Una expedición al Aconcagua busca combinar deporte extremo y compromiso social

Está organizada por dos organizaciones sin fines de lucro. Cada metro ascendido estará llevando un mensaje de esperanza, solidaridad y unión.

El Aconcagua es muy frecuentado por andinistas de todo el mundo y tiene una entrada de 6.000 a 7.000 visitantes por temporada que se extiende entre diciembre y marzo. Los efectos de la altitud son muy severos y la presión atmosférica es apenas del 40% de la existente a nivel del mar. Suele generar apunamiento en los escaladores, por lo que resulta imprescindible aclimatarse a la altura. Las condiciones climáticas pueden cambiar bruscamente.

El Equipo Desafío Aconcagua 2024 se embarca en esta aventura para llevar consigo las banderas de la Fundación Inmula y Akamasoa Argentina. Estas organizaciones luchan incansablemente por la inclusión social y la erradicación de la pobreza. Ascender el Aconcagua es la representación simbólica de lograr la cumbre de la autosuperación. La cumbre será de todos.

“Cada metro de ascenso será un tributo a esas personas en situación de vulnerabilidad, quienes, día a día, suben su propio Aconcagua personal. La Fundación Inmula les ofrece herramientas para integrarse en el mundo laboral, mientras Akamasoa Argentina brinda educación y oportunidades de trabajo a quienes viven en la pobreza extrema. Ellos escalan con nosotros”, remarcan Daniel Beneyt y Alejandro Sganga, amigos desde la infancia, que comparten un sueño en común: alcanzar la cumbre del Aconcagua, la montaña más alta de América con 6.961 metros.

El viento cortante del Aconcagua, implacable y majestuoso, parece retar a cualquiera que se atreva a escalarlo. El 27 de diciembre de 2024, Alejandro Sganga y Daniel Beneyt, no solo tendrán una montaña imponente frente a ellos, sino por el contrario, observarán más allá de los 6.961 metros de altitud, un propósito mucho mayor que ellos mismos: dedicar cada metro ascendido a visibilizar dos nobles causas.

El camino hacia la cumbre

La expedición es más que una hazaña física; es un acto de compromiso y solidaridad. “Vamos a llevar sus banderas a lo más alto de América”, promete Daniel, como si al decirlo ya pudiera sentir el peso simbólico de esas telas ondeando en la cumbre. Y no estarán solos en este viaje: importantes marcas se han unido para apoyar esta expedición, como así también han sido reconocidos en la Legislatura Porteña a través de UPF Argentina, encontrándose en el mismo camino la Legislatura de Mendoza, siendo todos pasos importantes para que la expedición reciba el apoyo necesario para su éxito.

Una travesía hacia la cima de América para visibilizar dos ONG de ayuda a personas con bajos recursos.
Una travesía hacia la cima de América para visibilizar dos ONG de ayuda a personas con bajos recursos.

“Queremos que este mensaje llegue a todos”, insiste Alejandro, con la voz quebrada por la pasión. “Que sepan que cada paso que damos es un paso hacia un mundo más justo”. Ascender el Aconcagua simboliza la búsqueda de la autosuperación y el compromiso con las causas que estas organizaciones representan.

Un llamado a todos

El Equipo Aconcagua lanza un grito al viento: “Necesitamos que todos se unan a esta expedición”

A través de esta aventura, se busca visibilizar las campañas de recaudación de fondos y materiales que apoyan los proyectos vitales de ambas fundaciones. Cada metro ascendido estará dedicado a estas causas, llevando un mensaje de esperanza, solidaridad y unión.

“Al unir nuestros sueños personales con los de cada integrante de ambas ONG, esta expedición se convierte en un faro de esperanza. Confiamos en que nuestras pequeñas acciones pueden generar un impacto significativo”, enfatizan.

“La solidaridad no tiene límites ni fronteras, y es por ello que queremos que Fundación Inmula y Akamasoa Argentina sean visibles en el punto más alto de América”, concluyen.

Fuente: TN