La restauración arrancó en noviembre del año pasado y devolvió a El tambito a su estado original.
El emblemático edificio El tambito, testigo de la época dorada del tango en Buenos Aires, fue restaurado y revitalizado en una notable iniciativa liderada por el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana. Ubicado junto al Jardín Japonés en los bosques de Palermo, este centenario inmueble fue restaurado tanto en su interior como en su exterior, marcando un hito en la conservación del patrimonio porteño. Aunque aún restan algunos detalles por pulir, se espera que el chalet vuelva a estar abierto al público a principios de septiembre.
La restauración, que arrancó en noviembre del año pasado, buscó revivir la fachada original de El Tambito y preservar la identidad de este edificio que cuenta con más de 140 años de historia. Con 1735 m² totales de superficie, este proyecto no fue tarea fácil, considerando el avanzado estado de deterioro en el que se encontraba el edificio tras años de abandono.
Sus techos, puertas y vigas de madera habían sido quemados, y las pocas tejas originales que lo protegían se habían caído y estaban hechas pedazos. Su interior fue saqueado, guardaba basura y era utilizado por personas en situación de calle para cobijarse. Hubo intentos de transformarlo en un bar con Wi-Fi, en un museo del tango y en un espacio cultural para la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales), pero ninguno de estos proyectos se concretó. Hoy, El tambito resurge como un faro cultural y arquitectónico en pleno corazón de la ciudad.B
“Estamos muy entusiasmados de acercarnos al final de la puesta en valor integral que estamos realizando en El tambito, una construcción histórica de la Ciudad que data de 1877″, comentó Clara Muzzio, ministra de Espacio Público e Higiene Urbana. “Su valor no es sólo arquitectónico sino también cultural, ya que supo ser parte del circuito tanguero de Buenos Aires de fines del siglo XIX y el único que se mantiene en pie”, explicó la ministra.
En su época de esplendor, El tambito era un punto de encuentro multifacético en la Plaza Sicilia, a orillas del lago Victoria Ocampo. Durante el día, se vendía leche a los transeúntes, pero en las noches el edificio cobraba vida con la luz de las velas y los compases del tango.
La restauración abarcó tanto el exterior como el interior del edificio y se llevaron a cabo una serie de trabajos meticulosos. Se utilizó maquinaria de hidrolavado y técnicas especiales para limpiar la fachada y sellar las grietas, eliminando la vegetación invasiva. Por el contrario, se retiraron los elementos que no eran parte de la fachada (cables, artefactos, carteles, entre otros) de forma manual.
Además, se recuperaron elementos ornamentales de hierro, acero y madera. También se pintó una superficie interior de 777 m² para proteger el material original y se renovaron 234 m² de pisos en total, abarcando tanto el área interna como el entorno del edificio.
La estructura de madera del edificio fue cuidadosamente rehabilitada, atendiendo a cada detalle que conforma su esqueleto arquitectónico: vigas, tirantes, parantes, entablonado, ensambles, apoyos sobre muros y uniones. Este proceso buscó mantener la mayor cantidad de piezas originales posibles, en un esfuerzo por honrar la autenticidad que constituye la columna vertebral de la historia del edificio.
En su exterior, se logró recupera los mármoles presentes en las escaleras de acceso y en diversos puntos tanto internos como externos, así como mediante una minuciosa limpieza y un proceso de protección se logró también mantener inalterada su forma y color.
Qué funcionará en El tambito
La restauración integral de El tambito no solo restituye su encanto histórico, sino que también inaugura una fase prometedora, en la que la historia y la cocina convergen de manera singular. Selena Café, con un local ya establecido en Palermo (Selena Cocina, en Honduras y Medrano), se encargará de la gastronomía de este emblemático edificio. Detrás de esta cafetería de especialidad se encuentra una pareja, Eduardo Perret, ingeniero industrial, y Romina Stoppani, cocinera y nutricionista, quienes siempre soñaron con emprender un proyecto juntos. Hace siete años abrieron su primer café y lograron superar los desafíos de la pandemia. Ahora, con la concesión de El tambito, su proyecto cobra vida en un espacio lleno de historia.
Romina, cocinera y nutricionista, comparte su entusiasmo por este proyecto único: “La casa es increíble. La primera vez que entré todavía estaba en ruinas y ver cómo se trabajó para poner en valor un edificio que respira historia es muy emocionante. Ver los techos y las ventanas, imaginarse lo que sucedía allí hace años… El trabajo que hicieron los arquitectos es espectacular, el cambio fue enorme”.
Dada la naturaleza patrimonial de la casa, las modificaciones en su interior son limitadas. “No se puede cambiar por dentro, es decir, que no se pueden tirar paredes o abrir ventanas. En materia gastronómica esto te limita, por eso construimos un centro productivo a unas cuadras, que sería la base de producción de la cocina, ya que en El tambito no se puede tener gas y limita la producción de una torta, por ejemplo”, explica Romina.
En cuanto a la oferta gastronómica de Selena Café, Romina señala que su formación como nutricionista influye en su enfoque culinario. Aunque no busca crear platos 100% naturales, reconoce que esta perspectiva siempre está presente en su proceso creativo. “Ofrecemos café de especialidad, somos solo nosotros dos, crecimos de a poquito y nos hicimos conocidos por nuestros productos de calidad. Queremos tener comidas para todas las restricciones alimentarias, que todos puedan encontrar estas opciones, libres de gluten o veganas”, comenta.
Con la fecha de apertura en pocos días, la pareja está muy entusiasmada y trabaja incansablemente para preparar la inauguración del café. “En teoría, el Gobierno de la Ciudad está terminando la restauración, aunque nosotros ya empezamos a trabajar en paralelo y estimamos abrir a mediados de septiembre”, cuenta la dueña.
La pareja está comprometida en cada detalle, desde la selección de mesas hasta la decoración de la barra. “Tenemos ganas de que las personas puedan visitar El tambito y vivir su historia. Vamos a colgar fotos de todo el proceso de restauración y cómo era en el pasado. Podés venir a recorrer la casa o a tomar un café”, agrega con entusiasmo.
La concesión para Selena Café abarcará un período de cinco años, lo que garantiza la continuidad de esta experiencia gastronómica en este espacio histórico. Con una mezcla de pasión, historia y calidad culinaria, se prepara para ofrecer a los visitantes una experiencia inolvidable en este icónico rincón de Buenos Aires.
El tambito sobrevivió a lo largo de los años como un remanente del circuito tanguero original de Buenos Aires, compartiendo su legado con otros íconos de la época como el Café Hansen y el Velódromo. Este edificio, con su arquitectura pintoresca y su rica historia, se mantiene como un faro cultural en medio del tiempo y se alza como una muestra de la capacidad de Buenos Aires para abrazar y revitalizar su legado histórico.
Fuente: Candelaria Reinoso Taccone, La Nacion