso, pero basta con ignorar su existencia para disfrutar de la película. Disponible en Qubit, Apple TV y YouTube.
La princesa que quería vivir, junto a Gregory Peck, a las órdenes de William Wyler Fuente: Archivo
2. La princesa que quería vivir (1953)
La fantasía de un integrante de la realeza que quiere experimentar la vida «de la gente común» existe desde mucho antes de que Megan y Harry se apartaran de sus deberes reales en Inglaterra. En este romántico y divertido film, dirigido con elegancia por William Wyler, la princesa Anna se escapa y pasa un día en Roma con un periodista que intenta conseguir una exclusiva con ella, por la que le pagarían una pequeña fortuna. A pesar de que ambos están mintiendo acerca de sus intenciones, el romance es inevitable. Una jovencísima Hepburn despliega todo su encanto paseando por escenarios romanos reales junto a Gregory Peck. Esta película catapultó a la actriz nacida como Audrey Kathleen Ruston el 4 de mayo de 1929 en Ixelles, Bélgica a la fama internacional y le valió un Oscar de su carrera (tras su muerte, la Academia le otorgó un premio especial por su trabajo humanitario). Ya en La princesa que quería vivir , Audrey se somete al primero de los muchos makeovers por los que pasó en la pantalla. Con un drástico corte de pelo, zapatos sin taco y un par de arreglitos en su blusa y falda, pasa de princesa aburrida a joven a la moda. Su look tuvo un rol central en su carrera, pero esto no quiere decir que el atractivo de la actriz fuese superficial. Audrey creó un estilo que tenía que ver con una nueva forma de ser una mujer elegante, todavía atada a muchas reglas pero que se liberaba de algunas y proponía una pequeña revolución. Disponible en Qubit, Apple TV y YouTube.
3. Sabrina (1954)
Si hablamos de cambios de look y de lo que significaron en la carrera de Hepburn, Sabrina es una pieza clave. En la comedia romántica dirigida por Billy Wilder , el viaje a París de la protagonista y su posterior regreso convertida en una joven sofisticada constituyen el primer giro de la trama. Fue en esta película en la que comenzó la colaboración entre la actriz y Hubert de Givenchy, quien diseñó vestidos soñados para la protagonista (en especial, uno color negro con el que se la puede ver en el póster y que anticipaba al de Muñequita de lujo ). Audrey está perfecta en este papel, la joven hija del chofer de la multimillonaria familia Larrabee que se convierte en una mujer de gustos elegantes y capaz de decidir sobre su propia vida. La nota discordante es la extraña elección de Humphrey Bogart como Linus, el aburrido hombre de negocios que intentará seducirla para evitar que sea la tercera en discordia en el casamiento de su hermano David ( William Holden) con la heredera de una empresa la que quiere hacer una fusión. La pareja Hepburn-Holden funciona un poco mejor en pantalla y parece que mejor aún fuera de ella . Más allá del brillo de Audrey y de las diferentes químicas con sus compañeros de elenco, Sabrina tiene el inconfundible sello Wilder en un humor expresado exquisitamente en los diálogos y en la puesta en escena. Disponible en Qubit, Apple TV y YouTube
Mi bella dama, la versión del musical, donde su voz fue doblada pese a las protestas de la actriz Fuente: Archivo
4. Mi bella dama (1964)
La transformación en Mi bella dama implica mucho más que cambios de vestuario y peinado -aquí el diseño de producción estuvo a cargo nada menos que del fotógrafo Cecil Beaton – para lo cual George Cukor, el director «especialista en actrices», supo cómo aprovechar el talento de su protagonista. Esta adaptación musical de la obra Pigmalión , de George Bernard Shaw, se centra en una vendedora de flores con marcado acento cockney que es entrenada por un profesor de fonética para ganar una apuesta que éste trabó con un amigo: será capaz de hacerla pasar por una mujer de la aristocracia en corto tiempo. El musical de Alan Jay Lerner y Frederick Loewe había sido un gran éxito en Broadway con Julie Andrews en el rol de Eliza Doolittle, pero Jack Warner quiso a Hepburn para la versión cinematográfica, acompañada por Rex Harrison , repitiendo su papel del profesor Higgins. La voz de Hepburn no fue considerada suficientemente potente para entonar las canciones de Mi bella dama y finalmente fue doblada por la cantante Marni Nixon en los números musicales. Esto enfureció a la actriz, quien sí había cantado en el fastuoso musical sobre moda La cenicienta en París , el cual protagonizó junto con Fred Astaire . También había interpretado ella misma una versión muy evocativa de «Moon River» en una de las escenas más hermosas de Muñequita de lujo . Disponible en Qubit.TV
Espera la oscuridad, un thriller espeluznante y un rol atípico en la carrera de Hepburn, por el que recibió una nueva nominación al Oscar Fuente: Archivo
5. Espera la oscuridad (1967)
Este thriller dirigido por Terence Young, basado en una obra de teatro de Frederick Knott, le dio a Hepburn la posibilidad de trabajar en un tono cercano al terror. Quienes crean que la actriz no es más que una figura bonita que se hizo famosa por su elegancia la verán aquí con otros ojos. Audrey lleva el mayor peso de la acción en esta historia sobre una mujer ciega que es acosada en su departamento por tres hombres que buscan una muñeca que cayó por azar en su poder. La actriz no sólo tiene que enfrentar la complejidad de encarnar a una persona que quedó ciega recientemente en un accidente sino que además su interpretación es clave para construir el clima de tensión creciente de la película. A pesar de ser muy distinto a sus papeles más famosos en comedias románticas, Hepburn le otorga a este rol un encanto y sentido del humor que son la marca de todos sus trabajos. Incluso en lo que respecta a su look, Audrey mantiene el glamour aún con uno de los vestuarios más sencillos de su carrera. Pero lo principal es su actuación y la de sus compañeros de elenco, en especial Richard Crenna y Alan Arkin, la sobresaliente música de Henry Mancini y la última escena, que es una clase magistral en la construcción de la tensión en la pantalla. Disponible en Qubit y Apple TV
En Charada, de Stanley Donen, junto a Cary Grant y en París Fuente: Archivo
6. Charada (1963)
La lista de directores con los que trabajó Hepburn construye un quién es quién del Hollywood clásico: Billy Wilder, George Cukor, William Wyler, Blake Edwards, Fred Zinneman, King Vidor, John Huston, Stanley Donen y hasta Steven Spielberg. El gran cineasta con quien no pudo colaborar en su carrera fue Alfred Hitchcock, aunque estuvo involucrada en un proyecto que quedó en la nada y es divertido imaginar lo que podría haber resultado de esa asociación. Como consuelo existe este thriller romántico y elegante, muy al estilo Hitchcock aunque sin su maestría, en el que Hepburn actúa junto con uno de los actores fetiche del director: Cary Grant . Dejando de lado la importante diferencia de edad entre los protagonistas, una situación repetida para la actriz en toda su carrera, la unión en pantalla de estos representantes europeos del glamour fabricado por Hollywood es un hito de la historia del cine. Más allá de sus debilidades, que las tiene -a pesar de la sólida dirección de Stanley Donen- Charada está repleta de encanto y descubrirla o volver a verla siempre es una buena idea. Disponible en Flow, Apple TV y YouTube
La yapa: They All Laughed (1981)
En uno de sus últimos papeles, Hepburn despliega su encanto y talento en la comedia romántica coral They All Laughed , de Peter Bogdanovich . Vale la pena ver a Hepburn radiante en su madurez pero, lamentablemente, es muy difícil de encontrar en streaming y sólo hay una versión en inglés que se puede ver gratis en YouTube.
Fuente: María Fernanda Mugica, La Nación