Keanu Reeves en John Wick 4, una de las marcas cinematográficas expuestas a un futuro conectado directamente con la inteligencia artificial
Una nueva era acaba de empezar en toda la industria del entretenimiento. La llegada de la inteligencia artificial (IA) promete cambios de fondo y anticipa un futuro en el que nada será igual a todo lo que conocimos hasta ahora. En ese vaticinio coinciden todos, desde los que reciben a una nueva y revolucionaria herramienta con un optimismo a toda prueba hasta quienes auguran un futuro negro, el de una avalancha de contenidos artificiales que tapará para siempre el trabajo creativo de hoy. Y con un tendal de gente sin trabajo que será irrecuperable.
A lo largo de los últimos dos meses se fue configurando, sobre todo en Hollywood, un escenario inédito. Por primera vez la IA encuentra un lugar abierto para la exploración y el desarrollo en el corazón de su industria. El punto de partida concreto fue el acuerdo firmado en septiembre, que permite a Runway, una empresa especializada en IA, tener acceso irrestricto al catálogo de Lionsgate y ayudar así al estudio, a sus cineastas “y a otros talentos creativos a mejorar su trabajo”. Entre las películas de Lionsgate sobresale toda la producción relacionada con John Wick, Los juegos del hambre y Crepúsculo.
En octubre surgió otra novedad, que se integra a la misma línea y que a la vez adquiere, por la envergadura de sus protagonistas, todavía más relevancia. Disney, quizás la marca más conocida e influyente de la industria del entretenimiento a escala global, anunció la creación de una división completa (bajo el título de Oficina de Habilitación de Tecnología) que ya tiene una misión estratégica: convertir a la empresa del Ratón Mickey en un “líder progresista, innovador y responsable” en materia de IA mientras profundiza el potencial de un nuevo diseño tecnológico de nueva generación para sus proyectos, actividades y contenidos.
El término “responsable” aparece en todos los enfoques, debates y proyecciones alrededor de este tema. La larguísima huelga de actores y guionistas que puso patas para arriba a toda la industria en 2023 se levantó solo cuando los representantes sindicales se aseguraron por escrito la protección de sus afiliados frente a los avances de la IA. Si los estudios quieren aprovechar esa tecnología para hacer réplicas digitales de los actores deben tener antes el consentimiento expreso de cada uno de los involucrados. En 2025 entrará en vigor una ley impulsada por el gobernador de California, Gavin Newson, en ese mismo sentido. “Estamos entrando en territorio desconocido en lo que respecta a cómo la inteligencia artificial y los medios digitales están transformando la industria del entretenimiento”, advirtió Newson al presentar la ley.
Esta perspectiva comienza también a extenderse por todo el planeta, ya que no parece encontrar fronteras ni límites. En estos días se anunció desde San Salvador de Jujuy que, a partir de un proyecto conjunto entre el Instituto de Artes Audiovisuales de la provincia y una productora privada, se prepara una película sobre la historia jujeña que contará con instrumentos de IA en su producción.
Recreaciones de época
Según se anticipó, esas herramientas servirán para recrear escenas de época, ambientadas sobre todo en los tiempos de las guerras de Independencia. “La IA es una herramienta que sirve para complementar el trabajo humano y no para reemplazarlo”, dicen los artífices de un proyecto que tiene entre sus directores a Aldana Loiseau, la hija del dibujante Caloi.
Como se ve, ni aquí ni en el resto del mundo nadie quiere dar un paso en falso y garantizar el empleo virtuoso de este instrumental para no abrir conflictos y desatar una nueva parálisis. Pero al mismo tiempo, debajo de la superficie, la realidad impone una agenda de evolución irreversible. “La industria cinematográfica lleva años utilizando todo tipo de tecnología y automatización”, dijo hace poco Matthew Sag, profesor de derecho e inteligencia artificial de la Universidad de Emory, ante una consulta de la revista Wired. Para este especialista, lo que podría verse hoy como una evolución natural en el fondo no es más que una tendencia hacia la automatización (es decir, al uso de IA) “en muchas más cosas que antes considerábamos creativas y artísticas”.
Estamos frente a un camino sin retorno, y los propios líderes de la industria lo reconocen. Bob Iger, el CEO de Disney, dice que la esencia misma de Hollywood está definida desde el origen por el vínculo entre el arte y la tecnología. La IA no sería otra cosa, desde esta perspectiva, que la manifestación actual (y superadora) de ese mismo lazo. “El propio Walt Disney creía firmemente en el uso de la tecnología en sus inicios para contar mejores historias. Y pensaba que la tecnología en manos de un gran narrador era increíblemente poderosa. No hay ninguna generación de seres humanos que haya podido oponerse al cambio tecnológico. Hay que aceptar el cambio que la tecnología ha creado y utilizarlo como un viento a nuestras espaldas en vez de hacerlo con el viento en contra”. Son palabras premonitorias pronunciadas por Iger en mayo pasado.
Un poco más cerca, a fines de octubre, el encuentro más importante del año para la industria televisiva global, el Mipcom Cannes, incluyó en su temario varios espacios de presentación y discusión sobre el impacto de la IA generativa dentro del mundo audiovisual. Los expertos localizaron tres áreas inmediatas para la aplicación de nuevos modelos de inteligencia artificial en distintas etapas de pre y postproducción: el manejo de voces, el face-swapping (la técnica que permite cambiar las caras de varios personajes y a la vez ayuda a perfeccionar efectos como el envejecimiento o rejuvenecimiento digital) y la generación de video, mediante la cual se pueden crear, editar y musicalizar imágenes con una rapidez, precisión y economía de recursos nunca vistas.
Cotejar estos instrumentos con todos los planes que tienen los estudios de Hollywood en relación con la IA puede arrojar resultados llenos de euforia o inquietud, según el caso. Imaginemos, como ya lo hicieron algunas publicaciones de Hollywood, lo que puede pasar en Lionsgate a partir del acceso que ahora tiene la empresa de IA Runway al catálogo de películas del estudio.
¿Tendrán carta blanca para manipular a su antojo la imagen de Keanu Reeves como John Wick? ¿Podría hacerse una n película del personaje o cualquier otra historia conectada con Los juegos del hambre o la saga Crepúsculo íntegramente en un laboratorio de inteligencia artificial? Un análisis publicado en el muy leído portal de información de Hollywood TheWrap se plantea lo siguiente: “Si Lionsgate está pensando en dar luz verde a John Wick 5, Runway podría usar las primeras cuatro películas de Wick y las derivadas para elaborar un modelo de texto a video utilizando IA. Cuando llegue el momento de armar un guión para John Wick 5, ese mismo modelo podría genera una aproximación más realista al storyboard (guión elaborado a través de imágenes) de la película. La gerencia del estudio lo usaría para tomar su decisión. ¿Quién no querría tener una idea de cómo se verá el producto final antes de comprometerse a ganar millones?”
Todo es posible. Pero lo más importante aquí es que la IA hace posible cualquier cosa minimizando costos y ahorrando tiempo. Pero así como todo es posible, también todo empieza paradójicamente a hacerse al mismo tiempo mucho más complicado. ¿Cuántos modelos posibles pueden ser creados a través de estos mecanismos? ¿Qué ocurre a escala humana cuando las herramientas deben ser llevadas a la realidad? ¿Cómo se protegen los estudios de los riesgos de manipulación o eventual hackeo en este mundo virtual? ¿Qué tendría para decir el propio Keanu Reeves al respecto? Las conjeturas no tienen límites: hasta se dice que este nuevo mecanismo habilitaría, por ejemplo, a los fans de John Wick a crear sus propios contenidos generados por AI y estimular hasta la incorporación a futuras películas de escenas concebidas por los mismos fans.
La IA propone un nuevo paradigma, en el que se abre un rango de posibilidades en el uso creativo de la tecnología con una extensión jamás alcanzada o igualada en cualquier otra etapa previa. Y al mismo tiempo puede quedar atrapada en medio de las restricciones planteadas por quienes se sienten limitados, menospreciados o directamente apartados de este verdadero cambio copernicano. El experimentado crítico británico Peter Bradshaw escribió en The Guardian que la IA “podría ser un nuevo y fascinante generador de creatividad y experimentación, pero también podría ser todo lo contrario”. El riesgo máximo y extremo, agrega, es transformar a las películas originales en una actividad marginal, ya que el contenido creado por algoritmos y otras instancias artificiales puede llegar a invadir todo.
Atropellados por el progreso
La encrucijada quedó planteada con toda crudeza por Jeremy Zimmer, el CEO de United Talent Agency, una de las agencias de representación artística más importantes del mundo. Dice, por un lado, que sus clientes le hacen todo el tiempo las mismas preguntas frente al avance de la IA: “¿Me van a robar mi trabajo? ¿Me van a robar mi imagen? ¿Me van a reemplazar por otra cosa?”. Y por otro lado reconoce que es imposible frenar esta corriente arrolladora. “Si tratamos de detener el progreso seremos atropellados por ese mismo progreso”, es su veredicto.
La última novedad conectada a este dilema es la incorporación nada menos que de James Cameron a la junta directiva de Stability, una empresa de inteligencia artificial reconocida sobre todo por haber creado un exitoso modelo de conversión de textos a imágenes, Stable Diffusion.
La llegada del director de Titanic y Avatar a este mundo no parece otra cosa que el resultado de la evolución natural de un creador que nunca tuvo apuro para hacer sus películas y esperó todo el tiempo necesario, el que necesitaba la tecnología digital (CGI) que estaba desarrollando en un determinado momento, hasta que estuviese lista y asegurarse que llegó el momento de aplicarla e incorporarla a alguna de sus historias. Toda la historia de Avatar se explica de ese modo.
“La intersección de la IA generativa y la creación de imágenes CGI es la próxima ola. La convergencia de estos dos motores de creación totalmente diferentes desbloqueará nuevas vías para que los artistas puedan contar historias de una manera que jamás hubiésemos imaginado”, dijo Cameron, al anunciar con una mirada optimista hacia el futuro su entrada formal en el mundo corporativo de la IA.
El realizador canadiense, que cumplió 70 años en agosto, sigue en estos días instalado en Nueva Zelanda trabajando en la producción de Avatar 3, que llegará a los cines en diciembre de 2025. ¿Tendremos allí una muestra del empleo más virtuoso y optimista de la IA al servicio de la industria del entretenimiento? Tal vez muchos terminen convencidos en ese momento, frente a la pantalla, de lo que ya ocurre en la realidad de nuestros días: una nueva era acaba de empezar.
Fuente: La Nación