La importancia de una adecuada formación en Educación Sexual Integral (ESI) se ha vuelto cada vez más necesaria, tanto para padres como para maestras y maestros, quienes desean acompañar a los niños en su proceso de aprendizaje de manera comprensiva y respetuosa. En respuesta a esta necesidad, surge ¿Cómo le digo?(Ed. Aguilar), un libro que, como dice en su subtítulo, se propone como una guía para adultos que quieren hablar en familia de sexualidad.
Las autoras son Cecilia Borghetti y Julia Santecchia, psicólogas especialistas en sexualidad, que desde su experiencia, abordan didáctica y pedagógicamente los conceptos fundamentales relacionados con la ESI. El libro se estructura en base a temáticas marco —privacidad, genitalidad, embarazo, pubertad, etc.— y cada capítulo termina con una serie de “preguntas frecuentes”.
Julia Santecchia y Cecilia Borghetti (foto: Alejandra López)
Recuperamos aquí cinco de esas preguntas fundamentales que padres y educadores deben tener presentes.
¿Espero a que pregunte o saco el tema?
Las preguntas que pueden hacernos son un gran momento para abordar la educación sexual en casa. ¿Y si no pregunta? ¿Qué haremos? Muchas veces nos han consultado: “Mi hijo no pregunta mucho, se ve que no le interesa el tema, pero tiene 12 años y creo que ya debo hablarle de algo”. Podría suceder que no pregunte por vergüenza o porque tal vez no se generó antes el espacio para que lo haga, pero siempre podemos tomar infinidad de situaciones de la vida cotidiana para poder abordar temas relacionados con la sexualidad (…). Cuando les surge la curiosidad y nos traen su inquietud, una buena manera de comenzar es repreguntando. Tomar cuál es el conocimiento que ellos tienen del tema previamente y partir desde allí. Esto no aplica sólo a las preguntas de sexualidad, sino a otras también. Está bueno saber el contexto de dónde vino esa inquietud y con qué información cuentan. ¿Y qué pasa si no sabemos la respuesta? En ese caso será importante que podamos decirlo sin vergüenza y comprometernos a retomar la charla en otro momento habiendo investigado el tema.
«¿Cómo le digo? Una guía para adultos que quieren hablar en familia de sexualidad», de Cecilia Borghetti y Julia Santecchia (Ed. Aguilar)
“Mamá, ¿por qué Cami tiene dos mamás y un papá? Pensé que siempre era una familia así como la nuestra, con papá y mamá” (Nico, 9 años)
Hay muchas maneras de formar una familia, y cada una es única. Las mamás y el papá de Cami la acompañan con muchísimo amor y eso es lo que realmente vale. Como adultos es importante que sepamos que existe legalmente la “triple filiación”, está legislado en muchos países, y uno de esos es la Argentina. Tengamos en cuenta que todas estas preguntas y sus repuestas hacen que el niño o la niña vaya construyendo su propia historia, su identidad, y aquí lo importante será sentirse escuchado y tenido en cuenta para sentir confianza y seguir preguntando.
Mi hijo tiene 13 años y se quiere afeitar. Yo no sé si será muy chico.
No hay una edad determinada, esto lo marcará cada persona. Hay varones que les molestan esos primeros bigotes que asoman y a otros les gustan o no les incomoda. Si se quiere afeitar, ¡adelante! Siempre con la guía de una persona experimentada en estas primeras afeitadas, quien podrá ir dando sugerencias. Lo más importante será dejar en claro que las maquinitas de afeitar no se comparten con los amigos bajo ningún concepto.
“Mamá, ¿tengo que definirme ya si soy bi o hetero?” (Constanza, 10 años)
Hay cierta urgencia en los púberes y adolescentes en ver qué son. Seguramente habrán escuchado un “mi amigo dice que es bisexual”. Es interesante poder abrir esta temática en relación con la orientación sexual porque muchas veces les preocupa. Hay que explicarles que no es necesario definirse, que es algo que se va descubriendo, que no se trata de una elección y que se den el tiempo para ir registrando como se van sintiendo.
“Mami, ¿entonces cada vez que se tienen relaciones sexuales se tiene un bebé?” (Coti, 8 años)
No siempre. Las personas tienen relaciones sexuales porque les gusta, sienten placer, no porque sólo quieren tener un bebé. Por eso hay algo que se llama “métodos anticonceptivos” que sirven para que esas personas puedan tener ese momento de intimidad y no tener un bebé. Por eso tienen que buscar información y aprender a cuidarse eligiendo la mejor manera para esa persona. Por ejemplo, las mujeres pueden tomar una pastilla que se las da su médico o médica de confianza, y la tienen que tomar todos los días. Y los varones pueden usar preservativos.