Un brillo espeluznante emanaba de los bosques y los charcos en las rocas de de Gales durante la semana anual de cielos oscuros que se celebró hace unas semanas en ese territorio del suroeste de Reino Unido.
El guía y naturalista David Atthowe fue invitado a iluminar con sus linternas de luz ultravioleta (UV) algunos de los mejores parajes naturales de los condados galeses de Pembrokeshire y Monmouthshire.
Sus fotografías del bosque húmedo templado revelan formas, estructuras y colores que rivalizan con los de los arrecifes de coral de los océanos.
“Está oculto a nuestros sentidos humanos, esperando ser descubierto”, dijo.
El guía de 34 años se ha propuesto iluminar con luz ultravioleta lo que él llama un “mundo mágico” en el que las plantas y los animales emiten fluorescencia para comunicarse.
“Gales tiene mucha suerte porque tiene tantos sitios hermosos (para la biofluorescencia) con sus charcos en las rocas y su bosque húmedo”, dijo.
Los colores de la noche
Atthowe visitó los bosques del valle de Wye y del Parque Nacional de la Costa de Pembrokeshire y realizó recorridos para la Semana de los Cielos Oscuros de Gales, evento que este año se celebró entre 9 y 18 de febrero, y que tiene por propósito advertir sobre el impacto que la contaminación lumínica tiene sobre la biodiversidad.
“Los bosques antiguos están llenos de musgo y líquenes que se iluminan con los rayos UV y también de muchas criaturas, como piojos y ciempiés, que hacen cosas interesantes”, agregó.
Con más de 400 especies conocidas de líquenes, calificó a la reserva natural de Ty Canol Wood, en Pembrokeshire, como uno de los “bosques más mágicos y especiales de Reino Unido”.
“Mi día comienza por la noche debido a nuestra incapacidad para ver los rayos UV”, dijo el naturalista.
“Una vez que oscurece, se convierte en el hábitat más colorido y vibrante. Los musgos pueden adoptar todos los colores dependiendo de dónde crezcan”, explicó.
“Los líquenes o las algas adquieren diferentes colores. Su belleza rivaliza con la de un arrecife de coral, es muy vibrante”, aseguró.
Creando conciencia
Ruth Waycott ayudó a organizar una de las caminatas de biofluorescencia en Whitestone, un bosque propiedad de los Recursos Naturales de Gales.
“Fue tan fascinante que me enganché inmediatamente”, dijo.
“La biofluorescencia es otro nivel de comunicación que los humanos no pueden ver”, afirmó.
“Pero si encendemos una luz ultravioleta, de repente vemos una horrenda planta verde o amarilla que dice: ‘No me comas, soy venenosa’”, aseveró.
“Es algo nuevo y por eso es importante pensar en ello durante la semana de cielos oscuros”, dijo.
“Sabemos que la contaminación lumínica afecta a los animales, como es el caso de la navegación de los murciélagos o el de los peces migratorios, que se desorientan por las luces a lo largo de la orilla de un río, aunque sabemos muy poco sobre los rayos UV”, agregó.
David Atthowe espera cambiar eso.
“Debido a que no tenemos la suerte de poder ver en el espectro de luz ultravioleta nos estamos perdiendo este mundo mágico que ocurre a nuestro alrededor”, indicó.
Una de sus especies favoritas es la babosa leopardo.
“Tiene una mucosidad defensiva que libera y que es de color amarillo brillante bajo los rayos ultravioleta”, dijo.
“Luego, en 30 segundos, cambia de color al azul brillante. Es realmente genial”, narró el naturalista.
“Nunca pensé que vería flores brillando en un azul brillante, hongos verdes iluminando el suelo del bosque y flores que parecen tener electricidad corriendo a través de ellas”, señaló Atthowe.
¿Su consejo para cualquiera que esté interesado en descubrir por sí mismo ese mundo que los rayos UV pueden exponer?
“Conseguite una linterna ultravioleta y empieza a echar un vistazo a lo que puedes encontrar en el jardín”, dijo.
“Empieza con flores y una oruga, si puedes encontrar una, y te sorprenderá lo que ves”, señaló.
Paul Pigott
Fuente: BBC Mundo, La Nación.