“El monto que pagas por la admisión depende de ti, pero debes pagar algo (US$00.01 mínimo)”. Eso advierte en su sitio web el Museo Metropolitano de Nueva York a los residentes de ese estado y a los estudiantes de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut. Para el resto de los visitantes, la entrada general es de 30 dólares.
A pocas cuadras de allí, frente al Central Park, el Museo Guggenheim ofrece una opción similar: los sábados, de 17 a 20, cualquiera puede pagar lo que desee por la entrada. La contribución sugerida es de 10 dólares y el mínimo, de un dólar. Claro que se sugiere reservar con tiempo en el sitio web, donde se advierte que la cantidad de tickets disponibles es limitada.
Un sistema parecido podría implementarse en la Argentina, si se aprueba una propuesta en la que están trabajando el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) y su Asociación de Amigos (Aamnba): se trata de ofrecer, a cambio de una colaboración voluntaria, una guía desplegable con QR para facilitar el recorrido por la colección de una de las instituciones públicas de arte más importantes de América Latina. Según anticipó a LA NACION su director, Andrés Duprat, para ello se dispondría de un espacio específico en la entrada al edificio de Recoleta, visitado en 2023 por 775.000 personas (un 35% de otros países).
“Muchos extranjeros que vienen se asombran de que la entrada sea gratuita –agregó Duprat, reelegido en septiembre por concurso para continuar otros cinco años en el cargo-. Los ingresos que resulten de esta actividad van a permitir contribuir con la conservación y la adquisición de obras, y con el equipamiento y mejoramiento del edificio, ya que es difícil mantener la calidad, la infraestructura y la seguridad de un museo”.
Esa iniciativa es una alternativa a la posibilidad sugerida en diciembre por el secretario de Cultura de la Nación: Leonardo Cifelli dijo entonces que evaluaba cobrar entrada al MNBA a los extranjeros no residentes en el país. “Andrés [Duprat] me dijo que eso representaba un buen ingreso –dijo el funcionario-. Cuando visito los museos de otros países tengo que pagar entrada, y no son baratas. Lo único que le pedí es que hubiera un día de la semana gratis para todos”.
Desde el Museo Nacional de Arte Decorativo, donde la entrada también es gratuita y en 2023 fue visitado por 163.183 personas (un 20% de otros países), se informó a LA NACION que la Subsecretaría de Patrimonio está trabajando en un proyecto de normativa para que los extranjeros paguen entrada. Esa medida ya se implementa en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires -visitado en 2023 por 330.536 personas (10,5% de otros países)-, donde incluso los precios varían si el visitante proviene de algún país del Mercosur.
Además de abrir los miércoles gratis, el Moderno anunció esta semana una iniciativa original: los días de más de 35 grados de temperatura, como integrante de la Red de Refugios climáticos de la Ciudad de Buenos Aires, no cobrará entrada a quienes busquen un reparo fresco e hidratarse ante la ola de calor. Esto se suma a la programación gratuita de verano, similar a la que también ofrece el Malba.
El museo de Palermo Chico, que cobra $4000 por persona, reduce los miércoles a la mitad el costo de la entrada. Pero no cobra un precio diferencial a extranjeros, pese a que hacerlo implicaría un aumento considerable de sus ingresos: en 2023 representaron el 44% del total de 515.000 visitantes, cifra récord de convocatoria desde su fundación en 2001. En su mayoría provienen de Brasil para tomarse una foto con Abaporú (1928), pintura de Tarsila do Amaral emblemática del modernismo brasileño.
En todos los museos mencionados, ser “amigo” tiene sus beneficios. “Pueden ingresar gratis al museo durante todo el año, acompañados de una o más personas –dijo a LA NACION Emilio Xarrier, director de Administración y Operaciones del Malba-. Tienen descuentos en cine, en la tienda, en el café y en los cursos y seminarios. Además, pueden participar de actividades exclusivas como preinauguraciones, recorridos guiados con curadores y artistas, y más”.
En el MoMA, por ejemplo, ser “miembro” del museo permite acceder en forma exclusiva a ciertas salas del museo los sábados y domingos, de 9.30 a 10.30. También participar sin costo de las “Uniqlo NYC Nights”, que se realizan los primeros viernes de cada mes y son gratuitas solo para quienes viven en la ciudad de Nueva York, gracias al sponsoreo de la marca japonesa.
Otra propuesta accesible en Manhattan es el CityPass: un pase que ofrece un descuento del 40% a cinco de las principales atracciones de la “Gran Manzana”: el Guggenheim, el Museo Americano de Historia Natural, el Empire State Building y otras dos a elección, entre las cuales se cuentan el Memorial y Museo del 11 de septiembre y la Estatua de la Libertad.
Algo similar idearon en España para acceder a los museos estatales: por 36 euros se puede comprar una tarjeta anual que permite visitar el Reina Sofía, el Museo del Prado o el Nacional de Artes Decorativas, entre muchos otros. Y en Buenos Aires tenemos la exitosa Noche de los Museos, con una programación gratuita y transporte sin costo hasta las dos de la mañana, que cada año convoca multitudes.
No tantas, sin embargo, como los diez millones de personas se disponen a viajar a la capital francesa, que alojará los Juegos Olímpicos de París del 20 de julio al 8 de septiembre. Hay quienes creen que ese inminente aluvión influyó sobre la reciente decisión del Louvre de aumentar el precio de sus tickets de 17 a 22 euros. El hogar de la Mona Lisa, el cuadro más famoso del mundo, alegó que buscaba compensar el aumento de los costos de energía y respaldar sus programas de entrada gratuita dirigidos a residentes locales. Esto no solo incluye a los menores de 26 años residentes en la Unión Europea sino también a desempleados, profesores de arte, artistas y personas que perciban ingresos mínimos, entre otros.
Con el fin de generar ingresos y “crear comunidad”, hay instituciones que logran ser más creativas. El MoMA PS1 acaba de convocar a una de sus célebres fiestas para el 23 de febrero, para despedir hasta la medianoche la muestra dedicada a Rirkrit Tiravanija con presentaciones especiales, música, DJ, bailes y más. Las entradas cuestan veinte dólares. Parece poco en comparación con las 35 libras que se pedían por la “Discoteca Silenciosa” con bar y DJ que alojará a partir del 23 de febrero el británico Museo de Historia Natural. No saquen la tarjeta: ya están las cuatro fechas agotadas.
Fuente: Celina Chatruc, La Nación.