Era mayo de 1986. El poeta, escritor, periodista y docente correntino perteneciente al Grupo Boedo, Gerardo Pisarello (1898-1986) había fallecido hacía pocos días, más exactamente, el 21 de abril de 1986.
Luis Frontera le avisa, entonces, a Juan Gelman de la muerte de Pisarello. Los tres se profesaban una honesta y profunda amistad, amparada al calor de grandes afinidades intelectuales y políticas.
La respuesta de Gelman, como podemos apreciar, está impregnada de una honda y cálida tristeza.
Pisarello fue difundido y valorado internacionalmente, aunque resultó uno de los menos conocidos del grupo dentro de Argentina. Alcanzó, sin embargo, gran renombre en España, Alemania, Bulgaria y Rusia.
Fue consejero literario de Juan Gelman, Juan Carlos Portantiero, Fernando «Pino» Solanas, Andrés Rivera y Jorge Sábato.
Gelman (1930-2014) , uno de los grandes poetas contemporáneos de habla hispana, el cuarto argentino galardonado con el Premio Miguel de Cervantes, luego de Jorge Luis Borges, Ernesto Sabato y Adolfo Bioy Casares, había sido militante activo en FAR y Montoneros y permanecía exiliado en París desde 1976.
Como es sabido, buena parte de su vida y obra literaria se vieron signadas por el secuestro y desaparición de sus hijos y la búsqueda de su nieta nacida en cautiverio.
Compartía con Luis Frontera el hecho de haberse convertido en un «expresionista del dolor».
Frontera (1944-2022) escritor y periodista autodidacta, autor de Poemas (1968), Las alucinaciones y el destierro (1978), El país de las mujeres cautivas (1991), Argentina País VIH. Primera Encuesta Nacional sobre sexualidad y prevención del sida (1995). Y su último libro, ese librazo equiparable al Martín Fierro que es Sagrada Familia. Fue periodista en Radio Rivadavia y Radio Nacional y en medios gráficos como El Mundo, Humor y Sex Humor, Panorama y Noticias. También, fue expositor en diversas universidades y congresos. Y era columnista de Diario de Cultura.