¡Que viva el amor! De Roberto Galán a Alejandro Fantino y Wanda Nara, los celestinos que se dedicaron a unir parejas en televisión
Producto de la casualidad o la planificación, eltrece y dos de las plataformas más grandes que están en la Argentina, como son Netflix y Prime Video, hicieron una fuerte apuesta de producción local en 2024 con realities del estilo “dating game”. El formato original nació en los Estados Unidos, fue lanzado al aire el 20 de diciembre de 1965 bajo ese nombre y se mantuvo en el aire hasta fines de los años 80. La propuesta es simple: una mujer soltera va a la televisión en busca del candidato perfecto, del otro lado tres varones con diferentes perfiles permanecerán ocultos detrás de un panel para responder todas las preguntas que quieran hacerles, hasta que la joven se decida por uno. Al final del show, si se formaba una pareja, se despedían con un beso a los televidentes.
Este tipo de propuestas nada tienen de novedosas, pero cada tanto vuelven con modificaciones para renovarse y atraer a nuevas audiencias. Y es así que en este 2024 llegó por primera vez a nuestro país Love is Blind, un formato reconocido internacionalmente que ya tiene cinco temporadas en Estados Unidos, tres en Brasil y varias en otros países, en el que un grupo de solteros y solteras, en busca del amor, se conocen durante diez días de una manera muy especial: ¡a ciegas! Durante las citas únicamente se escuchan sin verse. Las parejas pueden proponerse matrimonio en cualquier momento del experimento y, recién ahí́, se verán cara a cara. Las duplas comprometidas viajan a un destino paradisíaco para empezar una relación, conocerse íntimamente y, si todo sale bien, planear sus bodas y llegar al altar. Wanda Nara y Darío Barassi fueron los elegidos para llevar adelante esta serie de Netlflix que tuvo sus seguidores y detractores, pero que no pasó inadvertida.
Por otro lado, Prime Video produjo La Isla de las Tentaciones para Argentina y Chile, de la mano de Florencia Peña y Benjamín Vicuña. En esta serie, cuatro parejas se embarcaron en un viaje para poner a prueba si realmente su compromiso es mutuo. Alojadas en dos lujosas residencias, que estaban separadas y completamente aisladas entre sí, las parejas enfrentan pruebas peculiares mientras interactúan con un grupo de atractivos solteros. A lo largo de nueve episodios, dichas duplas atravesaron una variedad de situaciones desafiantes que les permitieron explorar sus deseos y las lleva a tomar decisiones que determinarán su futuro. El giro que tiene en el final es que todos tienen que decidir si quieren regresar a casa con su otra mitad o seguir de forma solitaria, o también formar una conexión con una nueva persona que conozcan durante el programa. Este formato tiene más de veinte años en pantalla y ya se produjo en los Estados Unidos, España, Alemania y los Países Bajos, entre otros.
Pero en la historia de la televisión argentina estas no fueron las primeras experiencias en las que un programa de televisión quiso unir parejas y tentar al amor. El pionero en esta historia fue Roberto Galán con Yo me quiero casar… ¿y usted?. Mucho antes de que cualquier aplicación de citas estuviera en los planes de alguien, el conductor convocaba a tres mujeres y a tres varones para que se conocieran en vivo. Desde el 15 de noviembre de 1971 en Teleonce y hasta fines de los noventa en Canal 9, el conductor entrevistaba a los participantes con preguntas muy particulares, típicas de la época, para que se fueran conociendo. “¿No tiene un perro, un loro, alguien que la acompañe?”, les decía a las mujeres. “¿Y usted con qué cuenta?”, quería saber sobre los hombres, un cuestionamiento típico de esa época donde el varón era el único proveedor. Galán, este celestino televisivo con aires arrabaleros, supo poner su impronta a un ciclo que llegó a promediar 65 puntos de rating, en las tardes de la tv. El programa comenzaba con la cortina musical de la canción Nuestra Luna Gris: “Nací para ti, aquí me tienes, qué te hace feliz, dime qué quieres, te esperé en soledad tanto tiempo, que me estás dando la vida si sientes tú, lo que yo siento” y terminaba con el conductor celebrando la unión, si es que la había, con la famosa frase “se ha formado una pareja” e invitando a pasar a sus integrantes al “living del amor”.
En 2001, los creadores de la serie El Encargado, Mariano Cohn y Gastón Duprat, llevaron a la pantalla de Much Music Cupido, en contra de las apariencias y a favor del corazón, ciclo conducido por Franco Torchia. Dos participantes enfrentados entre sí, pero separados y sin verse, se hacían preguntas para conocerse. A diferencia de otros formatos del estilo, acá los protagonistas podían llamar a sus amigos para que les dieran una segunda opinión.
Mucho antes de Por Amor o Por Dinero, el reality show de parejas que condujo Alejandro Fantino este año y que fue levantado del aire antes de tiempo, por falta de rating, eltrece produjo con mucho éxito 12 Corazones. En 2003 comenzó este formato en donde 12 personas, cada una de un signo del zodíaco diferente, se encontraban en un estudio de televisión para buscar el amor. Conducido por Claribel Medina primero y, luego, por Andrea Politti, el ciclo contaba también con una astróloga, Mónica Eyherabide, que daba detalles de los perfiles de cada uno de los participantes, con sus cartas astrales. El programa tuvo varias temporadas y fue un gran éxito de audiencia, de hecho varias veces llegó a cosechar un share de 42,6%, el más alto del canal y superando inclusive al prime time. El suceso fue tal que tuvo, durante el verano de 2005, época en la que televisión abierta producía, sus ediciones nocturnas en las que unió, por primera vez en televisión abierta, parejas del mismo sexo.
El último intento de formar parejas en televisión lo hizo Elnueve, cuando en sus tardes de verano de 2023, con Darío Lopilato como anfitrión, estrenó Flechazo, amor oculto, sin demasiado éxito. Estos formatos, más considerados de entretenimientos que otra cosa, buscan sobrevivir en tiempos de aplicaciones, facetime y redes sociales, donde ni el más inocente de los televidentes puede creer que alguien vaya a la televisión a buscar pareja.
Fuente: La Nación