Los 46 textos mecanografiados y corregidos a mano por Cortázar en 1952 -algunos icónicos y otros inéditos- fueron presentados con un precio base de 15.600 dólares por la casa Zorrilla, en colaboración con el anticuario argentino Hilario, que estuvo a cargo de su catalogación.
Sin embargo, el martillero de la rematadora montevideana, Sebastián Zorrilla, inició hoy la puja del lote 187 voceando una oferta de 12 mil dólares, que en breves minutos ascendió a los 36 mil de la bajada de martillo, superando en más de un 70 por ciento los 21 mil dólares estimados como techo antes de comenzar el remate.
El costo final de esos mecanoscritos, comunicado en 42.120 dólares, tiene que ver con que a esa «bajada de martillo» se le suma el 17 por ciento de su valor en dólares, en concepto de comisión más impuestos, que en este caso representó una cifra de 6.120 dólares.
Esos textos -escritos por Cortázar (1914-1984) en 60 hojas, a razón de una carilla por página- fueron probablemente la adquisición más costosa de la subasta, donde se pusieron a la venta 199 piezas de arte -entre grabados, mapas antiguos, libros, objetos históricos y fotografías- a partir de unos pocos dólares en adelante.
El remate se realizó in situ, en la sede de la rematadora Zorrilla del centro de Montevideo, Uruguay, pero también fue seguida por Internet, mediante las plataformas Invaluable, de Estados Unidos, y Drouot, de Francia.
El lote cortazariano se encontraba «en muy buen estado», integrado por 35 relatos que «con algunas variantes formaron parte de una primera edición de ‘Historia de cronopios y de famas’ publicada en Buenos Aires en 1962; cuatro que fueron publicados en revistas literarias mientras Cortázar vivía; y otros siete inéditos hasta ahora», explicó a Télam Roberto Vega, director de la casa argentina de antigüedades Hilario.
Los cuentos nunca publicados son «Inventario», «Carta de un fama a otro fama», «Mariposas automáticas», «Los viajes y los sueños», «Diminuto unicornio», «Rabia de espejo» y «Rey del mar».
Los mecanoscritos permanecieron 70 años escondidos en el fondo de una caja sin catalogar que había en la biblioteca de un privado en Montevideo, de quien la subastadora no dio a conocer el nombre. Tampoco trascendió el nombre de la compradora o el comprador de esta «pieza temprana» en la obra de Cortázar, «indispensable como material pre textual para el estudio genético y del proceso creativo de una de las más afamadas obras del autor», explicaron los especialistas.
Se trata de una carpeta cuya autenticidad llevó casi un año acreditar, resultado del trabajo minucioso del escritor uruguayo Aldo Mazzucchelli y del librero anticuario argentino Lucio Aquilanti, dos expertos en la producción cortazariana.
El hallazgo se produjo tras la muerte de aquel privado, identificado por la prensa como «El emperador de los libros del Río de la Plata», cuando un hijo suyo intentaba ordenar su biblioteca. La carpeta estaba traspapelada en una caja, «como en un doble fondo», contó Vega, donde el coleccionista había metido novelas de los 90 sin valor aparente.
Es así que las expectativas de hallar más manuscritos o textos de Cortázar, uno de los más notables referentes del Boom Latinoamericano, se mantienen en pie: «probablemente haya más material, y cuando digo más material me refiero a primeras ediciones, libros muy raros; no me cabe duda en ese maremágnum de títulos, seguramente vamos a encontrar obras muy interesantes», anticipó Vega.
Nacido en Bélgica, criado en la Argentina y residente de Francia la mayor parte de su vida, Cortázar escribió también «Rayuela», una de las obras centrales del boom latinoamericano y de la literatura en español, publicada por primera vez el 28 de junio de 1963.