Los etruscos fueron un pueblo que habitó el norte de Italia y se caracterizó por ser de origen desconocido y misterioso. Durante la conformación del Imperio Romano, se unieron a ellos y los vestigios culturales casi se borraron de la faz de la Tierra. Sin embargo, en una reciente campaña arqueológica, un grupo de expedicionarios de la Toscana desenterró la estructura de un templo de más de 2700 años que se erigió entre un cementerio arcaico. ¿Qué secretos guarda?
El país europeo cuenta con un gran patrimonio histórico que lo destaca por sobre sus vecinos. Los vestigios de diferentes poblaciones, en particular, la romana, aún sovbreviven al paso del tiempo. No obstante, en su suelo se esconden algunos rastros todavía inciertos y que prometen resolver las más grandes incógnitas de la antigüedad de Occidente.
El descubrimiento del templo etrusco se dio en la ciudad de Tuscia, en la Toscana, donde un equipo de expertos desenterró un edificio de culto hasta ahora desconocido en la necrópolis de Sasso Pinzuto. En 2022, el Ministerio de Cultura al Centro de Estudios del Mediterráneo Antiguo y del Próximo Oriente (CAMNES) dio la orden para estudiar a fondo los restos del yacimiento arqueológico de ese cementerio milenario, con la esperanza de encontrar alguna referencia nueva de la cultura etrusca.
Gracias a la iniciativa, recientemente develaron dicha construcción, la cual es rectangular -de seis metros por siete-, de aspecto imponente y dominante para la época en que se erigió. Su existencia permitirá entender el entierro de más de 120 personas allí, las tradiciones funerarias y el modo de vida de la Toscana hace más de 2000 años.
Los investigadores señalaron que se trataría de un oikos, que en griego significa “la casa de la divinidad”. Las tumbas de sus laterales datan de los siglos VII y VI a.C. y esta edificación podría ser más antigua. Dentro de ella hallaron vasijas y otros elementos que integraron los rituales para “despedir el alma de los seres humanos. Se presume que estas características etruscas pudieron sentar las bases para los sucesivos rituales funerarios.
Algunas de las joyas del hallazgo son las losas de arcilla policromadas y decoradas con moldes que datan del segundo cuarto del siglo VI a.C. Muchas de ellas representan ceremonias de las élites, procesiones de jinetes y carros, banquetes, bailarines y músicos. Las mismas obras de arte se encontraron en otras necrópolis etruscas, solo que estas no resistieron el contacto con el exterior y se rompieron.
El trabajo se realizó en colaboración con la Universidad de Nápoles. De ese centro académico, el profesor Alessandro Naso remarcó: “El oikos de Sass Pinzuto se convertirá en una referencia para los cultos funerarios en las necrópolis etruscas arcaicas”. Por su parte, la arqueóloga Simona Carosi acotó: “Se trata de un elemento más para el conocimiento y la protección de los sitios arqueológicos de Tuscania, en el que la Superintendencia, junto con las diversas instituciones, está trabajando intensamente”.
El templo presenta tres cámaras excavadas en la roca que tienen una dirección noroeste. Allí se habría realizado los rituales previos a depositar los cuerpos. Muchos de ellos no se enterraron, sino que se dejaron en salas especiales, como los actuales nichos. Los investigadores alegaron a que se trataría de una forma común dentro de las élites etruscas para que toda la familia permanezca junta por varias generaciones.
Fuente: La Nación