Los herederos del escritor escocés Arthur Conan Doyle (1859-1930) eligieron al novelista y periodista inglés Gareth Rubin como continuador de la saga de Sherlock Holmes. Richard Pooley, Richard Doyle y Catherine Bates son bisnietos y administradores de la franquicia. La noticia es que Rubin acaba de entregar el original de la nueva novela a Simon & Schuster UK, quien la publicará el 12 de septiembre próximo. Lleva por título: Holmes y Moriarty. Dueña de los derechos para todas las lenguas, la casa editora también lanzará, para la misma fecha, traducciones en al menos veinte idiomas.
Esta nueva entrega sobre el investigador se ubica en Londres, 1903, donde Holmes y Watson toman el caso planteado por un actor, George Reynolds. El hombre está alarmado por una anomalía: el público que asiste a sus actuaciones, todas las noches, siempre es el mismo, las mismas personas que cambian su aspecto disfrazándose, un juego siniestro que lo inquieta y lo coloca al borde de la paranoia. De manera paralela, el archienemigo de Holmes, el profesor James Moriarty, enfrenta otro tipo de problemas. Ocurre el asesinato del líder de una pandilla de los bajos fondos londinenses. Los indicios del crimen señalan a Moriarty y su mano derecha, el coronel Sebastian Moran, quienes no son responsables del mismo. Ambos escapan de la policía y comienzan su propia cacería para descubrir quién está detrás de la farsa.
Las investigaciones producen que Holmes y Watson crucen sus destinos con Moriarty y Moran. Es decir, concluyen que los cuatro son partícipes involuntarios de una conspiración diseñada por la misma persona. Con sus vidas y la de otros en riesgo, la muerte los amenaza, y no les queda más que formar una alianza algo insólita, entre lo bajo y lo alto, entre lo legal e ilegal, para desenmascarar al verdadero villano. Las pistas los trasladan a un hotel en Suiza donde un contubernio mayor y oscuro se devela. En nadie pueden confiar, el riesgo es terrible.
Sin dudas, la combinación novela de ingenio y misterio deriva en una de aventuras. Fórmula de éxito que tiene como futuro inmediato su paso al cine o alguna serie en plataformas digitales. Para el heredero Pooley: “Uno de nuestros objetivos es presentarle al mundo más personajes de Conan Doyle, no sólo Moriarty, sino también aquellos de otros misterios de Holmes, como el coronel Sebastian Moran, u otras series de aventuras, como las historias del Profesor Challenger”. Esto también implica a Irene Adler, la mujer que derrotó a Holmes, de la que reconocen contactos con productoras audiovisuales para elaborar una serie.
En una columna publicada en el diario The Guardian, Gareth Rubin destaca la importancia cultural y global de Sherlock: “En todo el mundo hay quienes crecieron con Harry Potter, James Bond o Alice, pero sólo Holmes ha sido asimilado y adaptado por casi todas las sociedades, ya sea moldeándolo suavemente o golpeándolo violentamente para colocarlo en su lugar. La primera versión teatral importante, por ejemplo, fue en Broadway en 1899 por el actor estadounidense William Gillette. Eso abrió las compuertas para que el enormemente popular “caballero ladrón” francés Arsène Lupin luchara contra Holmes en una historia de 1907 que infringía los derechos de autor. (…) Cuando William Gillette telegrafió a Conan Doyle para preguntarle si podía casar a Holmes en su obra. Conan Doyle, siempre el autor liberal, respondió: ‘Puedes casarte, asesinarlo o hacer lo que quieras con él’.”
En la misma columna destaca que, durante un siglo, aparecieron obras de radio, juegos de cartas y hasta óperas de rock progresivo sobre la saga del investigador. Mientras que hoy existe una versión de Sherlock en la televisión rusa, en la que este héroe –originario de San Petersburgo–, persigue a un Jack el Destripador que causa estragos en las calles de su ciudad natal. También existe un Sherlock Holmes (La hija del diablo) para la consola de juegos Xbox. Y hasta una versión de manga japonés: Young Miss Holmes.
Confirmando esta globalización y adaptación constante, existe una saga de literatura infantil generada en Italia: Sherlock, Lupin y yo. El autor, Alessandro Gatti, utiliza el seudónimo de Irene Adler. En ella recrea situaciones de misterio adaptadas donde los personajes de Doyle interactúan con la creación de Maurice Leblanc.
Resulta inevitable retomar la relación de Holmes y el cine, acaso verdadero motor de su perduración mítica. Los cálculos, tal vez imprecisos, señalan que el investigador aparece en más de 250 películas o series. Esta difusión masiva durante cien años puede remontarse a Sherlock Jr. de Buster Keaton (1924); pasando por la casi homónima de la nueva novela de la saga: Sherlock Holmes contra Moriarty de Alfred L. Werker (1939); y la icónica El sabueso de los Baskerville de Terence Fisher (1959), en la que actuaron Peter Cushing, André Morell y Christopher Lee.
Como versiones más recientes se destaca Sherlock Holmes de Guy Ritchie (2009), con las actuaciones histriónicas de Robert Downey Jr. y Jude Law; a la que sigue una secuela del mismo Ritchie y elenco, ya demasiado forzada en trama y situaciones, Sherlock Holmes: Juego de sombras (2011). Más ingeniosa y delicada, con excelencia en diálogos, resultó Enola Holmes de Harry Bradbeer (2020), que contó con actores como Millie Bobby Brown, Henry Cavill y Helena Bonham Carter, añorable en el rol de madre de Holmes.
Mientras tanto, el verdadero misterio es si Holmes y Moriarty de Gareth Rubin será un éxito como novela, pero más si mantiene la atención del público de todo el planeta en esta leyenda, tan atípica como inexplicable.
Fuente: Perfil