Cada 4 de mayo se celebra el día de Star Wars, la saga que no solo creó un mundo paralelo sino que cambió las reglas estéticas del universo cinematográfico. La creación de George Lucas permitió que varias actores se consagraran y llevaran adelante una exitosa carrera en Hollywood. Uno de ellos es Harrison Ford, quien gracias a su interpretación de Han Solo, se convirtió en uno de los intérpretes convocados de su generación. Sin embargo, Al Pacino abrió una controversia en este aniversario de la película y al referirse a su colega afirmó que eso podría no haber ocurrido.
“Realmente, Harrison Ford me debe su carrera”, aseguró el protagonista de Perfume de mujer en una conferencia, ante la mirada atónita de todos los presentes. Y, al juzgar por su explicación, aquella frase no está muy alejada de la verdad. “Yo venía de hacer El Padrino. Era como el nuevo chico de la oficina y ya saben cómo es cuando te volvés famoso… Todos dicen: ‘Dáselo a él’. Me hubiesen ofrecido hasta interpretar a la reina Isabel en aquel tiempo. No les importaba si era adecuado o no para el papel, y ni siquiera si podía o no actuar”, reveló.
Y agregó: “En ese tiempo, me ofrecieron un guion de un proyecto llamado Star Wars y me ofrecieron muchísimo dinero para interpretar a Han Solo. Leí la historia, pero no la entendí y lo rechacé. Por eso, Harrison Ford me debe su carrera”.
No se trata de la primera vez que que el reconocido actor hace alusión a los roles que rechazó y que terminaron catapultando a alguno de sus colegas al estrellato. En una entrevista anterior, Pacino contó que se negó a interpretar el papel de Jon McClane en Duro de matar, y que por eso le había regalado una carrera a Bruce Willis.
No obstante, más allá de esa mención sobre Star Wars, aprovechó esa conferencia para contar el detrás de escena de producciones en las que participó. Por caso, reconoció que estuvo a punto de ser despedido en pleno rodaje de El Padrino. “Un día, Francis Ford Coppola me pidió que nos reuniéramos por la noche, después de filmar, en un restaurante. Entré y me dijo: ‘¿Sabés? Tenía mucha fe en vos. Y me estás fallando’. Me quedé ahí, parado, pensando: ‘¿Qué diablos? ¿Qué hice?’”, rememoró. El realizador le dijo, sin anestesia: “Andá a Paramount”.
Pacino le hizo caso, y después de mirar el metraje que llevaba filmado, entendió cuál era el problema: al ver las primeras escenas de la película, los ejecutivos del estudio no entendieron que el actor tenía pensado mostrar el viaje interno de Michael Corleone. “Quería salir de la nada y, al final de la película, crear algún tipo de enigma”, explicó. “Su transición es lo que me interesó, pero en ese momento sentí que no podía salvarlo. Después del primer día de rodaje, Diane Keaton y yo nos emborrachamos. Pensamos: ‘Esto es todo, nuestras carreras han terminado’”, recordó.
¿Qué fue lo que finalmente lo mantuvo en la película? “La escena de Solozzo, donde Michael le dispara al policía. Coppola insistió en eso porque pensó que Paramount estaba a punto de despedirme”, dijo Pacino. “Hago la escena, les gustó y me retuvieron porque le disparé a alguien”, aseguró.
Un disparo salvó su carrera, pero otro casi lo hace perder una mano. Ocurrió durante el rodaje de Caracortada. “Un día, estábamos filmando una escena de disparos y peleas. Hago unos 30 disparos, me golpean, el arma cae y se supone que debo estar herido. Voy a recogerla y pongo la mano en el cañón. Se me pegó la mano y tuve que ir al hospital. Llegué cubierto de sangre y la enfermera pensó que era un delincuente. Estuve fuera del rodaje dos semanas”, recordó.
Fuente: La Nación