Una inédita operación a un hombre que sufrió un accidente en su rostro fue efectuada por cirujanos estadounidenses. Se trata del primer trasplante de un ojo humano completo en el mundo.
La hazaña constituye un avance extraordinario respecto a los trasplantes de cara, aunque todavía no generó que el paciente pueda ver, ya que es demasiado pronto para ello. Un accidente con líneas eléctricas de alto voltaje destruyó la mayor parte de la cara y el ojo izquierdo de Aaron James, de 46 años.
Si bien su ojo derecho todavía funciona, los cirujanos de NYU Langone Health esperaban que reemplazar el que faltaba produciría mejores resultados cosméticos para su nuevo rostro, al sostener la cuenca del ojo y el párpado trasplantados.
Aaron James habla con la prensa hace un mes, luego de la reconstrucción facial (AP Photo/Joseph. B. Frederick)
El equipo de la Universidad de Nueva York anunció hoy que hasta ahora está haciendo precisamente eso. James se está recuperando bien del doble trasplante de mayo pasado y el ojo donado luce notablemente saludable. “Se siente bien. Todavía no tengo ningún movimiento en mi párpado, todavía no puedo parpadear. Pero ahora estoy sintiendo sensaciones”, dijo James a The Associated Press mientras los médicos examinaban su progreso recientemente.
“Hay que empezar por algún lado, tiene que haber una primera persona en algún lado”, añadió James, de 46 años, de Hot Springs, Arkansas. Hoy en día, los trasplantes de córnea (el tejido transparente que se encuentra frente al ojo) son comunes para tratar ciertos tipos de pérdida de visión. Pero trasplantar todo el ojo (el globo ocular, su suministro de sangre y el nervio óptico crítico que debe conectarlo con el cerebro) se considera un logro en la búsqueda de curar la ceguera.
Pase lo que pase a continuación, la cirugía de James ofrece a los científicos una ventana sin precedentes a cómo el ojo humano intenta curarse. “No pretendemos restaurar la vista. Pero no tengo ninguna duda de que estamos un paso más cerca“, dijo el doctor Eduardo Rodríguez, jefe de cirugía plástica de la Universidad de Nueva York, quien dirigió el trasplante.
Una foto de 2010 de Aron James y su esposa Meagan, un año antes del terrible accidente con electricidad. (NYU Langone Health via AP)
Algunos especialistas temían que el ojo se marchitara rápidamente como una pasa de uva. En cambio, cuando Rodríguez abrió el párpado izquierdo de James el mes pasado, el ojo color avellana donado estaba tan regordete y lleno de líquido como su propio ojo azul. Los médicos ven un buen flujo sanguíneo y no hay signos de rechazo.
Ahora los investigadores han comenzado a analizar escáneres del cerebro de James que detectaron algunas señales desconcertantes de ese importante, pero lesionado nervio óptico. Un científico que ha estudiado durante mucho tiempo cómo hacer realidad los trasplantes de ojos calificó la cirugía como emocionante. “Es una validación asombrosa” de los experimentos con animales que han mantenido vivos los ojos trasplantados, afirmó el doctor Jeffrey Goldberg, catedrático de oftalmología de la Universidad de Stanford.
El obstáculo es cómo hacer que vuelva a crecer el nervio óptico, aunque los estudios en animales están avanzando, añadió Goldberg. Elogió la “audacia” del equipo de la Universidad de Nueva York al intentar incluso la reparación del nervio óptico y espera que el trasplante impulse más investigaciones. “Estamos realmente al borde del precipicio de poder hacer esto”, agregó Goldberg.
Un accidente que le cambió la vida
Aron tuvo el accidente en junio de 2021 y dos años más tarde pudo hacerse esta cirugía reconstructiva. (NYU Langone Health via AP)
James estaba trabajando para una empresa de líneas eléctricas en junio de 2021 cuando recibió una descarga eléctrica por un cable con corriente. Casi muere. Al final perdió su brazo izquierdo y requirió una prótesis. Su ojo izquierdo dañado le dolía tanto que tuvo que extirpárselo. Múltiples cirugías reconstructivas no pudieron reparar lesiones faciales extensas, incluidas la falta de nariz y labios.
James siguió con fisioterapia hasta que estuvo lo suficientemente fuerte como para acompañar a su hija Allie a una ceremonia de bienvenida a la escuela secundaria, usando una mascarilla y un parche en el ojo. Aún así necesitaba respirar y alimentarse por sondas, y anhelaba volver a oler, saborear y comer alimentos sólidos. “En su mente y en su corazón, es él, así que no me importaba que no tuviera nariz. Pero sí me importaba que eso le molestara”, dijo su esposa, Meagan James.
Los trasplantes de cara siguen siendo raros y riesgosos. El de James es apenas el número 19 en Estados Unidos, el quinto que ha actuado Rodríguez. El experimento ocular añadió aún más complejidad. Pero James pensó que no estaría peor si el ojo donado fallaba.
Tres meses después de que James fuera incluido en la lista de espera nacional de trasplantes, se encontró un donante compatible. Los riñones, el hígado y el páncreas del donante, un hombre de unos 30 años, salvaron a otras tres personas. Durante la operación de 21 horas de James, los cirujanos agregaron otro giro experimental: cuando unieron el nervio óptico donado con lo que quedaba del original de James, inyectaron células madre especiales del donante con la esperanza de estimular su reparación.
En septiembre de 2022 Aron pudo acompañar a su hija Allie a una ceremonia de bienvenida a la escuela secundaria, usando una mascarilla y un parche en el ojo (NYU Langone Health via AP)
Un paso hacia la visión de James
El mes pasado, un hormigueo anunció la curación de los nervios faciales. James aún no puede abrir el párpado y usa un parche para protegerlo. Pero cuando Rodríguez presionó el ojo cerrado, James sintió una sensación, aunque en la nariz más que en el párpado, presumiblemente hasta que los nervios de crecimiento lento se reorienten. El cirujano también detectó movimientos sutiles que comenzaban en los músculos alrededor del ojo.
Luego vino una mirada más cercana. El oftalmólogo de la Universidad de Nueva York, Vaidehi Dedania, realizó una serie de pruebas. Encontró el daño esperado en la retina sensible a la luz en la parte posterior del ojo. Pero dijo que parece tener suficientes células especiales llamadas fotorreceptores para hacer el trabajo de convertir la luz en señales eléctricas, un paso en la creación de la visión.
Normalmente, el nervio óptico enviaría esas señales al cerebro para que las interprete. El nervio óptico de James claramente no ha sanado. Sin embargo, cuando se iluminó el ojo donado durante una resonancia magnética, la exploración registró algún tipo de señalización cerebral.
Eso entusiasmó y desconcertó a los investigadores, aunque no era el tipo adecuado para la visión y podría ser simplemente una casualidad, advirtió el doctor Steven Galetta, catedrático de neurología de la Universidad de Nueva York. Sólo el tiempo y más estudios lo dirán.
Aún así, la cirugía marca “un tour de force técnico”, dijo el David Klassen, director médico de United Network for Organ Sharing, que administra el sistema de trasplantes del país. “Se puede aprender mucho de un solo trasplante” que podría impulsar el campo. En cuanto a James, “lo estamos tomando día a día”, concluyó.
Fuente: Infobae