“El uso sin licencia de obras creativas para entrenar a la inteligencia artificial generativa es una amenaza importante e injusta para el sustento de las personas que están detrás de esas obras, y no debe permitirse”, dice la única frase de una carta abierta que firmaron más de 10.500 figuras del cine, la música y la literatura para protestar por el avance irrestricto de la IA.
Algunas de las firmas más famosas incluyen a los actores Kevin Bacon, Julianne Moore, Rosario Dawson y F. Murray Abraham, al escritor James Patterson, y al líder de Radiohead Thom Yorke, según informa The Washington Post.
Artistas protestan contra la IA: ¿cuál es el foco de la queja?
La declaración se condensa en una única frase, que apunta a los mecanismos que sostienen el funcionamiento de los nuevos sistemas de inteligencia artificial, que en su instancia generativa han conseguido gran visibilidad, con ChatGPT como paradigma.
La advertencia no apunta al despliegue de estas tecnologías, per se, sino a los hilos que la sostienen y afectan el trabajo de artistas de diversas disciplinas.
Tal como explicamos recientemente al revisar la postura que tomó la editorial Penguin Random House con sus libros, los modelos de IA generativa necesitan muchísimos datos. El entrenamiento consiste en cargar grandes volúmenes de información, que luego se emplean para generar contenido. Por ejemplo, cuando se le pide a ChatGPT de OpenAI que escriba un poema con el estilo de un autor determinado, para lograrlo es necesario que previamente haya recibido la obra (idealmente completa) de ese poeta.
Ahora bien, ¿qué ocurre con los derechos de propiedad intelectual? ¿Los desarrolladores de sistemas de IA compensan debidamente a los autores de las obras originales? Este aspecto ha abierto un intenso debate en diversos ámbitos creativos, desde la literatura, pasando por el cine, la televisión y la pintura, entre otros.
¿Qué tanto? Algunos casos que dan cuenta del conflicto. El primero: a fines del año pasado, la multimillonaria maquinaria de Hollywood se detuvo durante largas semanas por una huelga liderada por sindicatos, que manifestaron su rotundo rechazo al avance irrestricto de la IA y el avasallamiento al trabajo de actores, productores, editores y camarógrafos, entre otros. El segundo: desde el despliegue de los modelos más conocidos —ChatGPT debutó en noviembre de 2022— muchos escritores han presentado demandas por el uso sin consentimiento de sus textos para entrenar a ese tipo de sistemas.
Siguiendo el repaso de Engadget, el pleito trasciende al cine y a la literatura. Esta misma semana, los periódicos estadounidenses The Wall Street Journal y The New York Post demandaron a Perplexity AI por violar sus protecciones de derechos de autor. Además, sellos musicales como Universal, Warner y Sony presentaron quejas ante tribunales contra modelos que permiten crear canciones, Suno y Uido AI, por violar sus protecciones de derechos de autor a una “escala masiva”.
Otros avanzan para conciliar posiciones. Por caso, editoriales académicas como Wiley, Oxford University Press y Taylor & Francis firmaron acuerdos para que sus textos puedan emplearse para la capacitación de modelos, a cambio de compensaciones.
El espíritu del reclamo, que vuelve a las primeras planas con la carta firmada por más de 10.000 artistas, se resumen del siguiente modo: no apunta al uso de la IA, sino al uso de obras para entrenar a las IAs sin los debidos reconocimientos contemplados en las leyes de propiedad intelectual.
Fuente: TN