Mediados de los 80: allí se sitúan los primeros pasos a lo grande de Tom Hanks en Hollywood, uno de algunas participaciones menores, de escasos segundos en pantalla. Quisiera ser grande, Socios y sabuesos, Despedida de soltero y Amigos del almafueron solo algunos de los filmes -en clave de comedia- que lo colocaron en lo más alto. La lista es interminable. Y continúa en los 90, cuando por su labor dramática en Philadephiaganó su primer Oscar como mejor actor. Un año más tarde (1994) protagonizó Forrest Gump, que le valdría su segunda estatuilla consecutiva. Lo que vino fue Appolo y Tienes un e-mail, entre otros trabajos.
Con el ingreso al siglo XXI, y cuando parecía que ya se había visto todo de su carrera interpretativa, se llevó todos los laureles por El Náufrago, la película que devolvió a Hanks a las grandes ligas. En gran parte de la trama no contó con interlocutores -apenas una pelota de vóley, la recordada Wilson-, lo que provocó la aclamación por igual del público y la crítica.
Sin embargo, como si en verdad se tratara de las dos máscaras del teatro -la que llora y la que ríe, el drama y la comedia- esa película dejó al descubierto el complejo pasado de Hanks. El Náufrago trata sobre la vida de un hombre que queda varado en una isla desierta. Además de sobrevivir y encontrar la forma de regresar a su hogar, debe lidiar con la soledad absoluta, buscando no perder la cordura. “Cuando me hicieron llegar el guion pensé que me habían elegido por mi infancia”, se sinceró el actor.
Vida nómade
Hanks nació el 9 de julio de 1965 en California, Estados Unidos. Su mamá, Janet Marylyn, era enfermera y su papá, Mefford Hanks, cocinero. De cuatro varones, Tom fue el tercero; la familia unida se terminó a las pocas semanas de que naciera el hermano menor. “Mis padres fueron pioneros de la ley de disolución de matrimonio en el estado de California. Su matrimonio duró 11 años en ese período se dieron cuenta de que no tenían absolutamente nada en común y se separaron”, contó el actor en una entrevista con la BBC.
Luego de la ruptura, su mamá no podía mantenerlos. Los tres mayores se mudaron con su padre, quedando el más chico -recién nacido- a cuidado de su madre. Al poco tiempo el hombre comenzó una relación con una camarera de California. La relación duró poco, y enseguida llegó otra mujer a la nueva casa. “Nunca fuimos víctimas de ningún abuso físico, pero estábamos confundidos porque nadie nunca nos explicó nada de lo que estaba pasando”, explicó Hanks, remarcando que en un periodo de cinco años se mudaron 10 veces, conviviendo con dos madrastras.
La circunstancia de ir de un lado hacia el otro tenía que ver con el trabajo de su padre, quien no conseguía estabilidad laboral. Con el hombre afuera de la casa casi todo el día, los tres hermanos prácticamente se criaron solos. Vivieron inmersos en una soledad de la que no les resultaría tan fácil salir, sobre todo a Tom, quien terminaría siendo un chico vagabundo, criado con las reglas de la calle: “Fue la libertad de disponer de mi existencia como quisiera. Nadie me ponía reglas”.
En la etapa escolar, con apenas 15 años, empezó a explorar su faceta como actor, abriendo puertas que le costaría cerrar. Y es que arrancó entonces con un trabajo interno que lo trasladaría a sus primeros años de su vida. Esto hizo que los tormentos por sus padecimientos se volvieran recurrentes.
Tom Hanks y su esposa, Rita Wilson
Sin embargo, fue esa misma vocación la que le permitiría salir adelante: “Cuando empecé a actuar encontré el vocabulario de la soledad. Yo no encontraba ese vocabulario. A los 20 años lo comprendí del todo, cuando alguien me dijo que si quería ser actor tenía que entender que las grandes obras tratan sobre la soledad. Y como yo viví todo eso, pensé: ‘Eso es lo que me ha traído hasta aquí’”.
Tom Hanks sostiene que fue su segunda esposa -la actriz Rita Wilson, con quien tiene dos hijos- la que le permitiría dejar atrás aquella problemática de una vez por todas. “A los 27 años (al conocer a Rita) finalmente me di cuenta de que había experimentado muchos compromisos amargos y que los había logrado superar, y que las cosas que tenían que haberme destruido, no me destruyeron”.
“Y al final, terminás encontrando a esa otra persona con quien piensas: ‘Ella sí me entiende’. Lo que sentí cuando conocí a mi esposa fue: ‘Creo que nunca más me sentiré solo’”, se sinceró el actor, describiendo cómo logró darle un cierre definitivo a aquellos años amargos. Para Tom, Wilson terminaría siendo su puerto seguro, su tierra firme. Porque fue Rita quien lo puso a salvo de la soledad. Y así, menudo -y justo- homenaje le haría en aquel interlocutor de El Náufrago. Patrocinadores al margen.
Fuente: Infobae