Esther Cross es una narradora sutil y extraordinaria, además de traductoraEDUARDO CARRERA – Archivo / AFV
La Academia Argentina de Letras (AAL) se renueva: en las últimas semanas se eligieron cuatro nuevos integrantes para ocupar sillones vacantes de la institución creada el 13 agosto de 1931. Una de las académicas es la escritora y traductora Esther Cross, propuesta para ocupar el sillón Fray Mamerto Esquiú por los escritores y académicos Pablo De Santis, Rafael Felipe Oteriño, Santiago Sylvester y Eduardo Álvarez Tuñón.
Cross es una reconocida narradora, autora de novelas como El banquete de la araña, Radiana y La mujer que escribió Frankenstein, y de cuentos, como Tres hermanos. Este año, publicó el libro coescrito con Betina González, La aventura sobrenatural. Historias reales de apariciones, literatura y ocultismo, con breves biografías de figuras clarividentes como Dante Gabriel Rosetti, Oscar Wilde, Robert Louis Stevenson, Sigmund Freud, Lizzie Siddal y Alice James. Tradujo del inglés libros de Mark Twain, Richard Yates, William Goyen, Celia Paul y Cynan Jones. Obtuvo los premios Fortabat, First, Siglo XXI, Regional y Municipal, entre otros, y las becas Fulbright y Civitella Ranieri.
“Recibí la noticia con mucha alegría, como escritora y traductora -dice Cross a LA NACION-. Los escritores podemos aportar a la Academia un panorama de la literatura actual, con los cambios y novedades que refleja y produce. Por otro lado, en una traducción también se plantean dudas, que exceden la corrección en el uso de la lengua. Al escribir y traducir tomamos decisiones, a veces sin darnos cuenta, y esas decisiones impactan en los libros, ni más ni menos que en la imaginación de los lectores. Pienso en la Academia como el lugar donde esas cuestiones son estudiadas desde distintos puntos de vista por un grupo de personas que les dedican gran parte de su tiempo y su atención. Y me siento muy honrada”.
“El primer libro de Esther Cross fue un volumen de entrevistas a Adolfo Bioy Casares, que escribió con Félix Della Paolera -recuerda Pablo De Santis-. Y de algún modo su obra llevó desde entonces algunas de las marcas de Bioy: la invención, el gusto por lo fantástico y el humor. Tanto en sus ficciones como en sus ensayos, Esther visitó la literatura fantástica, la ciencia ficción y el género gótico, como se puede ver en Radiana, un ejemplo de lo que se ha llamado steampunk, o retrofuturismo; en La mujer que escribió Frankenstein, donde abordó la vida de Mary Shelley, y en su último libro, La aventura sobrenatural, en colaboración con Betina González, entretenido paseo por los cruces entre lo fantástico y las ‘ciencias’ de lo sobrenatural. También es una excelente cuentista, como se puede ver en los relatos que habitan su Kavanagh, unidos por la sombra del famoso edificio”.
Para el académico y escritor Eduardo Álvarez Tuñón, Cross es una escritora excepcional y una narradora sutil. “Desde Crónica de alados y aprendices, de 1992, no ha dejado de crear mundos cautivantes, originales y no ajenos a la poesía. Soy ante todo su lector. Me siento muy cercano a ella en lo estético y podría decirse que compartimos la misma generación. Su libro La mujer que escribió Frankenstein es extraordinario. Su incorporación a la AAL es un justo reconocimiento y estoy orgulloso que compartir con ella ese espacio”.
Además de Cross, fueron designados académicos el profesor e investigador Alejandro Parini, graduado de la Universidad de Leicester. Es director de la Escuela de Lenguas y Estudios Extranjeros de la Universidad de Belgrano (UB) y director de la Maestría en Lengua Inglesa en esa casa de estudios. Es profesor titular de la cátedra de Lengua y Lingüística Inglesa de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y vicepresidente de la Fundación Litterae. Publicó varios trabajos: Lengua y sociedad y Escritura y comunicación, ambos en coautoría con Zorrilla, y Lenguaje, discurso e interacción en los espacios digitales y El español en la red, en coautoría con Mabel Giammatteo. Fue elegido en la sesión del 13 de julio para ocupar el sillón Dalmacio Vélez Sarsfield; fue propuesto por la presidenta de la AAL, la profesora Alicia María Zorrilla, y Oteriño, Álvarez Tuñón y Pablo Cavallero.
En la sesión del 27 de julio, se eligió a la profesora e investigadora Sofía Carrizo Rueda para ocupar el sillón Joaquín V. González, por proposición de Zorrilla, Olga Fernández Latour de Botas, Hilda Albano y Javier González. Egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la Pontificia Universidad Católica Argentina e investigadora del Conicet, es autora de varios trabajos y de libros Escrituras del viaje y Derivaciones de una poética del relato de viajes.
La profesora e investigadora Andreína Adelstein fue elegida en la sesión del 10 de agosto para ocupar el sillón José Mármol por propuesta de Zorrilla, Leonor Acuña, Hilda Albano y Santiago Kovadloff. Es doctora en Lingüística y máster en Lingüística Aplicada por la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona; licenciada en Letras por la UBA e investigadora independiente del Conicet. Con Inés Kuguel (que falleció en 2016), publicó De salariazo a corralito, de carapintada a blog: nuevas palabras en veinticinco años de democracia y Los textos académicos en el nivel universitario. Con Guiomar Ciapuscio, coordinó el volumen La lingüística. Una introducción a sus principales preguntas.
Recientemente, se incorporaron a la AAL -donde hay catorce académicos y siete académicas– los escritores e investigadores Jorge Dubatti y Oscar Conde.
Fuente: Daniel Gigena, La Nacion