En tiempos excepcionales en lo político como en lo económico, con la nafta que subió un 27 por ciento esta semana y con el precio de los repelentes contra mosquitos que pareciera cotizar en la Bolsa, en el lejano mes de octubre, sin saber el resultado de las elecciones nacionales, entre productores y dueños de salas comerciales fue madurando una idea radicalmente transgresora: que el valor de las entradas para el arranque de la temporada de teatro de verano en Mar del Plata tuvieran un precio máximo de 12.000 pesos. Lo extraño de todo esto es que se sostuvo sin importar que, según el Indec, la inflación del mes de octubre fuera del 8,3%… y sin imaginar que la inflación de noviembre treparía al 12,8% o que la de diciembre estallaría al 29%. A contramano de todos los angustiantes parámetros de pérdida de poder adquisitivo, este grupo de productores y dueños de salas teatrales comerciales de Aadet, la cámara que los congrega, y con la complicidad de los respectivos elencos decidió mantener esos valores contra todo sentido común y como una forma de darle por lo menos alguna certeza a las familias que decidieron pasar sus vacaciones en la ciudad atlántica.
A esa iniciativa la llamaron “precio amigable”. Su gestor fue Carlos Rottemberg (dueño de 6 salas en Mar del Plata, de tantas otras en la ciudad de Buenos Aires y figura clave de la escena comercial). El primero signo exitoso de esta necesaria idea amiguera lo aportó la estadística de la última semana del año pasado durante la cual se produjo un incremento de público del 158 por ciento en comparación a igual período del año pasado. Esto sucede mientras se produjo otro signo a contramano de los tiempos de achiques y restricciones: el circuito de teatro alternativo de Mar del Plata, sector en estado de alerta por el anuncio del cierre del Instituto Nacional del Teatro contemplado en la Ley Ómnibus, sumó una nueva sala llamada El subsuelo, un espacio destinado al teatro, la danza y la música con 60 butacas.
En todo esto hay otro dato alentador que lo proporciona la estadística de Aadet de la última semana de 2023. “Los números confirman que la iniciativa de precios amigables funciona generando dos situaciones positivas: hubo más propuestas y más público que el año pasado en la misma semana. En la comparativa, se produjo un incremento del 60 por ciento en funciones y un aumento del 150 por ciento en lo que hace a público total mientras el precios de las entradas está muy por debajo de la inflación anual. En ese sentido, rescato la idea de Carlos Rottemberg porque la otra opción era tener una temporada con salas sin públicos y hay que reconocer que un teatro sin gente es muy triste”, señala en diálogo con LA NACION Sebastián Blutrach, presidente de Aadet, dueño del teatro El Picadero y productor de La última sesión de Freud, con Luis Machín y Javier Lorenzo. Esa propuesta se está presentando en el teatro Bristol, una de las salas de Rottemberg, el señor que lleva casi 50 años en esto, que empezó a ser empresario teatral a los 17 cuando el país lo gobernaba la viuda de Juan Domingo Perón y que, nuevamente, una idea suya es clave en el entramado de esta temporada en Mar del Plata en la que un Presidente de la Nación se subió a un escenario para saludar y besarse con su novia actriz.
Bajo esta política de precios amigables todo indica que ninguno de los elencos ni los productores terminará la temporada con los bolsillos llenos. Pero lo fundamental para una ciudad que celebrará en febrero sus 150 años de vida es que no se perderá esa sana y maravillosa costumbre de ese turista que conjuga la playa con su salida al teatro para ver a los famosos, vestirse para la ocasión, aplaudir con ganas el ingreso al escenario de la actriz o el actor admirado, emocionarse o reírse en una platea. “Lo de mantener el precio de las entradas tiene que ver con ser amables, con tratar de no echar a la gente en un contexto en el cual ya se notó una retracción en las reservas de hoteles y departamentos. Es preferible tener una buena temporada, aunque sea menos rentable, que vender pocas entradas”, agrega Blutrach.
Rottemberg, el ideólogo de todo esto, saca su propio cuadro de doble entrada para contextualizar a esta iniciativa. “Antes -recuerda este señor de una memoria admirable- con el precio de una platea se podía comprar tres kilos de helado. Ahora, un kilo y medio. Por primera vez una platea teatral pasó a costar el valor de 8 cafés cuando, históricamente, la entrada era equivalente a 15 cafés”. Hay otra comparación posible para dimensionar a esta campaña tan empática en tiempos de pocas certezas que involucra a las otras dos plazas de teatro de verano: Carlos Paz y la ciudad de Buenos Aires. En la villa cordobesa las entradas para ver Mamma mía!, con Florencia Peña, van de los $9200 a los $17.000; mientras que otra comedia musical como es Kinky Boots, con Federico Bal, en Mar del Plata se rige por el parámetro de precio amiguero que no supera los $12.000. En Buenos Aires, el valor de un ticket para ver otra obra de teatro musical como es Piaf va de los $6000 a 20.000 pesos o una comedia con tres personajes como es Antígona en el baño está entre los 12.000 y los 13.000 pesos.
En un posteo de fin de año en las redes sociales de Multiteatro, el talentoso productor afirmaba: “La decisión anticipada de anunciar el precio del teatro en Mar del Plata estaría resultando una señal positiva sobre la importancia de saber ´cuánto valen las cosas´, uno de los temas actuales que nos angustian como consumidores. Hoy llegarse hasta cualquier boletería teatral en Mar del Plata garantiza no verse sorprendido: se está cumpliendo con lo que se anunció anticipadamente. A la espera de evaluar el comportamiento de la audiencia en la temporada alta de enero, seguiremos apostando desde esta casa teatral a lo mismo de hace casi cinco décadas: por más Teatro, más Cultura y más Trabajo”.
Desde su oficina en el teatro Neptuno, el “Señor de los teatros” se toma un tiempo para hablar con LA NACION. “Yo todo los años tengo la costumbre de ponerle un título a la temporada -cuenta en medio de sus tareas como padre, marido y empresario en modo ojotas-. Este año, apelé a uno de coyuntura y por eso la llamé “la temporada del aniversario de Mar del Plata”. En la búsqueda por acompañar a esta temporada, sumado al proceso inflacionario, es que sostuve que lo importante era poner un precio amigable a las entradas y todos los teatros se fueron sumando a esa idea. De hecho, hace cosa de un mes y medio me llamó Guillermo Marín, productor de Fátima Florez. Cuando le conté la idea tampoco él dudó”, expresa quien en una de sus salas está programando a Martín Bossi, el otro tanque de esta temporada que ya está compitiendo con la imitadora por liderar el ranking semanal de obras con mayor cantidad de espectadores.
“Yo creo que a las coyunturas hay que respetarlas -agrega Rottemberg-. Hay que ver la película completa y no solamente la foto. Yo siempre me fijé en cómo preservar al ámbito teatral, lo mismo hice en el verano hiperinflacionario de 2001/02. Igual dejemos en claro que yo soy un empresario privado, no soy un filántropo; de todos modos sé que hay momentos para ganar y, otros, para hacer la plancha. Hacer la plancha en estos momentos es ganar. Por eso propuse hacer esto de precio amigable que, salvo que se trastoque todo en febrero, en mis teatros lo voy a tratar de sostener porque el público lo agradece”.
A juzgar por los números de Aadet, claramente el espectador está agradeciendo esta especie de mimo en tiempos duros. Por otra parte, la modalidad del precio amigable ya tuvo su primer efecto expansivo: Ariel Perotti, responsable de la programación de la llamada Costa Chica (el corredor de teatros de otras localidades de la costa atlántica), decidió en las últimas horas sumarse a la iniciativa. Todo esto sucede mientras esta misma semana se suman a la cartelera comercial de Mar del Plata títulos con figuras sumamente convocantes (como es el caso de Wali Iturriaga, con La Jenny); y el circuito público de la ciudad abre su temporada con El brote, esa propuesta de culto protagonizada por Roberto Peloni y con entradas a 3500 pesos que está haciendo funciones hasta el domingo en la sala Astor Piazzolla.
Fátima Florez, en la costa; Florencia Peña, en la sierra
La particularidad de la iniciativa de precio amigable tiene como marco esa constante histórica por ver qué obra aparece liderando el ranking de cantidad de espectadores que elabora Aadet, la cámara del teatro comercial. Al parecer, aunque todo es muy reciente para hacer proyecciones, la puja entre dos imitadores será la marca de este año. A juzgar por la venta de entradas de la última semana de 2023, Fátima 100%, con Fátima Florez, lidera la tabla seguido por Bossi Live Comedy, con Martín Bossi, quien hizo una función menos. Con el paso de las semanas habrá que ver cómo afecta en la boletería la decidida identificación de Fátima con los ideales libertarios en la boletería en un contexto de humor social cambiante ante las medidas anunciadas por el equipo de Javier Milei (su novio).
El virtual podio se completa con la comedia El beso, con Luciano Castro, Mercedes Funes, Luciano Cáceres y Jorgelina Aruzzi en esa historia entre dos parejas de amigos que celebran el fin de año. En el quinteto de obras más vistas en Mar del Plata el cuarto lugar lo ocupan dos nacidos y criados en La Feliz: los hermanos Eugenio y Culini Weinbaum haciendo Dos piratas y un tesoro. El listado se completa con Perdida mente, la propuesta de José María Muscari que esta vez protagonizan Leonor Benedetto, Ana María Picchio, Emilia Mazer, Mirtha Wons e Iliana Calabró.
A 1150 kilómetros del paisaje de playa y teatro, en Villa Carlos Paz el movimiento en boletería tiene sus propias reglas. Blutrach expone la otra foto de esta panorámica sobre el arranque de la temporada en estas dos ciudades. “Si bien hubo menos funciones que el año pasado se produjo un incremento del 9 por ciento en lo que hace a asistencia de público con entradas a nivel de la inflación”, señala. En paralelo, la estadística de movimiento de público tiene sus propios ganadores.
Mamma mía!, el musical que protagonizan Florencia Peña y Alejandro Paker, basado en los famosos temas del grupo ABBA, fue la propuesta con mayor cantidad de espectadores en la ciudad cordobesa. El segundo puesto lo ocupa Pedro Alfonso, que hace más de una década presenta obras en la ciudad, con la comedia Misterio en la cabaña, de la que también participa su mujer Paula Chaves. Luego de su paso por la cartelera porteña, la obra Los mosqueteros del rey, con Nicolás Cabré, Jorge Suárez, Nicolás Scarpino y Fredy Villarreal, apostó por Córdoba y los números en boletería la ubican en tercer lugar. El top five se completa con Miguel y Chino, en banda, con Miguel Del Sel y el Chino Volpatto, los ex Midachi; y lo cierra Cirque Luneil, propuesta en la se fusiona lo circense con el legado de la revista.
Mientras esto sucede en Mar del Plata y Carlos Paz, en la ciudad de Buenos Aires formalmente esta semana se inicia la temporada de teatro de verano con el estreno de Made in Lanús, dirigido por Luis Brandoni, y seguido de una variedad de títulos favoritos del público como Piaf, Matilda o Tootsie. Las tres plazas del teatro de verano calientan sus motores. Una de ellas, lo hace bajo el modo de precio amigable porque sus gestores y protagonistas prefieren toda la vida la foto de las salas con público que el bajón de ver las butacas vacías porque el bolsillo así lo decide.
Fuente: Alejandro Cruz, La Nación.