Mientras atraviesa su tercera semana en la cartelera con un sostenido poder de convocatoria, Argentina, 1985 se afirma día a día con mayor fuerza como la expresión de un fenómeno social y cultural que va mucho más allá de su identidad originaria.
De un lado aparecen los números concretos de un éxito masivo que proyecta, para cuando lleguemos al jueves 21, cifras muy probablemente cercanas al millón de espectadores. Sería en ese caso la primera producción nacional estrenada en los cines de nuestro país desde la aparición de la pandemia en alcanzar esta marca, después de convertirse en el más taquillero de todos los estrenos locales de este año. Con las entradas vendidas durante este este fin de semana, se descuenta que Argentina, 1985 alcanzará ese lugar superando a los 776.185 tickets vendidos hasta ahora por 30 noches con mi ex.
Argentina 1985 – Tráiler
Hay que estar atento a estos datos, porque a partir de ese mismo y próximo jueves, la película va a estar disponible en la plataforma Amazon Prime Video en todo el mundo y el modo más rápido y difundido de verla ya no será en una sala de cine. Pero la venta de entradas de estas tres semanas en las salas locales aseguran la continuidad de las proyecciones en pantalla grande, al menos en nuestro país, mucho más allá de la posibilidad de verla al mismo tiempo en streaming. En ese sentido, se cree que seguirá en buena parte de los complejos y salas del circuito independiente que actualmente la exhiben al menos hasta mediados de noviembre.
Del otro, mientras tanto, empiezan a crecer alrededor de la película otras manifestaciones propias de una película ya largamente convertida en un gran acontecimiento. Sobre todo los debates históricos, políticos y sociales estimulados desde un relato de ficción inspirado en el Juicio a las Juntas de 1985, con personajes reales como el fiscal Julio Strassera y su adjunto Luis Moreno Ocampo como protagonistas. Hay muchos más.
Desde su estreno en los cines el 29 de septiembre, los cines que exhiben Argentina, 1985 se poblaron de espectadores ansiosos no solo por ver una película, sino por ser parte de una o varias conversaciones relacionadas con los hechos a los que se alude en su trama. El film dirigido por Santiago Mitre devolvió a los cines a una considerable franja de público que desde la aparición del Covid-19 había decidido voluntariamente dejar de vivir esa experiencia. El temor al contagio alentó un persistente cambio de hábitos que la llegada de Argentina, 1985 interrumpió por primera vez.
“El público argentino llevaba mucho tiempo sin tener un éxito masivo de esta escala, que hoy aparece como un fenómeno impredecible. El efecto en los números es mucho mayor al de una película que funciona bien en la taquilla”, admite ante LA NACION Axel Kuschevatzky, uno de los productores de la película.
Pero además de convocar de manera muy amplia a espectadores antes remisos y ahora más dispuestos a llenar las salas para reencontrarse a través de la película con una historia que vivieron o de la que fueron testigos presenciales, Argentina, 1985 también logró interpelar a las generaciones más jóvenes, que acudieron en masa, por ejemplo, a las funciones de trasnoche realizadas durante todo el fin de semana largo.
Kuschevatzky recordó que por primera vez una campaña de marketing previa al estreno de una película de este tipo llegó también a espacios virtuales como la red Tik Tok. “Pudimos enterarnos por ejemplo a partir de esa campaña dirigida a menores de 25 años que muchos nunca habían entrado a un cine para ver una película argentina”, ejemplificó.
El interés por ver Argentina, 1985 y participar de los debates (algunos muy encendidos) que ocupan las redes sociales y otros espacios menos virtuales empieza a extenderse a otros andariveles. Esta es la gran novedad de los últimos días: el creciente interés por promover, estimular y ampliar los espacios institucionales para la discusión de la película. El alumnado del colegio Lenguas Vivas, por ejemplo, verá este martes por la mañana la película en pantalla grande y la debatirá luego en las aulas. En la distribuidora de Argentina, 1985 cuentan que en los últimos días hubo al menos otras diez solicitudes en ese mismo sentido.
Las funciones no son gratuitas. Tienen un costo para el establecimiento y para quienes la ven, aunque a un precio sensiblemente menor al de cualquier función comercial. El costo promedio de una entrada para ver Argentina, 1985 en los cines de nuestro país es de 680 pesos. En el Gaumont, que forma parte de los espacios Incaa, se puede ver desde el jueves a 90 pesos por entrada. Y ese valor se reduce a la mitad en el caso de funciones especiales alentadas para el debate estudiantil.
En la provincia de Mendoza también habrá que salir a buscar fondos para garantizar muchas proyecciones futuras de Argentina, 1985 en el ámbito escolar. El Senado de esa provincia acaba de aprobar por unanimidad un proyecto del oficialismo local (manejado por el radicalismo) para que la película se exhiba en todos los colegios secundarios de la geografía mendocina. “Los jóvenes tendrán la oportunidad de conocer y debetir en las aulas de sus escuelas con libertad y sin miedo”, señaló la senadora provincial Natacha Eisenchlas, una de las autoras del proyecto que, según todos los pronósticos, encontrará el mismo eco y un respaldo similar en la Cámara de Diputados. Las funciones para estudiantes llegarán seguramente cuando la película baje de cartel, pero a menos que los dueños de la propiedad intelectual del film cedan los derechos desde un espíritu educativo, proyectarla en las aulas también tendrá un costo.
Lo mismo ocurre con algunas e exhibiciones especiales que empiezan a configurarse a partir de iniciativas relacionadas con sectores políticos. Ya hubo funciones “gratuitas” en salas municipales de Quilmes y de Morón con entradas previamente adquiridas por sus respectivos municipios. Y se anuncia al mismo tiempo, por ejemplo, para el 17 de octubre una exhibición especial con la presencia del senador Martín Lousteau, el diputado Martín Tetaz y el exjuez Ricardo Gil Lavedra, uno de los integrantes de la Cámara Federal que juzgó a las cúpulas de la última dictadura militar en 1985. Esta iniciativa que congrega a figuras destacadas del radicalismo adquiere relevancia a partir de algunas críticas públicas que Gil Lavedra hizo a la película.
“Me parece muy bueno que la película suscite otras discusiones, pero a la vez me parece extraño que la forma que toman algunas de ellas sean de reproche hacia la película, que en definitiva no es otra cosa que una película”, afirmó a LA NACION Mariano Llinás, que escribió el guion de Argentina, 1985 junto a Santiago Mitre.
A Llinás le pareció “perfectamente comprensible” que Gil Lavedra manifieste sus objeciones “porque la película lo muestra a él y también muestra las cosas que él hizo” durante el juicio. Pero a la vez dijo que tiene sensaciones bastante ambiguas frente a este tipo de reacciones.
“La película –señaló Llinás- abre discusiones y le da la posibilidad a un montón de personas de poner en juego recuerdos personales o análisis que de otra manera quizás no hubiesen existido. Pero a veces la gente lo hace criticando la película como si entendiera que un film debe tener la visión completa y enciclopédica de un acontecimiento o como una especie de Aleph en donde todo está registrado”.
Llinás recordó también que Argentina, 1985 empezó a concebirse hace más de cinco años, se filmó durante la pandemia y atravesó, en el largo y complicado desarrollo de su producción, varias circunstancias sociopolíticas diferentes: “Era imposible prever en qué momento se iba a encontrar la Argentina cuando la película se estrenara. Y parece haber caído en un momento muy particular, en medio de cuestiones relacionadas con la institucionalidad y la democracia”.
La memoria se mezcla en ese sentido con la realidad. La reacción del público es muy elocuente y se repite en cada función, como pudo comprobarlo el autor de estas líneas como testigo de una de ellas durante el último fin de semana largo en una sala del Multiplex Belgrano, convertido casi todos los días desde el estreno de Argentina, 1985 en el complejo con más butacas ocupadas de todo el país.
Allí, dos momentos muy precisos de la película suscitan aplausos espontáneos en la sala. Primero, cuando Ricardo Darín, quien personifica a Strassera, cierra la lectura completa del alegato que acompaña a la acusación con el “Nunca más” que ya forma parte de la historia. Y segundo, cuando la película concluye y comienzan a desfilar los créditos finales con imágenes reales de la época y del propio juicio.
Llinás celebró que una expresión como el “Nunca más” conserve hasta hoy “su poder de conmocionar al público como el primer día, o tal vez más”. Y también que la película no haya quedado atrapada por los “temas de la contingencia” como el atentado contra Cristina Kirchner, los actuales procesos judiciales contra la vicepresidenta y las tensiones entre kirchneristas y macristas.
Pero a la vez reconoció que la película activó inesperados debates que excedieron con creces una dimensión meramente cinematográfica. “Hay algo que la película tocó en relación con la sociedad y yo, al menos, no imaginé que iba a hacerlo con tanta intensidad, de manera tan enérgica y ferviente. Sabía que estaba llamada a protagonizar un debate público pero nunca pensé, y creo que nadie lo hizo, que lo iba a hacer con semejante vigor”, afirmó.
Esa expectativa también aparece más allá de nuestras fronteras. Después de la repercusión inicial alcanzada en los festivales de Venecia y San Sebastián (donde se alzó con el premio del público), Argentina, 1985 siguió su camino de proyección internacional en el Festival de Londres, el más importante del año en su tipo dentro del Reino Unido, que concluye hoy con el anuncio de los premios de la sección competitiva. La película de Santiago Mitre forma parte de ella y la semana pasada el propio realizador, Darín y Peter Lanzani (que personifica a Moreno Ocampo) acompañaron allí esa presentación. La atención, por lo tanto, estará puesta durante toda la jornada de hoy en la capital del Reino Unido.
En la última semana, Argentina, 1985 fue la más vista en los cines de Uruguay y extendió su presencia en pantalla grande a otras plazas de nuestro continente: Chile, Bolivia, Perú, Paraguay, Colombia y Ecuador. A la vez mantiene una buena repercusión en salas independientes de España, acaba de estrenarse en varios complejos de México y en el prestigioso TIFF Bell Lightbox (sede del Festival de Toronto), y mientras tanto sigue en cartel en varias ciudades de Estados Unidos, como Miami, Nueva York, Washington y Los Angeles.
Por la capital del entretenimiento pasaron en los últimos días Mitre y Darín, presentes en varios encuentros y proyecciones pensadas como parte de la campaña que llevan adelante todas las películas que forman parte de la competencia por el Oscar a la mejor película internacional. Este año, Argentina, 1985 no solo es la representante de nuestro país en esa carrera. También, según las primeras evaluaciones de varios influyentes medios internacionales, ocupa hoy un lugar expectante entre las potenciales candidatas a ocupar un lugar en la primera lista de 15 títulos finalistas que la Academia de Hollywood anunciará oficialmente el 21 de diciembre próximo.
Fuente: Marcelo Stiletano, La Nación