Anthony Kiedis, de Red Hot Chili Peppers, Neil Tennant, de Pet Shop Boys y Robert Smith, de The Cure: nombres de peso que volverán a pisar escenarios porteños en los próximos días
En las próximas semanas –y luego de los tres River colmados de Taylor Swift–, los estadios de Buenos Aires serán escenario de una invasión: la de las bandas y los solistas que se destacaron en los 70, 80 y 90 y que todavía tienen algo para decir.
En cuestión de días, la ciudad recibirá a Roger Waters (21 y 22 del actual, en el estadio Monumental), The Cure, Blur, Pet Shop Boys y Beck (sábado 25 y domingo 26, en el parque Sarmiento, en el marco de la segunda edición porteña de Primavera Sound) y Red Hot Chili Peppers (24 y 26 de noviembre, también en la cancha de River).
¿Se trata de una repentina ola de nostalgia? Quizás haya algo de eso, aunque también hay que decir que la música en términos industriales es, en sí misma, una celebración constante de su propio pasado. Sin embargo, de algo no hay duda: el sold out (o casi) de cada uno de estos conciertos aparece como una reafirmación del poder de convocatoria de los “viejitos” del rock y el pop, en contraposición (o en paralelo) con la consagración de artistas jóvenes, principalmente de género urbano, como números masivos.
El componente nostálgico, decíamos, es inevitable. No obstante, este desembarco conjunto de tantas estrellas de otras épocas tiene una particularidad: casi todos tienen algún tipo de novedad para “chapear”.
De este contingente de visitas, la más trascendente –por su lugar de privilegio en la historia del rock, pero también por todo lo que genera por fuera de la música– es sin lugar a dudas Roger Waters. El ex líder de Pink Floyd viene envuelto en polémicas por su posición contra Israel en el conflicto en Gaza (dos hoteles porteños le negaron alojamiento por considerarlo antisemita), y esta controversia en lo político hizo que casi no se hablara de su actualidad musical: Dark Side of the Moon Redux, su trabajo más reciente, es una reelaboración oscura y minimalista del disco emblema de su anterior grupo.
Si bien no deja de ser un “refrito” de su obra y no material nuevo, una revisión tan personal de un álbum que le cambió el rumbo a la música popular del siglo XX es un acto artístico con valor propio. Por lo demás, efectivamente, en sus conciertos viene sonando todo lo que tiene que sonar del cancionero floydiano, más un puñado de temas en solitario como “Déjà vu” e “Is This the Life We Really Want?” (ambas de su último elepé de estudio (Is This the Life We Really Want?, 2017) y el estreno “The Bar”, que todavía ni siquiera tiene versión grabada en las plataformas de streaming.
Blur, más activos que nunca
De los que vienen al Primavera Sound, Blur es el que más trabajó en los últimos tiempos. Este 2023 fue un año activo para el grupo, después de una larga pausa por las múltiples aventuras de Damon Albarn por fuera de la nave madre (principalmente Gorillaz).
A finales del año pasado, Blur anunció su nueva reunión; en mayo salió el primer single, “The Narcissist”, y volvieron a tocar después de ocho años. En julio salió el long play The Ballad of Darren y lo presentaron en el mítico estadio Wembley, de Londres. Y desde ese momento vienen de minigira por Europa y Japón, antes de bajar al sur. Así, el grupo británico se verá las caras con el público argentino por primera vez desde su visita de 2015, cuando tocaron en la Plaza de la Música, de Córdoba, y en el escenario de Tecnópolis.
La vuelta de Beck
Otro que viene ocupado es Beck, que no para de lanzar singles y colaboraciones con otros músicos mientras amenaza con un disco. Hace nueve meses editó “Thinking About You”, un tema alineado en su veta folk (aquella que explotó con discos como Morning Phase, de 2014, Sea Change, de 2002 y Mutations, de 1998). Desde ese momento no descansó: grabó “Odissey” con Phoenix y “Skipping Like a Stone” con Chemical Brothers, y corren rumores de que su álbum de estudio número 15 está en preparación. Eso, mientras recorre escenarios de Norteamérica, con una reciente parada en el hemisferio sur: Adelaide, Australia.
Cerrando el lote del Primavera Sound viene The Cure, que en los papeles es la banda más inactiva de las mencionadas porque no muestra nada nuevo desde 4:13 Dream, de 2003. Sin embargo, aunque no lo veamos, Robert Smith siempre está: el disco que grabó durante la pandemia, Songs of a Lost World, todavía no sale porque el despeinado líder sigue sin quedar conforme con el resultado, agregándole partes y sacando otras. Y a todo esto, otro álbum más estaría terminado o en vías de eso. “Uno es triste y oscuro y el otro no”, dijo Smith, pero seguimos en ascuas, con la esperanza de que el proyecto no se convierta en el próximo Chinese Democracy, el álbum que los Guns N’Roses (o mejor dicho Axl Rose) demoraron “siglos” en lanzar.
Aunque no vayan a un megaestadio, el show de Pulp se anota también como uno de los más esperados de esta semana. La banda británica que comanda Jarvis Cocker vuelve al país en el marco de una gira mundial que tiene, probablemente, uno de los mejores nombres de la historia: This is what we do for an encore [Esto es lo que hacemos por un bis]. La cita es en el Movistar Arena, este jueves.
De la lista de consagrados visitantes inminentes nos quedan solo los Red Hot Chili Peppers, que en 2023 no pisaron los estudios pero tenían permiso porque venían de uno de los períodos más prolíficos de su carrera: no uno sino dos discos editaron el año pasado (primero Unlimited Love y después Return of the Dream Canteen). A ambos los vamos a conocer en vivo esta vuelta, dado que no vienen desde 2018, ocasión en la que tocaron en el Lollapalooza (su visita anterior había sido cuatro años antes, en el mismo festival).
Los fans locales de los Peppers agotaron las entradas en tiempo récord, pero con ellos siempre hay un miedo latente: ¿será ésta una de sus presentaciones buenas, como la del show que dieron en el Luna Park en 1999, o una de las flojas, como la de River en 2002? Nos enteraremos el viernes. Mientras tanto, una certeza: la música muta y las nuevas generaciones reclaman su lugar, pero la vieja guardia del rock y el pop global no cede terreno.
Fuente: La Nación