En medio del bullicio cotidiano, una propuesta inusual inauguró en plena ciudad de Buenos Aires. Pero lo que hace que este espacio sea único no es solo su oferta de productos relacionados con el descanso, sino también su innovador concepto: un lugar donde los visitantes pueden ir a dormir una siesta revitalizante.
Con la creciente conciencia sobre la importancia del descanso adecuado para la salud y el bienestar, la marca de colchones Calm decidió ir más allá de la venta online y abrir las puertas de su tienda física en la avenida Córdoba y Santos Dumont, en el barrio de Chacarita. Sin embargo, este no es un lugar de ventas tradicional. Recientemente, presentaron un concepto novedoso llamado “”, una habitación especialmente diseñada para que los visitantes puedan reservar un horario y dormir una siesta de 45 minutos.
La experiencia es simple pero poderosa. Totalmente individual, se lleva a cabo mediante reserva para aquellos mayores de 18 años a través de la página web del local. Funcionará en el típico “horario de siesta”, entre las 12 y las 16 horas. En este sentido, el local estará abierto de lunes a viernes. Las reservas están diseñadas con un preaviso mínimo de 24 horas.
Con un enfoque en los detalles, cada cama cuenta con cuatro tipos de almohadas para elegir junto con una funda adicional, además de 20 antifaces y pantuflas disponibles en el local, listos para ser utilizados por los visitantes. Por supuesto, no pueden faltar los pijamas, con una amplia variedad de talles para que los siesteros puedan sentirse a gusto durante su tiempo de descanso.
La ambientación del espacio también juega un rol clave en esta experiencia atípica. No solo se trata de espacios aromatizados, sino que utiliza elementos como el sonido, la iluminación y el control de la climatización configurados con ayuda de Alexa para que los visitantes personalicen el ambiente según sus preferencias.
Para garantizar la seguridad de los clientes, se requiere la presentación del DNI al llegar, asegurando la autenticidad de cada reserva. La privacidad también es un factor esencial en esta experiencia, por lo que antes de acceder a las instalaciones, se solicitará la firma de un consentimiento debido a la presencia de cámaras de seguridad.
El tiempo de preparación es de 15 minutos para que los visitantes puedan acomodarse. Además, al concluir el período de descanso, se conceden 30 minutos adicionales para regresar gradualmente a la rutina. Una vez despierto, se ofrecen opciones de bebidas como café, mate o té, junto con bocados saludables.
Se implementa una ventana de tolerancia de 15 minutos para evitar superposiciones en las reservas y garantizar una experiencia sin complicaciones para todos los participantes. En caso de ser necesario cancelar una cita, se debe hacer con un mínimo de 24 horas de anticipación.
Calm, que se posicionó como una empresa innovadora desde el principio, busca sorprender al público al inaugurar este siestario como parte de su experiencia orientada al cliente. Desde su creación, se destaca por su enfoque hacia los clientes para probar sus colchones antes de comprarlos, brindando la tranquilidad de poder devolver el producto en un plazo de 30 días si no cumple con las expectativas. Sorprendentemente, menos del 1% de los compradores elige ejercer esta opción de devolución. Su particularidad es que venden colchones comprimidos y sellados al vacío, enrollados y empaquetado en una caja, incluso de dos plazas, en una dimensión compacta de 40×40 y un metro y medio de alto, con un peso de 20 kilos para favorecer su traslado.
Con una inversión inicial de US$50.000, Calm logró en tan solo tres años una facturación de $3800 millones y la venta de más de 50.000 colchones. En el presente, las ventas online constituyen el 90% de las transacciones. Tras el exitoso debut de su primera ubicación en Palermo, donde invirtió US$70.000, este segundo local ofrece una propuesta casi insólita. ¿El dato? Ya hay reservas tomadas hasta octubre.
Con una superficie de más de 181 metros cuadrados, no solo es un paso más para la marca, sino un testimonio de su aspiración por transformar la relación de las personas con el descanso y motivar a las personas a priorizar su propio bienestar.
Fuente: Candelaria Reinoso Taccone, La Nación.