Son muy pocas las personas que no necesitan presentación porque los conocen en todo el país. A muy pocos, además, el nombre a secas los identifica y no necesitan tampoco apellido. Araceli. Icónica modelo de los años 80 y los 90, protagonista de telenovelas también icónicas y de publicidades inolvidables, imagen de las marcas más importantes y dueña de una historia en los medios larguísima, inabarcable, eterna. Estos últimos años Araceli sorprendió con su perfil emprendedor: presentó una línea de cosmética y cuidado de la piel, empezó con un par de labiales, como jugando, y no paró nunca de crecer.
– ¿Eso lo hago bastante en la vida, viste? Soy de dar un giro 360, a veces uno 180 según la situación, pero esto fue una decisión que venía trabajando hace años. Vos me conocés hace mucho. Tenía ganas de en algún momento liberar la presión y salir un poco de la zona en la que estaba desde hace muchos años y hacer mi propia marca.
– La última tira fue en 2016, “Los ricos no piden permiso”. ¿Esto es un largo paréntesis o es una despedida?
– No quiero decir que es una despedida, la vida dirá si es una despedida, en este momento no es lo que elijo. Elijo este camino que estoy haciendo, que es arduo, que empezó en el 2020 con inquietudes anteriores, con cosas que fueron modificando lo que yo quería para mi futuro. Tengo muy claro lo que quiero para mi futuro, lo tengo armadito, estoy trabajando para eso.
– Hay un antecedente en relación a este emprendimiento. Hemos compartido campañas de una marca francesa importantísima durante años. O sea que vos ya tenías además como modelo, pero también durante toda la vida un acercamiento a los productos.
– Sí, esto me gustó desde niña. Yo entro a una tienda de cosmética y estoy ahí horas y horas. Gara Cosmetics nace en la pandemia y a mí me da mucha satisfacción porque tiene que ver con lo que vine haciendo toda la vida. Siempre representé marcas muy premium internacionales con la cosmética.
– Hay algo placentero en la cosmética y en las cremas para las que nos gustan.
– Siiiii. Yo estoy en el desarrollo, yo estoy en la cocina, en la estética, el producto lo pruebo un año antes. Trato de hacer productos que no tengan parabenos, que no tengan nada químico, que sean 100% natural, veganos, cruelty free, hipoalergénicos.
– ¿Se disfruta o es como una obligación? Amo.
– ¡Amo! Amo! Amo. Yo acabo de liberar mis paletas de sombra.
–¿Estaban encarceladas?
– Casi, porque fue un desarrollo muy grande en Argentina. Liberar un producto es sacar un producto nuevo. Cuando yo empiezo las paletas de sombras, lo que quiero hacer es una paleta de sombras que compita con paletas de sombra internacional desde su packaging. Lo armamos artesanalmente, hicimos una paleta con una armazón artesanal, con espejos de acrílicos y eso tardó diez meses. Hasta que lo armamos, los prototipos… Fabi, me decía: ¿pero no lo querés poner en algo chiquito y ponemos cuatro sombritas? ¡No! Quiero algo maravilloso. Diez meses tardé para liberar ese producto.
«Nosotros empezamos con una inversión muy baja porque era como un hobby», contó Araceli González (Fotos de Candela Teicheira)
– Hay que poner plata para hacer algo bueno.
– Nosotros empezamos con una inversión muy baja porque era como un hobby. Era algo paralelo, yo quería jugar a ver qué onda.
– ¿Era una guita tuya?
– Sí, tranca. Dije: vamos a empezar a hacer unos labiales, dos labiales. Viene la pandemia, nos mató. ¿A quién voy a vender un labial? Por suerte fue lo que más se vendió en pandemia.
– ¿Labiales? No se podía salir a la calle.
– Sī en pandemia. Yo en pandemia hacía workshops, hacía un montón de cosas de construcción de imagen, de cómo salir de esta pandemia. Me enfoqué en cómo construirnos a partir de esta adversidad.
– Y en pintarte los labios aunque estuvieras encerrada.
– Eso era como una consecuencia, iba agarrado de la mano, en realidad. Y ahí empezamos a notar que se vendía un montón. Le dije, Fabi, ¿no te parece que tenemos que ir por ahí?
“MAZZEI VENDIÓ UNA PROPIEDAD DE SU FAMILIA E INVIRTIÓ EN LA EMPRESA. ESO NUNCA NADIE LO HIZO POR MÍ”
– O sea que agarraste una guita y dijiste: me voy a dar un gustito. Así empezó.
– Sí. Ahora hicimos una inversión mucho más grande y mi principal socio es Mazzei. Se vendió algo que es una propiedad de su familia muy importante. Y él invirtió en la empresa.
– Eso es mucho.
– Eso nunca nadie lo hizo por mí. ¿Está buenísimo o no?
– Que invierta en una propiedad en una marca que vos pensaste, y que es tuya.
– Es de los dos, trabajamos los dos. Estamos full time los dos. 24/7.
– Confianza absoluta.
– Es que nos va muy bien, estamos llegando al interior del país y eso nos pone muy felices. Tengo una tienda online con la que empecé y en un shopping muy importante de Argentina, mi primer espacio.
“SALGO A LIDERAR. SALGO A COMERME LA CALLE NUEVAMENTE COMO CUANDO ERA PENDEJA”
– Al principio vos eras solamente socia y él trabajaba. ¿Cómo fue cambiando la sociedad entre ustedes?
– Al principio él lo miraba de afuera, como diciendo ¡qué divertido! ¿Te gusta? Siempre apoyó lo que me pasaba. Desde hace muchos años yo venía pensando en hacer algo que me sacara un poco de este lugar, de la visibilidad y estar tranquila. Me gusta levantarme temprano, ir a trabajar, ir a los laboratorios. Me gusta, lo disfruto.
– ¿Cuándo vio el filón él y dijo: yo también pongo?
– No, yo le dije “hagamos esto”.
– Jajajaj ¿Cómo?
– Así le dije: Fa, hay que ir por acá, hay que hacer esto. Después, si nos sale algo como actores, lo hacemos. Pero hagamos esto, esto para mí es mi futuro. ¿Vos lo sentís así? Al principio dijo: ¿te parece? Y fuimos con todo. Así se hacen las grandes empresas, hay que jugársela, hay una zona de riesgo. El actor, si no se compromete económicamente, no es algo que está habituado a hacer. El actor espera el trabajo, que te quieran, que gustes. En cambio yo acá salgo a liderar, salgo a comerme la calle como cuando era pendeja y empezaba a trabajar. A mí me gusta eso, no me gusta la quietud. “Espero a ver si le gusto, a ver si le parezco joven, a ver si soy linda, a ver si…” ¡Uf! ¿Me entendés? Me aburrió, busco otra cosa.
– Es tomar riesgos. Te gustó tomar riesgos.
– Siempre.
– Son tus ahorros. Pero es también trabajar con la pareja.
– Si, eso es un montón que se mal entendió en un reportaje. Yo dije que tenemos que dormir separados, pero jodiendo, porque estamos 24/7 y parece que hay que poner un subtexto abajo para que la gente sepa leer. ¿Viste que los recortes son lapidarios? Vos decís algo y va el recorte. La nota es el recorte, la gente no va a ver la nota.
– Sí, acá en Infobae las ve.
– Buenísimo, entonces hablemos tranquilas.
«Nos damos cuenta que estamos laburando mucho y que es un riesgo muy grande el que tomamos. No quiero verlo como riesgo, es una gran apuesta», dijo Araceli González en entrevista con María Laura Santillán
– Trabajar con la pareja es un montón. Es divertidísimo para mí, pero también tiene riesgos. No te das cuenta en qué momento hay que cortar un poquito.
– Nosotros tenemos una relación hermosa desde el día 1, que ahora se ve un poco tocada con todo esto, porque todo el tiempo estamos hablando de esto. Antes, cuando trabajábamos como actores, teníamos ese tiempo de llegar a casa y querer desligarnos de todo y había una comunicación más fluida. Yo extraño eso y siempre quiero volver ahí y él también. No es que es algo que nos está desdibujando hoy. Nos damos cuenta que estamos laburando mucho y que es un riesgo muy grande el que tomamos. No quiero verlo como riesgo, es una gran apuesta.
“A MÍ LA VENTA DE UN LABIAL ME EMOCIONA TANTO COMO SI FUERA UN GRAN CONTRATO DE UN COMERCIAL. A ESE NIVEL”
– Hay que poner un límite, hasta qué hora hablar de trabajo. Y después reprimirse.
– Fuimos cambiando. Cuando todo esto empezó, la oficina se hizo en el gimnasio de mi casa. Yo no quiero decir que soy Apple, ojalá. Jajajaja. Saqué los aparatos, hice la oficina. Después fuimos a un showroom. Del showroom fuimos a una oficina más grande, todo esto en un año. Y de la oficina más grande nos fuimos a un shopping muy importante y estamos en todos lados así.
– ¿Volvió a ser el gimnasio después?
– No, ahora es depósito.
– ¿O sea que está todo invadido?
– Pero me encanta. Yo soy eso, yo no soy lo otro, yo soy eso. Te juro.
– Sos Ramos. Ramos Mejía.
– Yo soy Ramos. Eso me gusta. El día que no pueda hacerlo tiene que ser por una cuestión física. Pero a mí me encanta generar, sentir el vértigo de. A mí una venta de un labial me emociona tanto como si fuese un gran contrato de un comercial, a ese nivel.
“YO NO ME SENTÍA ASÍ ESTOS ÚLTIMOS AÑOS, ME SENTIA GRIS, MARCHITA”
– ¿Estás muy entusiasmada como si tuvieras 20?
– ¡Hermoso! Es así, estoy también con otra edad que me para distinto. A los 20 quizás era más genuina. Si bien tenía una gran responsabilidad al ser mamá tan joven y al haber decretado distintas cosas económicas para mi familia, hoy me encuentro en otro lugar y me gusta empezar desde este lugar a esta edad.
– El entusiasmo.
– Yo no me sentí así estos últimos años. Me sentía muy gris, muy marchita.
“SI A LOS 35 ERA GRANDE PARA PROTAGONIZAR, QUÉ QUEDA PARA UNA ACTRIZ DE 55, 60?
«La habilidad es retirarse, como en el automovilismo, la habilidad es frenar, no acelerar. Lo mismo en esta profesión», aseguró Araceli González
– ¿Lo peor es esperar que te llamen para poder trabajar?
– A los 35 años me dijeron que para protagonizar una novela ya era grande. Dije, ¿si a los 35 era grande, qué queda para una actriz de 55 o 60? Se tiene que suicidar. Cada década tiene una proyección y podemos comunicar diferentes cosas. Por ejemplo, mi último protagónico, Guapas, con 46 años, mostraba la debilidad de una mujer, la parte vulnerable, sus tránsitos, sus malas decisiones.
“YO ME RETIRO ANTES DE ENTRAR EN EL JUEGO DE “YA ESTÁS GRANDE”
– Muchas series y hay muchas películas y series protagonizadas por mujeres de más de 60 en otros países.
– ¿Cómo lo explico esto? Si yo voy a Europa veo en la tapa una mina de 60, 70, divina, diosa. Yo me retiro entonces antes de entrar a ese juego de “ya estás grande”. No, yo me voy primero. Besito, tomamos un café y hablamos de otra cosa, pero yo me retiro antes. La habilidad es retirarse, como en el automovilismo la habilidad es frenar, no acelerar. Lo mismo en esta profesión, yo prefiero retirarme. Hago algo que realmente me dé vértigo, me haga sentir joven, pueda construirme como persona, pueda verme, no me desdibujen. ¿Por qué una mujer o un hombre a una edad determinada tiene que sentir que ya no da para más? ¿Que no va para el medio? Eso me parece que no.
“POR QUÉ UNA MUJER O UN HOMBRE A UNA EDAD DETERMINADA TIENE QUE SENTIR QUE YA NO VA MÁS?”
– Que no está en carrera.
– Es demodé, gorda, es demodé de verdad, no existe eso. Hoy flasheás con hombres de 70 años increíbles. No lo digo porque tengo 57, no me importa la edad, olvidate.
– ¿Nada?
– Cero. Yo tengo mi vida armada.
– Pero no llegaste a los 60.
– No, pero los 50 pudieron haber sido graves también. Mi terapeuta siempre dice que yo tenía 35 y fui recién separada muy triste, muy desdibujada, me tiré en un sillón y no tenía ni energía para levantarme porque sentía que se había terminado todo. Y ella me dijo: Ara lo más importante es llegar a los 50 bien construida de la cabeza, después el resto… Besitos. Y es verdad. Yo trabajé con mi terapeuta desde los 35 hasta los 57 un montón. Y sigo, hoy tuve terapia. Tener una conversación joven y un pensamiento joven.
– ¿Te sentís mucho mejor que a los 35?
– Fue una etapa divina los 35 también y los 40 y pico también. Siempre digo que no me acuerdo de las cosas horribles, me acuerdo de las cosas lindas, de lo que me hace sentir bien, lo que me construyó.
– ¿En este proyecto no había nada para perder?
– Sí, puede haber riesgos. Cuando abrí mi espacio en Unicenter era un riesgo. ¿Sabés que no pienso eso? Cuando estrenaba una obra de teatro o se lanzaba un producto y lo publicitaba yo no pensaba: che, puede ir mal, ¿si va mal? No tengo ese pensamiento.
“LA SENSACIÓN DE UN PÁNICO ES QUE TE VAS A MORIR, YO LO VIVÍ”
– Tomaste riesgo hace 30 años cuando hablaste de algo que no se hablaba. Dijiste que tenías ataques de pánico. Nadie hablaba de salud mental. Ahora, la gente joven, cuentan sus temas de salud mental.
– Sí, es verdad. Quiero hacer una diferencia entre salud mental y salud emocional, porque a veces lo emocional lo ponen como salud mental. El ataque de pánico es un estado y hay que hacer un diferenciador entre un estado que es un ataque de pánico y una depresión que es una enfermedad.
«Yo sé lo que es salir con la camioneta con tu hija y entrar a las dos cuadras a un sanatorio porque ya no podías respirar», expresó Araceli González
– De ese tema no se hablaba.
– Ese tema lo viví. Yo sé lo que era manejar con una hija de cinco años, empezar el pánico en pleno manejo, prepararla a mi hija, porque si yo me descomponía o me desmayaba ella tenía que hacer tal y tal cosa. Yo lo viví eso. Yo sé lo que es salir con la camioneta con tu hija y entrar a las dos cuadras a un sanatorio porque ya no podías respirar. O estar con la vecina enfrente del departamento y decirle: Totita si vos ves que a mamá le pasa esto, tocale a Lela para que venga y nos ayude. Porque la sensación de un pánico es que te vas a morir. Hasta que vos empezás a descubrir que son tus emociones, y cuando lo empezás a controlar se empieza a liberar eso.
– En esa época lo contaste muy naturalmente.
– Sí, muy naturalmente y no se podía decir. En ese momento grababa Nano y para poder salir tenía que tomar algo, porque no podía salir a la calle. Mi psiquiatra de ese momento decía: esto es algo que te va a ayudar a vivir, pero el trabajo lo vamos a hacer juntos. Mirá, este año fue un año muy intenso en emociones lindas y feas. Despedí a mi papá en febrero, eso fue muy fuerte. Y pasaron cosas hermosas, como lo que pasa con la marca. Pero viste que a esta altura del año uno empieza a estar más sensible, las fiestas que se acercan y esas sillas que ya son menos. Este año, por suerte voy a estar con mis sobrinos, vamos a ser muchos. Pero toda esa parte emocional del año y la pérdida tan inmediata de tantas personas que son los que cuentan tu historia, pegan. Y ayer justo estaba trabajando en esta vorágine divina de mails, flyers, cosas con todas mis chicas y de golpe me empecé a sentir como… Che, me falta el aire, me falta el aire. Y me asusté y dije, ¿qué me pasa? Me pasa la emoción de todo el año, haber perdido un papá en febrero. El tema es no hacerse el boludo con lo que te pasa. Y lo denuncio porque estaba con todas y dije: me está pasando esto, creo que estoy en una crisis. Pero yo ya sé que no pasa nada, que no me voy a morir, que es emocional y está todo bien.
– Imagino que debés extrañar mucho a tu mamá.
– Muchísimo, todos los días. Hablo con ella todos los días. Y hay un sonido que Fabi dice que hago todas las noches, que todo el tiempo estoy diciendo “ay, mamá, ay, mamá”. Grito, dormida desde que falleció mi mamá. ¿Qué loco eso no? Como que la llamo.
– ¿En qué momento la extrañás y en qué momento hablás con ella?
– Todo el tiempo. La extraño todo el tiempo, yo era muy compañera. Hemos ido a programas tuyos muy emocionantes, cuando presenté a Toto… Y ella estaba ahí, con toda la emoción de su nieto y del lugar que ocupaba su hija. Era muy amorosa y compañera con lo que me pasaba.
– Eran muy unidas y se llevaban muy bien.
– Lograr darle calidad de vida es lo que decreté. Hermosa. Yo recuerdo todo, los viajes, las risas.
– Los que se van están adentro, pero a veces los necesitás afuera.
– Sí, yo la necesito ahí. Ella, en mis sueños apareció dos veces. Una a la semana de fallecer. Estaba sentada en la punta de la cama y me dijo: abrázame. Y otra antes de Navidad, en el sueño ella ya estaba muerta y yo estaba al lado, muy loco. Se despierta y le digo: mamá, cómo que te despertás. Y ella me dice: solo para decirte que no le sueltes la mano nunca a tu prima Nati. A mi prima Nati yo no le suelto la mano desde que nació. Eso fue muy fuerte también, me dijo cosas.
– Te recordó algo, sí. Además sos tan parecida a tu mamá físicamente .
– Soy la más grande ahora de la familia, jajajajja y me quedan cosas de mamá y cosas de mi tío Puchi. La tanada de mi tío, que no tengo filtro, y de mi mamá tengo muchos gestos, muchas formas. Mis hijos anoche me decían ‘estás más parecida a la abuela’ y es verdad.
– Los años que pasan. ¿Vos por qué no envejecés?
– Jajajaja No hice nada.
«Quiero envejecer con dignidad», destacó Araceli González
– Dale.
– No, no hice nada. Te amo. No hice nada, tengo a la doctora Flomm, que es una genia, que obviamente me cuida la piel de una manera muy tranquila y segura. No me gusta deformar la piel. Soy del ácido hialurónico que rejuvenece la piel y es un poquito tensor. Quiero envejecer con dignidad.
– ¿Cuánto tiempo le dedicás?
– Poco, una vez al año.
– No quiero envejecer con dignidad. Quiero envejecer joven.
– Ponete mis cremas. Una vez al año, no le doy tanta bola. ¿Me creés?
– No, no te creo.
– Tengo testigos. Un poco de mesoterapia, me gusta mucho. El otro día me hice un tratamiento nuevo que es divino. Fui ahora, hace un año que no iba, literal.
– ¿Vas al gimnasio?
– Ahora no, pero voy a empezar porque lo estoy necesitando. Hago caminatas, muchas. Me hace muy bien.
– Los hijos fueron creciendo. Flor tiene 36 y Toto 26, pero eso no impide que uno no se preocupe y se angustie.
– Noooooooo, para mí es tremendo. Toto ya tiene destinado que cada vez que llega a su casa “mamá llegué”. No me importa la hora que llegue, siempre estoy en contacto. A la Tota le cuesta un poco más eso.
– Es un poco grande ya Flor…
– No, está bien. Después me dice: mamá, no me llames por tantas horas, entiendo.
– ¿Te pone una distancia?
– Por ahí por algunos temas, pero entiendo.
– ¿Qué es lo que te preocupa ahora que son grandes? ¿En qué te quedás pensando? ¿Qué te come el coco?
– No me preocupa tanto lo que ellos construyan como personas porque estamos a full juntos, vamos juntos con todo lo que pasa. Me preocupa el otro, como cuando manejo. Me preocupa más cómo maneja el otro que cómo manejo yo. Cuando siento que lo chocan o lo toman en una zona que no es real, voy a él como para que ubiquemos el tema. Las personas sensibles no se pueden “teflonar”.
– ¿Cómo hacés con lo público? Toto es más público que Flor, está en los medios, le está yendo muy bien. ¿Lo seguís?
– Lo veo, me encanta. Siento que está haciendo algo hermoso, que es una revelación.
– ¿Opinás?
– Sí. “Toto, esto es un montón”. Hablo con la hermana. “Derrapaste”. “No”. “Sí, es así”. Y él me advierte antes: mirá, mamá, que va a salir algo. Pero también tengo que entender que hay otra comunicación. Yo prefiero esta parte genuina, divertida, que a veces parezca un montón, que la parte oscura y demodé que me aburre.
– ¿Te reís cuando lo ves?
– Mucho. Todo el tiempo me río y lloro. Las dos cosas.
– ¿Difícil que nos den nietos por el momento?
– Me encantaría, el otro día la visualicé a Flor con una persona hermosa y con un bebé.
– “La visualicé”, como una brujita.
– Sí. Vino a decirme algo que era doloroso y no sé, la vi así.
– No va a aparecer el nieto porque la visualices.
– SÍ va a aparecer. ¿Vos decís? Jajajajajaja, no sé. Es difícil también encarar una pareja, es complicado congeniar. Si era complicado antes ahora más, porque los jóvenes están más retrasados en su propia construcción. Mis hijos me decían: mamá, tu época fue gloriosa, hoy no existe, hoy nosotros para hacer esto tenemos que trabajar un montón. Veo que chicas de 30 y pico de años están solas. Ayer fuimos a tomar algo con las chicas de la oficina y veíamos mujeres solas en todas las mesas, no había una mesa con un hombre. ¿Qué pasó? Eran todas mujeres.
– Nunca te preguntaría algo que creo estás repodrida de escuchar, algo sobre Suar. Entiendo que aún te preguntan.
– A veces me veo en las noticias involucrada. Yo hablé en el 2017, y digo: qué hago acá hablando de nuevo, que no tengo nada que ver. Traen notas viejas, eso me sorprende. No tengo nada que ver ya con esta conversación. Imaginate en diez años como mutó uno, todo lo que pasó. No está en mi pensamiento, no está en mi diaria, no es hoy una problemática diaria. Lo fue, se superó, vamos para adelante. Pero también hay gente que se queda en eso. Ojo, es también es una postura.
«El ahora es hermoso porque tengo un montón de proyectos», contó Araceli González (Fotos de Candela Teicheira)
– ¿Gente que se queda en el pasado?
– Claro, hay gente que se queda en el pasado. Un montón. El ahora es hermoso porque tengo un montón de proyectos. Tengo una casa muy hermosa que construí, vivimos años muy hermosos y tengo ganas de venderla. Porque tengo ganas de otra vida totalmente diferente. Una vida donde pueda tener un espacio en Italia, que es el lugar donde encontré que nació mi bisabuelo. Quiero estar ahí, en Piamonte.
– ¿Tener una casa ahí y una casa acá, más chica ahora que son menos?
– Más chica, tener mi empresa divina, viajar, eso es lo que quiero. Una mesa larga con nietos. Ya no tengo ganas de salir a hacer nada que esté fuera de mi contexto.
– ¿Lleva mucho tiempo una casa grande?
– Sí, es una casa muy grande. Es un lugar al que le pongo mucha energía y la energía que tengo quiero ponerla en viajar, en disfrutar.
– A vos te gustaba mucho decorar y mucho la arquitectura. ¿Vas a hacer tu propia casa?
– Y quizás sí, porque a mí no me gusta todo lo que está hecho. Para este momento haría todo planta baja, pensando en el futuro jajajajaja. Ahora no haría escalera o pondría ascensor, uno piensa en el futuro. Viste que tenés otra proyección. Sí, gorda, tenemos que pensarlo.
– ¿Fabián acepta todo?
– No, no acepta todo. Tenemos nuestra parte de discusión. No, no acepta todo. Yo soy mucho más verborrágica. Soy más de armas tomar y él es más metódico en las cosas. Entonces a veces desacelero, a veces acelero. Pero él fue mi equilibrio, literal. Hacer una casa nueva acá no sé si le gusta tanto. Tuvimos una reforma en casa y fue tremendo para él. Para mí fue hermoso, yo puedo vivir en el humo, en el quilombo. A las 3 de la mañana te puedo cambiar muebles, te modifico cortinas, llevo éstas para allá, ésta la pongo allá.
– ¿Cómo van a hacer entonces? ¿Se van a poner de acuerdo, como siempre?
– Sí, como siempre, yo espero que sí. El resto de nuestras vidas.
Fuente: Infobae