“No me sentía cómoda ni feliz con la vida que tenía”, contó Julieta Santamaria, la argentina oriunda de la localidad bonaerense de Burzaco que a sus 25 años decidió convertirse en la primera persona en recorrer el llamado Camino de la Mata Atlántica, un sendero de 4.000 kilómetros que atraviesa cinco estados brasileros y 132 municipios.
Su idea de irse a vivir a otro país surgió a fines de 2022, mientras estudiaba en la universidad y trabajaba al mismo tiempo. El primer paso fue dejar de estudiar y hacer horas extras para poder comprar el pasaje con destino a Brasil, que finalmente llegó en febrero del año pasado. “Lo mantuve a escondidas hasta un mes antes del vuelo, cuando me despedí de mis amigos y familia”, contó.
Julieta llegó al país limítrofe con un objetivo claro que era hacer voluntariados en distintos lugares para después elegir uno y que sea ese donde se quedaría indefinidamente. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos terminó cambiando de opinión y emprendió la aventura del trekking.
La idea surgió cuando un amigo que conoció en São Paulo le comentó sobre el camino y la motivó a que lo hiciera. “Apenas hablamos del asunto sentí una emoción muy grande que nunca había sentido”, remarcó. Sin dudarlo, empezó a prepararse tanto física como mentalmente para poder cumplirlo.
“El viaje empezó como un desafío personal porque quería aprender muchas cosas, entre ellas a resolver sola todo lo que pudiera pasar en el camino pero hoy es mucho más que eso”, sostuvo la argentina, quien aseguró que dicho trayecto tiene como uno de los propósitos el concientizar a las personas sobre la preservación del medio ambiente.
En este sentido, le fueron surgiendo varias cuestiones que antes había analizado profundamente como la de que no se puede conocer a la naturaleza por completo hasta que no se tiene un contacto al cien por ciento con ella. “¿Cómo vamos a proteger algo que no conocemos?”, se preguntó haciendo referencia a la falta de compromiso por parte de la mayoría de la humanidad.
A medida que fue conociendo lugares llenos de verde, distinta fauna y demás, se concientizó mucho más y le nació otro propósito además del de llegar al destino final: visibilizar el camino y despertar el mismo interés en más personas. “No solo porque la naturaleza es saludable sino porque necesitamos de ella para vivir”, expresó.
El recorrido atraviesa los estados de Río de Janeiro, São Paulo, Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul. En este marco, se pueden apreciar paisajes de todo tipo como mar, río, cascada, zonas urbanas, aldeas indígenas, zonas rurales y demás.
El mismo está planeado para que en el rango de cuatro días, los aventureros tengan un lugar donde reabastecer alimentos y equiparse para seguir su rumbo. Julieta arrancó con la caminata el 3 de marzo y al día de hoy lleva recorridos más de 700 kilómetros y logró terminar el primer estado. Su foco está puesto en culminarlo en noviembre, aunque el demorar un poco más no sería un problema para ella.
“Hubo trechos dónde fue difícil conseguir agua caminando bajo un calor insoportable, caminos que estaban cerrados y tuve que abrir con el machete, y veces donde la lluvia no me permitió ir de una ciudad a otra”, precisó en cuanto a los momentos que resultaron los más complicados hasta el momento. “En esas situaciones lo más difícil es tener control mental, es muy complicado pensar en frío cuando te estás quedando sin agua por ejemplo. Te entra la desesperación y no pensás correctamente”, continuó.
Si bien el trayecto lo hace sola, a medida que va avanzando se cruza con distintas personas que la acompañan y la ayudan en lo que necesita, como por ejemplo un lugar para dormir. “Eso ayuda mucho en lo económico porque me dan descuentos o me dejan hospedarme gratis”, señaló.
En estos meses de aventura, a la joven le quedó algo más que claro y es que no es la misma persona que era dos meses atrás, ni mucho menos la que salió desde la Argentina. “Fue todo muy positivo para mi y estoy feliz con quien soy ahora”, sostuvo Julieta quien además dijo que el foco principal no es llegar al final sino ir disfrutando de cada paso, cada paisaje y cada aprendizaje.
“Esta nueva etapa de mi vida representa crecimiento y autoconocimiento. Definitivamente mi vida no va a volver a ser la misma”, afirmó convencida. “Abrí mucho mi cabeza y descubrí lo que realmente me apasiona, lo que me gustaría hacer para siempre”, finalizó.
Fuente: Diario Panorama