Cuando una persona está en el trabajo y mira a su alrededor, siempre encuentra a alguien que ascendió más rápidamente, mientras el resto de sus compañeros sigue ocupando el mismo puesto. Por supuesto que no todos quieren un ascenso: algunos están contentos y satisfechos con el lugar que ocupan y la tarea que realizan, y eso está perfecto. Pero hay muchos otros que quieren pasar a la siguiente pantalla y no parecen lograrlo.
Estos son los tres hábitos que comparten quienes quieren ser ascendidos rápidamente para pasar a la siguiente etapa de su carrera laboral o profesional.
1. Ser útil y eficaz
Tal vez parezca una obviedad, pero la mayoría de los que consiguen ascensos rápidamente, y con frecuencia, son buenos en lo que hacen. Y aunque parte de nuestra capacidad para un trabajo responde a un talento innato, la mayor parte en realidad tiene que ver con el compromiso y el trabajo duro.
Hacer bien nuestro trabajo significa hacerlo lo suficientemente bien. O sea que no hace falta sacarse un “Muy Bien 10, Felicitado” en cada tarea. El 10 solo hace falta en las tareas que requieren un esfuerzo al 100%. Pero tenemos que asegurarnos de estar haciendo las cosas lo suficientemente bien como para que nuestros clientes estén satisfechos, los proyectos avancen, o nuestros jefes tengan lo que necesitan para prosperar y tener éxito.
Ser bueno en el trabajo también implica detectar problemas a resolver, y no solo esperar hasta que nos digan lo que viene a continuación. Es bastante fácil advertir cosas que no han sido hechos o fueron pasadas por alto. Cuando lo notamos, hay que ser proactivo. Para empezar, comentarlo con nuestro jefe para saber si ya hay alguien ocupándose del tema. Si no hay nadie abocado al asunto y nuestro jefe piensa que es importante, lo mejor es ofrecerse a solucionarlo o al menos integrarse al equipo que está trabajando en el tema.
Mostrarnos proactivos para encontrar temas en los que poner nuestro esfuerzo es crucial, porque cuanto más se asciende en cualquier empresa u organización, más probabilidades hay de que aparezcan problemas que debemos abordar sin esperar hasta que nos digan qué hacer. Hacerse fama de “solucionador de problemas” demuestra que tenemos la mentalidad necesaria para ser exitosos en un nuevo rol.
2. Aprender lo que se necesita para ocupar un mejor puesto
En las empresas, la regla general es que las habilidades que nos permitieron tener éxito en un puesto en particular no son las que nos ayudarán a tener éxito en un puesto de mayor jerarquía. Si somos buenos en las tareas de nivel inicial dentro de una empresa, probablemente pasemos a manejar personal a nuestro cargo, que es bastante diferente a cualquier trabajo relacionado con el cliente o frente al cliente que estuviéramos haciendo hasta ese momento, aunque sí tendrá importancia nuestra experiencia en las tareas de las personas bajo nuestra órbita. Y un buen desempeño como gerente suele conducir a roles que requieren un pensamiento más estratégico u operativo, o un mayor manejo o supervisión de presupuestos.
Si queremos un ascenso, hay que hacer bien el trabajo actual, pero también aprender las habilidades que se necesitan para el puesto al que aspiramos. Quienes obtienen un ascenso rápidamente empiezan por observar a las personas que ocupan los roles a los que aspiran, prestando especial atención a las diferencias entre lo que habrían dicho en una situación y lo que efectivamente dicen los que ocupan ese puesto: eso nos suministra valiosa información sobre lo que consideran importante.
Y no solo se aprende de la observación pasiva, sino también de hacerse tiempo para interactuar con las personas que desempeñan el rol al que aspiramos, como encontrar oportunidades de compartir un viajo o una traslado y aprender sobre las funciones que cumplen. También podemos probar suerte realizando, bajo supervisión, algunas de esas tareas, o tomar clases para desarrollar habilidades que aún no dominamos.
3. Construir una red social sólida
Probablemente la mayoría de las personas hayan escuchado alguna vez la frase “lo que importa no es lo que sabés, sino a quién conocés”. Pero no es tan así. Para conseguir rápidamente un ascenso, lo que importa son ambas cosas: lo que se sabe y a quién se conoce.
A veces las empresas ascienden a personas sin ninguna competencia por el puesto. A un individuo se le ofrece la oportunidad de ascender en función de su desempeño. Si dentro de nuestra red de relaciones sociales hay algunos de los que toman las decisiones importantes, las posibilidades de que nos ofrezcan un ascenso se potencian.
Incluso cuando se trata de una puesto al que aspiran muchos competidores, la cancha siempre está inclinada. Los altos directivos identifican a las personas que creen que se destacarán en ese rol y les ofrecen tutoría, asesoramiento y oportunidades que los prepararán aún más para asumir el nuevo rol. Esa capacitación adicional aumenta la idoneidad de alguien para el puesto y, por lo tanto, cuando llega el momento de un competitivo proceso de selección, el candidato al que apostaron termina siendo –objetivamente– el mejor candidato. Por lo tanto, es fundamental estar en primera fila para recibir esa capacitación adicional que nos prepare para el nuevo puesto.
Los responsables de la toma de decisiones en las empresas son personas ocupadas. Por lo tanto, es probable que no obtengamos reconocimiento por nuestro trabajo sin no hacemos algunas cosas que se hagan notar. Una posibilidad es aprovechar la oportunidad cuando hay que hacer presentaciones, para que el grupo de trabajo nos conozca cada vez más y sepa lo que hacemos. También conviene asistir a reuniones donde estén presentes los directivos de alto nivel. Si no suena raro, podemos presentarnos nosotros mismos o pedirle a nuestro jefe que nos presente. En esas presentaciones no conviene hacer mucha autopromoción ni autobombo, simplemente esforzarse por ser una persona cuyo nombre esos directivos reconocerán cuando lo escuchen nuevamente.
Y cuando llega el ascenso, no hay que dejar atrás los hábitos que ayudaron a una persona a ser tomada en cuenta para el nuevo puesto: son los mismos hábitos que la conducirán al próximo ascenso. Por pura lógica, cuanto más alto se llegue en cualquier empresa u organización, menos ascensos habrá disponibles. Por eso, cuánto más alto sea el objetivo, más importantes se vuelven estos tres factores.
Fuente: Fast Company, La Nación