Toropí, una de las reservas de fósiles a cielo abierto más grandes de Sudamérica, se ubica en Corrientes.
Bosque del Cielo (Jujuy)
Se trata de un sendero a 1.700 msnm, el punto más alto del Parque Nacional Calilegua.
Al avanzar por la RP 83, desde el norte de la provincia, se accede al recorrido luego de atravesar el portal de ingreso al parque y de pasar un monolito. Es de fácil abordaje y se puede caminar en media hora en la más absoluta soledad, entre líquenes que se bambolean, cientos de variedades de hongos, frambuesas silvestres e innumerables árboles en medio de una atmósfera vegetal fascinante. En este marco, los helechos son protagonistas y de muy diferentes especies; definidos como plantas perennes sin semilla ni flores, se reproducen por esporas: esos puntitos que se observan en el reverso de la hoja y que se liberan impulsados por la humedad.
“Este sendero es la máxima representación de uno de los pisos de las yungas, el bosque montano, que va de los 2.400 a los 1.500 msnm. Aquí se puede encontrar el aliso del cerro, el pino y saucos, por ejemplo”, señala Cecilia Iriarte, antropóloga y actual intendenta del parque. “Hay numerosas aves, como el loro alisero o la pava de monte, entre las más comunes”, agrega. “Hay días en los que las nubes están a la altura del bosque y uno lo camina como si fuera de paseo por el cielo y la montaña”, asegura sobre este sendero que es una representación cabal de las yungas, una región que en 2002 la Unesco declaró Reserva de Biosfera.
PN Calilegua. T: (03886) 42-2046.
www.argentina.gob.ar/parquesnacionales/calilegua
Puente de Piedra (Neuquén)
Una formación que el agua y los milenios modelaron sobre el lago Caviahue.
Se trata de un increíble puente natural de piedra que se encuentra en un sector de acantilados de la margen sur de la península del lago Caviahue. Esta “geoforma” es bastante poco habitual; en ella, a lo largo de miles de años, intervinieron procesos diversos: la erosión glaciar, el posterior golpe constante de las olas, que modificó su base y generó la caída de rocas, más la consecuente formación de un hueco que terminó convertido en caverna, parte de cuyo techo se desplomó. Su borde externo formó el puente que permite ver las aguas turquesas del lago.
Hay que salir de Caviahue hacia Loncopué por la RP 26 y bordear el brazo sur del lago; antes de llegar a su punta, se detectan un par de araucarias sobre la ruta: allí sale, a la izquierda, una huella no señalada que rodea por un par de kilómetros el “perilago” hasta una extensa playa, donde se deja el auto y se sigue a pie.
La caminata hasta el Puente de Piedra demanda una hora. La primera etapa es en pendiente, medianamente pronunciada; luego se hace plana por 1,5 km: tramo que se recorre por la parte superior del empinado acantilado.
La recomendación es no caminar sobre el puente, ya que puede haber derrumbes o desprendimientos ocasionales. Su superficie, bastante regular, tiene un largo aproximado de 16 metros, un ancho de 5 m y un espesor de entre 6 y 8. El desnivel entre la parte superior del puente y la playa en la base del acantilado alcanza los 50 metros.
Dunas del Nihuil (Mendoza)
Paisaje mudable de arena a la medida de los que buscan paseos con mucha adrenalina.
Esta pequeña versión argentina del Sahara abarca 30.000 hectáreas de desierto adunado con lomas tan empinadas que alcanzan los 200 metros de altura. La base para conocerlas es la localidad de Villa Nihuil, a 80 km de San Rafael, que cuenta con algunos servicios básicos. Y es imprescindible hacerlo con guías expertos que conozcan bien sus filos y redondeces.
Sólo en camionetas de doble tracción, motos de cross o cuatriciclos preparados para transitar sobre la arena –demanda desinflar las cubiertas para ganar agarre y superficie de apoyo– es posible surfear las crestas elevadas de los médanos, tal como lo hicieron los pilotos del Rally Dakar que pasaron por este territorio en una de sus ediciones.
Al estar en un corredor de vientos, la huella se borra y el paisaje se rediseña todo el tiempo. Con el motor a 3.500 revoluciones y máximas de 60 km por hora que parecen de 220, se sube, se baja y se colea con el vehículo en una sucesión vertiginosa. Existe también la opción de usar trineos y tablas de sandboard y probar el equilibrio en contacto directo con la arena.
Corona del Inca (La Rioja)
En el límite con Catamarca y Chile, a este confín cordillerano por encima de los 5.000 msnm sólo se puede llegar en 4×4.
La temperatura, en verano, ronda los -20 °C. Y Corona del Inca, la laguna del cráter (1 km2 de superficie y 300 m de profundidad), se aprecia a 5.550 msnm: es la de mayor altura de la Argentina y aseguran que también bate el récord a nivel mundial.
El cráter Corona del Inca es una de las metas off-road más difíciles, accesible sólo en 4×4 a partir de diciembre (antes, imposible: los accesos están bloqueados por la nieve) y hasta los primeros días de abril, que es cuando comienza a nevar.
Es una experiencia de un día que permite (1) llegar, (2) contemplar la “corona” de los volcanes circundantes –Bonete Chico y Bonete Grande, Veladero, Pissis, Reclus, Baboso y Gemelos Norte y Sur– que se aprecian desde el inmenso cráter, con sus glaciares que alimentan la laguna de un azul tan profundo como hipnótico, y (3) volver al punto de partida.
Por seguridad se arman, mínimo, grupos de seis personas con dos vehículos doble tracción, especialmente equipados para este tipo de travesías. Mejor si el grupo es más grande y se suma otra camioneta.
El programa clásico es combinar Laguna Brava con el Corona del Inca. Se parte de Jagüé rumbo al cráter y se sube por la colorida Quebrada del Peñón hasta el portezuelo de la laguna. Se continúa hacia Pampa de Veladero a través de campos de cenizas volcánicas, farallones del Campo de Piedra Pómez riojano y el Cañón de las Rocas de lava. Después del ascenso al cono del volcán y del silencioso embelesamiento, se consuma el regreso por Laguna Brava.
Laguna Brava Excursiones. Coordinador/guía, Carlos D. Perea. T: (03804) 32-6697. WhatsApp: (03825) 62-2178.
Toropí (Corrientes)
Un gran yacimiento paleontológico muy cerca de Bella Vista y a 150 km de Corrientes capital.
“Estamos en una de las reservas de fósiles a cielo abierto más grandes de Sudamérica”, asegura Antonela Centurión, guía de la Oficina de Turismo de Bella Vista, el único ente que coordina las visitas a la reserva de Toropí. “Tenemos la formación yupoí –’punta delgada’, en guaraní–; en la toropí –que significa ‘piel de toro’– se encuentran los restos fósiles y, finalmente, está el ituzaingó, que es ‘salto de agua’”, señala Antonela. Las muestras paleontológicas sacadas de la enorme cárcava Toropí están en el museo de Bella Vista y en el de La Plata.
Las cárcavas son socavones que origina el agua de lluvia en suelos arcillosos blandos en pendiente, y con muy poca cobertura vegetal. En su proceso erosivo, el agua va excavando largos y profundos surcos de bordes vivos.
Toropí abarca un total de entre cuatro y cinco kilómetros de largo y un ancho aproximado de un kilómetro que llega hasta el río Paraná. Se recorre por sectores y, aunque no se vean, los fósiles están; pero al revés de lo que sucede con los yacimientos que cubre y descubre la acción eólica, aquí es el agua el agente que depositó los sedimentos y los mueve; por esta razón, es casi improbable dar con el esqueleto de un animal completo.
El hallazgo de Toropí ubica los animales en el Pleistoceno, e incluye mamíferos desmesurados como mastodontes –grandes elefantes sudamericanos de más de cuatro toneladas–, gliptodontes o toxodontes –similares a los hipopótamos–, que vivieron hace más de 30.000 años.
Se recomienda completar la visita en el Museo Paleontológico de Bella Vista: es gratis y abre de martes a sábado, de 8 a 12.
Oficina de Turismo de Bella Vista T: (03777) 54-2617 o (03777) 59-2712. Se accede con reserva a través de la página www.bellavista.gob.ar/turismo/toropi/yacimiento; se descarga un formulario y 48 horas antes se manda un mail a [email protected]
Fuente: La Nación.