Sonriente y cercana, Elba Marcovecchio abre las puertas de su departamento en el emblemático Palacio Estrugamou, una joya del estilo Beaux Arts ubicado en el barrio porteño de Retiro en el que alguna vez vivió Carlos Gardel, y enseguida logra hacerle sentir al equipo de ¡HOLA! Argentina que se conocen de toda la vida. Después de ofrecer bebidas, volver a ponerse en manos de la maquilladora y levantarse una vez más para mostrar los cambios de ropa que eligió de su propio vestidor para la producción, la reconocida abogada y flamante panelista del programa de Mariana Fabbiani DDM se entrega a las fotos y a la charla que terminarán varias horas más tarde, justo cuando su marido, Jorge Lanata, la llame desde su propio departamento, un par de pisos abajo, para saber cómo marcha todo.
“Me encanta la decoración. Las obras las eligió mayormente Jorge, pero el resto no. Mi estudio está a 80 metros de acá, así que compro cosas similares y las intercambio. Los chicos del estudio se divierten con eso”, revela la dueña de casa, después de sacar la vajilla con la que decorará la imponente mesa del comedor.
–¿Cómo fue que decidieron vivir separados?
–Yo vivía en La Plata y cuando nos pusimos de novios y la relación progresó decidimos vivir juntos, pero no amontonados. Se dio de manera natural. Duermo casi todos los días con Jorge, y los fines de semana siempre. Es una buena opción, especialmente cuando tenés hijos adolescentes, más allá de que Valentino (15) y Allegra (13) se llevan genial con él. Lo lindo es que estamos todo el tiempo juntos, pero cada uno tiene también sus espacios. Con Jorge compartimos la vida, todo. Hablamos mucho, vamos a recitales, como al de Luis Miguel, que fuimos hace poquito. También nos gusta ver series, nos enganchamos con The Shield, que es vieja pero está linda.
–En abril cumplieron un año de casados. ¿Que sumó Jorge a tu vida?
–Sumó más alegría. Jorge es amoroso, contenedor, muy divertido y nos reímos mucho.
–Entre sus hijas, sus ex mujeres, sus equipos de trabajo, tiene un gran mundo femenino alrededor que fluye…
–Claro, es que Jorge es feminista, cree en la fuerza y en la energía que tenemos las mujeres y eso me encanta de él.
–¿Te planteás volver a ser madre?
–No, no lo hemos hablado, estamos transitando una etapa hermosa en la vida, con un montón de proyectos y en donde el día a día es lindo. Sumar una criatura si fuera porque Dios lo dispone, sí, pero yo ya soy grande para ser mamá en forma natural, entonces estar haciendo tratamientos no es el plan. Es cierto que la edad para la maternidad se estiró mucho y ni hablar la paternidad, pero no está en nuestros planes ni en nuestras conversaciones. En los chistes, sí, pero nada más.
–Ya tienen una gran familia ensamblada.
–Claro. Nos gusta mucho viajar, vamos todos juntos a Uruguay, el año pasado estuvimos en París. Cuando te casás grande y con hijos, hay una comunión, estamos todos juntos. Es en un mismo sentir que uno ve la comunión, es lindo.
–Enviudaste joven y, hasta conocer a Jorge estuviste muchos años sola, ¿no?
–Me quedé viuda en 2012, tenía 35 años. Y empecé a salir con Jorge en 2020. Estuve muchos años sola, creo que no quería formar pareja. Uno no busca, uno encuentra y el plan sucede porque es la persona indicada. Creo que cuando conocí a Jorge y empezamos a estar juntos era la persona indicada.
–¿Cómo se conocieron?
–En realidad nos conocimos en 2018, en una audiencia de mediación, pero fue anecdótico, no contactamos. Sí sabía que era alguien que tenía clara la libertad de prensa. Yo estoy haciendo mi tesis sobre biopics, todo lo que es utilización de la vida ajena y mi némesis es la libertad de prensa, entonces pensé en entrevistarlo. Le pedí su mail a Martín Tetaz, que es mi amigo, y así volví a verlo en 2020. Vine a su casa, era la época que ya podías empezar a circular después de la pandemia. Hablamos 10 minutos de libertad de prensa y el resto re enganchamos. Fue un superflechazo. Cuando nos casamos, en nuestros votos, le escribí que la primera vez no lo vi, pero la segunda, cuando de verdad lo vi, fue maravilloso. Esa es la diferencia entre buscar y encontrar. Nosotros nos encontramos y fue mágico.
–¿Cómo te propuso casamiento?
–Él me decía que tenía una sorpresa y me daba pistas falsas. Me trataba de distraer con Maluma, que tiene una canción, “Hawái”, que me encanta. Entonces parecía que era un viaje. Hasta me preguntó si tenía la visa vigente. [Se ríe]. Pero un día fuimos a cenar y sacó del bolsillo una caja grandota que tenía este anillo (se señala el dedo anular izquierdo) y ahí me dijo si lo quería mucho y si me quería casar. ¡No me lo esperaba para nada!
–¿Nunca habían hablado del tema?
–Alguna vez, muy al principio, recuerdo que le había dicho que por cuestiones religiosas para mí era importante el casamiento. Y otra vez le dije que no era lo mismo estar en pareja que estar casados. Estar en pareja es algo que sucede, casarse, en cambio, es una decisión. Después es cierto que va sucediendo, pero hay una proyección. Es decir: yo con esta persona quiero estar el resto de mi vida. Y eso me parece que es muy lindo.
–¿Fue difícil presentárselo a tus hijos? No traías a alguien desconocido.
–No, ninguno lo veía como un personaje. Jorge es transparente, tal cual como se lo ve. Y yo me enamoré de él, con todo lo bueno y toda la cuestión que trae aparejada. Me parece muy importante que sea libre de poder expresarse libremente. Y si alguien critica su opinión también está en su derecho, me parece saludable. Lo feo es si hay agresión, la agresión es insostenible en todo sentido.
–Hace poco lo defendiste en la tele cuando habló de la salud de Wanda Nara.
–Es que sé de la buena fe con que lo hizo y que no tuvo ningún tipo de intención de dañar.
–¿Siempre tuviste vocación de defender?
–Desde que tengo memoria quise ser abogada y hacer justicia. Mi mamá es maestra y mi papá, que murió cuando yo era chiquita, era ingeniero. Recuerdo que me preguntaba si quería ser ingeniera como él y yo le decía que no, que de grande quería defender. Al día de hoy, me sigue molestando la injusticia. Defender es ayudar al otro. Hace poco estábamos con Allegra en el cine viendo la película Barbie y se desmayó una mujer. Aunque no soy médica, me crucé toda la sala, me aseguré de que la estaban atendiendo y pedí que prendieran las luces. Si tenés vocación de defender gente que necesita ser asistida, podes estar haciendo lo que sea, pero salís eyectada. Volví a mi lugar y le pedí disculpas a mi hija por dejarla sola y ella me respondió: “Mamá, estoy orgullosa de vos, a la gente hay que ayudarla”. Me encantó.
–Recién hablábamos de la tele, ¿cómo va la experiencia como panelista?
–Es mi primera vez como panelista, siempre había ido a la televisión de invitada. Y me encanta porque se trata de dar la visión legal de los temas que se tocan. Las cuestiones legales, como las médicas, son técnicas, así que me siento cómoda. Además, Mariana es un amor y todo el equipo de trabajo es hermoso, son buenos compañeros.
–El debut en la tele se suma a manejar tu propio estudio jurídico, a ser mamá de adolescentes… ¿Cómo te organizás?
–Eso es lo difícil, tengo que sacarle horas al descanso, porque al trabajo es imposible. Pero estoy contenta con la experiencia. Encima estudio constantemente, siempre estoy metida en algún posgrado. No me quejo porque es crecimiento. En cuanto a mis hijos, soy mamá activamente, me gusta estar, no delego. La nuestra es una generación sobreexigida: trabajamos muchísimo, estudiamos un montón, queremos ser madres y esposas totalmente presentes y hacer todo súper…
–¿Es difícil ser la jefa?
–No, para nada. Lo que es difícil es trabajar en un mundo tan machista. Casi todos los estudios son de hombres y hay algunas mujeres más machistas que los hombres. Lo bueno es que en nuestra generación te encontrás con mujeres muy capaces, para sobrevivir en el mundo legal laboral en forma independiente necesitás mucha preparación.
–¿Cómo desconectás?
–No desconecto nunca, me cuesta. Además, me gustan las cosas a las que estoy conectada. Mi trabajo me encanta, mi matrimonio me encanta, mis hijos me encantan. [Piensa]. Una forma de bajar un cambio es escuchar música o leer filosofía, que también me conectan a otras cosas que me apasionan.
–¿Y cómo te llevás con la fama? Hacer televisión te expone de otra manera.
–Bien. Los primeros días leía las redes sociales, pero es tremendo. Por ejemplo, me criticaron porque me sentaba muy derechita y para mí eso es buenísimo. Hay gente que me hace críticas, pero de buena manera, me lo mandan por mensaje privado y yo contesto.
–Con todo lo que lograste hasta ahora, ¿qué te queda por conquistar?
–En lo laboral, me gustaría que el estudio siga creciendo. Y en lo personal, aunque suene contradictorio, mis deseos son tener más tiempo libre, viajar más, envejecer con Jorge.
Fuente: Lucila Olivera, La Nación