Ha muerto María Jiménez a los 73 años, ha muerto en su casa de Triana, ha muerto rodeada de sus seres queridos. Ha muerto y aunque su voz estaba para pocos jaleos ya desde hace muchos años, esta noche han muerto también sus canciones tremendas, ha muerto una forma sobrehumana de cantar, de ser las canciones, de vivirlas y sentirlas: de devorarlas con una intensidad hasta demencial.
María Jiménez, señoras y señores, una cantante irrepetible, un fuego tenaz, un carisma casi absurdo, qué mujer, qué mujer.
Verán, en la música, reduciéndolo todo, todo, todo a su núcleo más elemental, hay dos tipos de cantantes: los que quieren interpretar la canción y los que quieren ser la canción. Unos la cantan y otros la viven. Ningunos son mejores que los otros, es solo cuestión de gustos. Entre los segundos hay más riesgo de hacer el ridículo. Con el talento espontáneode María Jiménez, el conocimiento de toda una vida escuchando, cantando y bailando, y la convicción furiosa de las olas que chocan contra un acantilado una y otra vez, esta mujer se apropió de cada una de sus canciones y se proyectó en ellas con una intensidad y una emoción que contagiaron de inmediato a todo un país.
España amó a María Jiménez (y María Jiménez amó España), cayó rendida varias veces a sus pies, primero en la Transición, a su melena salvaje y a su voz grave y a su mirada voluptuosa como un presagio de todos los cambios que debían llegar y de toda la celebración que merecía el país; y después a finales de los años 90, abollada, dolorida, como un símbolo de lucha y supervivencia, y siempre comprendimos su modernidad y su épica, nos enamoramos de su belleza racial, de un personaje que era ella misma cada minuto de sus días y noches.
María Jiménez ha muerto en Triana rodeada de sus seres queridos. Triana y rodeada: nada puede describrila mejor.
«Con profunda tristeza y dolor en nuestros corazones, despedimos hoy a María Jiménez, mujer amada y respetada por su compromiso inquebrantable con su familia, amigos y admiradores. Un espíritu indomable, una personalidad arrolladora, una mujer fuerte y valiente que luchó contra todas las adversidades más allá de lo imaginable». Ese es el comunicado que ha compartido su hijo, Alejandro Jiménez.
Fuente: El Mundo