El director Iair Michel Attías propone un armado de piezas para contar todas las vidas que habitaron a su abuelo, el escultor Jorge Michel.
“Lo único que sabía de mi abuelo era que había sido escultor”. En el documental Catálogo para una familia, el director Iair Michel Attías propone un armado de piezas para contar todas las vidas que habitaron a su abuelo, el escultor Jorge Michel, y reconstruir su propia identidad con el apellido Michel. “Me di cuenta de que sobre los hechos había varios relatos –dice el director–. Si pretendía unificarlos en un solo discurso, iba a fracasar. Intenté apelar a la sinceridad de las personas, a escucharlas, ir a los lugares, y lo que salió de eso fue un retrato posible”.
Para seguir esta doble circulación que plantea el film, es necesario ordenar. Iair recibió el apellido Michel recién a los 20, apenas cuatro años después de conocer en el Malba los famosos bancos de madera de su abuelo escultor. “Mi padre conoció a mi abuelo siendo adulto y cuando nací, no tenía su apellido para darme”. Pero esto venía de antes. Jorge Michel (1925), huérfano de madre y abandonado por su padre, empezó a trabajar de joven como fogonero en barcos. Entonces, marinero; cuando dejó el mar fue escritor, poeta, contador de historias –eso jamás lo dejó–, creativo de agencias.
Hasta que apareció la escultura, y Michel –como todos lo llaman– se enfocó en trabajar con maderas grandes, para sus manos también grandes en el cuerpo alto, robusto. Aristas que podrían pintar a un hombre tosco, y sin embargo, quienes lo conocieron subrayan lo sutil que podía ser. Lo guapo. El documental lo muestra en fotos, filmaciones, incluso la recuperación de un VHS de los 80 donde el escultor trabaja una pieza al aire libre, en Recoleta, y donde habla sobre su arte.
El escultor y amigo Ricardo Longhini resume: “Michel era una persona muy generosa. Cuando uno lo conocía, era como conocer a cinco o seis personas diferentes en un mismo cuerpo”. En el documental, el artista Pablo Reinoso, también amigo además de discípulo, destaca: “Empezó a esculpir a los 40″. Michel fue pareja de la artista Josefina Robirosa. Vivieron en la Celeste, casa que Clorindo Testa construyó para ellos. Luego, la pareja se iría de esa casa. Ya separados, Michel haría su estudio en la calle Heredia, Barracas. “De la Celeste a Heredia hay diez años de producción, donde él creó el cuerpo de su obra”, remarca Reinoso. Y distingue: “Él creó algo distinto, los bancos”.
Otros nombres cuentan a Michel en la película, entre ellos Norman Briski, Eduardo Costantini, Ricardo Longhini y Alina Diaconú, la artista que fue muy amiga de Josefina Robirosa y que considera a Michel como uno de los grandes que dio la Argentina. “Trabajaba la madera, la piedra o el mármol como un obrero. Plasmaba y tallaba con sus propias manos las más puras, refinadas y armoniosas formas. Había descubierto, además, cómo convertir un mueble en una escultura”.
Todo empezó con diez fotos, las únicas que había del escultor en la casa de infancia de Iair. Llegaron gracias a que su madre le había pedido fotos de Michel a Josefina Robirosa.Por esa época, se lo ve al director a los 7 años, en su casa, mirando a cámara. De esas diez fotos nacería el documental. Se le sumaron: viajes por pasillos de archivos, catálogos, colecciones y el depósito del museo MET de Nueva York. “Empecé a contar la historia cuando había muchos elementos, capas de densidad. Era un personaje riquísimo, enorme y con una personalidad muy lúdica. De hecho, en sus esculturas juegan los niños. Me parecía injusto que fuera un artista olvidado y decidí contar”, afirma. De la larga lista de cosas que se le atribuyen a la singularidad del escultor, hay un gesto último. “Michel murió a los 66 años –recuerda Diaconú–, el mismo día de su nacimiento: un 24 de diciembre. Todos sus amigos estábamos rodeando su cama y brindando con champán. Ahí se apagó su vida, en medio de la celebración de su cumpleaños, festejo que él le había pedido muy especialmente a Josefina, su mujer”.
El nieto director concluye: “Es una película sobre un artista. Sobre colecciones de obras de arte, esculturas, pero también sobre un personaje de Buenos Aires que marcó una época con quien fuera su pareja, Josefina Robirosa. Una película que toma un tema muy universal como son los secretos de familia, las preguntas que no se hacen a tiempo. La identidad”.
Fuente: Marcela Ayora, La Nacion