Julio Cortázar, el escritor, profesor e impulsor de la literatura fantástica y surrealista, nació un día como hoy, 26 de agosto, pero de 1914. Se trata de uno de los autores más reconocidos en el país, recordado por ser uno de los máximos referentes del “Boom latinoamericano”. Su segunda novela, Rayuela, es una de las obras hispanas más influyentes de la historia.
Julio Florencio Cortázar nació el 26 de agosto de 1914 en Bruselas, Bélgica. Era hijo de una pareja de argentinos que se encontraba en Europa, ya que el padre trabajaba en la Embajada de Argentina en ese país. A sus cuatro años, la familia retornó a Buenos Aires para radicarse en el barrio de Banfield. Luego de dos años, enfrentó el abandono de su padre, por lo que se crió bajo la enseñanza de su madre y su tía. Desde temprana edad sintió curiosidad por la lectura: con tan solo nueve años había leído obras de Julio Verne, Victor Hugo y Edgar Allan Poe.
“Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”.
“Pero lo malo del sueño no es el sueño. Lo malo es eso que llaman despertarse…”.
“Escribo para desenterrar las palabras y las cosas que se nos han quedado atrapadas en la garganta.”
“La magia está en uno mismo. Si uno no la encuentra, es inútil buscarla en otros lugares.”
“La vida, como un comentario de otra cosa que no alcanzamos, y que está ahí al alcance del salto que no damos”.
“Las cosas que no hacemos, las cosas que quedan sin escribir o sin pintar, están ahí, en el aire, esperando el momento adecuado para manifestarse.”
“Solo viviendo absurdamente se podría romper alguna vez este absurdo infinito”.
“Pobre amor el que de pensamiento se alimenta”.
“No hay que tener miedo a los recuerdos. Vivimos de ellos, nos definen y nos hacen ser quienes somos.”
“¿Quién está dispuesto a desplazarse, a desaforarse, a descentrarse, a descubrirse?”.
“Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso”.
“Los libros van siendo el único lugar de la casa donde todavía se puede estar tranquilo.”
“No renuncio a nada, simplemente hago lo que puedo para que las cosas me renuncien a mí.”
“Creo que todos tenemos un poco de esa bella locura que nos mantiene andando cuando todo alrededor es tan insanamente cuerdo.”
“Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma.”
“Y si nos mordemos, el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella”.
“La verdadera vida está en los sueños, en esas cosas que deseamos y que a veces nos parecen inalcanzables.”
“Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo.”
“En realidad las cosas verdaderamente difíciles son todo lo que la gente cree poder hacer a cada momento.”
“Mi maligna manera de entender el mundo me ayudaba a reírme por lo bajo.”
Fuente: La Nación