El actor Anthony Hopkins, de 86 años, ha revelado a la revista People que está trabajando en un libro sobre sus memorias. “Estoy escribiendo mi biografía”, dijo. “Es un proceso extraño”. Sin embargo, aclaró, corre con una gran ventaja: una memoria robusta. “Me di cuenta de lo bendecido que soy en ese aspecto. Quizás sea el cerebro de actor. Tengo bastante buena memoria. Me acuerdo de días enteros y de los meses de los años que los viví”.
La esposa de Hopkins, Stella, se encuentra paralelamente trabajando en un documental sobre el actor. Hopkins aseguró a la revista que su esposa tiene “carta blanca para (cubrirlo) todo”, aunque aclaró que no sabe cuán avanzado está el proyecto. “No lo sé. No le pregunto. Es una película bastante extensa. No sé cuándo saldrá”. Y sumó que, como parte del proyecto, su esposa había entrevistado a su coprotagonista en El silencio de los inocentes, Jodie Foster.
De ser el “tonto del colegio” a las tablas
Philip Anthony Hopkins nació el 31 de diciembre de 1937 en Gales. Sus padres, Richard y Muriel, tenían una panadería. Hopkins contó que era “el tonto del colegio” y estaba tan desencaminado que su padre estaba “desesperado”. La tristeza de su padre, asegura, fue lo que lo motivó a tomar acciones siendo aun adolescente. “Dije: ‘un día les mostraré a ambos’”, recuerda. Diez años después, tras haber estudiado en el Royal Welsh College of Music & Drama, Hopkins era el actor suplente de Sir Laurence Olivier en el Royal National Theatre de Londres. Hopkins empezó a brillar en teatro en la década del 60 con una puesta de Julio César. Pero su ambición había sido, desde siempre, actuar en cine.
Su carrera en ese mundo se abrió paso en 1967, con el cortometraje The White Bus, preludio de una serie de películas memorables, incluidas Lo que queda del día, Nixon y Amistad.
En 2021, a sus 83 años, se convirtió en la persona de mayor edad en ganar un Oscar a Mejor Actor, por su actuación en la película El padre. Ya había ganado otra estatuilla dorada por la celebrada El silencio de los inocentes.
La edad no le ha impedido a Hopkins seguir actuando: en los últimos años ha estado en los films La última sesión de Freud, Armageddon Time, la ya mencionada El padre y Los dos papas.
“Bebía hasta la muerte”
Su carrera casi se fue por la borda hacia la mitad de su vida por el alcoholismo. “Bebía hasta la muerte”, reveló, según recoge People. “Una vez tuve un momento de puro susto. Conseguí ayuda. Eso fue hace 48 años”. Recuerda que en ese momento apareció una voz en su cabeza que le decía: “Podés comenzar a vivir”, y se lo ha tomado en serio desde entonces.
“Sólo quiero desearle a todos un feliz año nuevo y también decirles que hoy celebro 47 años de sobriedad. Este es un mensaje que no pretende ser duro, pero sí espero que sea útil. Soy un alcohólico en recuperación y se que allí afuera hay gente luchando con este tema”, continuó. “En este día y en esta época de cancelación, odio, no compromiso y niños siendo acosados, digo esto: ‘Sé amable contigo mismo. Sé amable’. Mantente fuera de los círculos de toxicidad con la gente que te ofende. Vive tu vida. Siéntete orgulloso de tu vida”, reflexionó.
Hopkins continuó recordando la “situación desesperada, y la desesperanza” que vivió personalmente hace casi cinco décadas, antes de conseguir la sobriedad, cuando probablemente no le quedaba “mucho tiempo de vida”. “Un día tuve que reconocer que había algo realmente malo en mí”, dijo el actor. “No me di cuenta de que era un tipo de afección -mental, física y emocional- llamada alcoholismo o adicción. Y no soy un experto en drogas, no soy un experto en nada. No sé nada, excepto que he encontrado una vida en la que nadie me acosa. Quiero decir a todos los jóvenes que sufren de bullying, que estén orgullosos de ustedes mismos”, continuó Hopkins. “No les hagan caso. No dejen que los menosprecien. La depresión forma parte de la vida, y a veces también la ansiedad. La vida es dura”, siguió reflexionando.
El vínculo roto con su hija
Hopkins se casó con Baker en 1966 y se divorció de ella en 1972, el mismo año en que conoció a Jennifer Lynton, su segunda esposa, de quien se separó en 2002. Doce meses después de esa ruptura conoció a su tercera y actual pareja, Stella Arroyave. Con ella se casó en 2003. Volviendo a Abigail, el actor británico respondió: “no quiero hablar de eso”, cuando se le preguntó en una ocasión por el tema. Según su hija, cuando Hopkins se convirtió en un artista de renombre, comenzó a ausentarse de su vida familiar y cuando estaba tenía fuertes peleas con su esposa (madre de Aibgail). “No me gustaba cómo trataba a mamá, eso es algo que jamás se lo voy a perdonar”, apuntó la hija del actor.
Abigail asegura que el abandono de su padre fue algo tan difícil que llegó a querer quitarse la vida por ello. “Los problemas con mi padre, sus asuntos, destruyeron mi salud mental a lo largo del tiempo. Me guardé tantas cosas en mi niñez que un día exploté, eran muchas emociones y mi cabeza se fue a cualquier parte, me destruyó. Estuve muy cerca de morir, fue el peor momento de mi vida porque no solo estaba dañada mi cabeza sino también mi cuerpo, y la razón fue que mi padre no tenía una relación conmigo y eso me enojaba, había mucha angustia dentro mío”, manifestó a The Telegraph y aseguró que logró seguir con su vida tras aceptar que su padre no quería relacionarse con ella.
En mayo de 2018, volvieron a consultarle al actor sobre su vínculo con su hija en una entrevista con Radio Times: “La gente rompe relaciones. Las familias se rompen y, ya se sabe, tenés que seguir con tu vida. La gente hace elecciones. No me importa que sea en una u otra dirección”, expresó. Por otro lado, reconoció que “no tiene ni idea” de si es abuelo, pero que tampoco le importa serlo o lo que esté viviendo Abigail. “Ella está en algún lugar de Inglaterra. Tenemos una relación fría. La vida es fría. Creo que somos dos extraños. A los hijos no les gustan sus padres. No tienen que quererse entre ellos. Supongo que soy egoísta, no fui un buen marido y tampoco me comporté como un buen padre (…). No soy un ‘bonachón’, soy un viejo pecador, como todo el mundo”, aseguró.
Fuente: La Nación.