La casa quinta de Lily Süllos, en Exaltación de la Cruz, vivió los vaivenes del destino: desde sus épocas de oro hasta un okupa que no se quería ir
Además del chalet de La Lucila, donde Luis, su hermano, ejecutó el acuerdo suicida entre ambos y le quitó la vida con un disparo en la sien aquel fatídico 15 de setiembre de 2013, Lily Süllos tenía una casaquinta en el Paraje El Remanso de Exaltación de la Cruz, ubicada en el kilómetro 71 de la ruta 8. Allí, en el clima de armonía que le generaba ese hogar, la astróloga había encontrado un refugio. Por eso, le fascinaba pasar sus días de descanso y entretener a sus invitados con atrapantes historias relacionadas con el esoterismo que, decía, habían ocurrido ahí.
Descubrió la vivienda, primero, como invitada, ya que había conocido al entonces dueño por ser el propietario de una ferretería en la avenida Maipú, en la zona norte del conurbano bonaerense, donde vivía. Con el correr del tiempo se fueron haciendo amigos y le propuso comprársela porque sentía que había algo sobrenatural en ella.
Al hombre le agradaba recibirla como huésped y la pitonisa advertía que esa era el lugar indicado para recargar sus energías. Hasta que un día determinado, que eligió especialmente porque decía que una sucesión de astros se habían alineado, un poco en serio y bastante en broma comenzó a insistirle a su anfitrión con que se la vendiera. ¿La razón? La vivienda tenía una gran piscina circular que resultaba ideal para que aterrizaran platos voladores, tema que a Lily la apasionaba. “Se reía mucho cuando lo contaba, era como una especie de mito que había creado”, describe a LA NACIÓN la artista plástica Aniko Szabó, íntima amiga de los hermanos Süllos y considerada como una hija por Lily, y agrega: “Finalmente en 1992 la compraron. Eran dos lotes linderos, uno solo tenía árboles y mucha vegetación y en el otro estaba la edificación con esa pileta que ella adoraba. Iba con su hermano durante la semana porque a él no le gustaba manejar por la Panamericana los sábados y domingos. A los dos le agradaban mucho los árboles frutales y cuando regresaban traían canastos repletos con mandarinas, naranjas y ciruelas recién arrancadas”.
Su contacto con extraterrestres
Al propietario de la finca le gustaba y se divertía escuchando las leyendas que la astróloga le relataba como nadie. Su preferida, claro, era la vinculada con su propiedad. Lily repetía que no tenía dudas de que allí habían llegado platos voladores, basada en que como la mencionada piscina tenía forma de circunferencia, era ideal para concretar un amerizaje (concepto aeronáutico que define el proceso en el que una aeronave impacta de forma controlada en una superficie acuática de manera análoga a un aterrizaje en tierra). Repetía que ella misma había estado en un ovni con extraterrestres. “Sabía que esos dichos y su capacidad y sabiduría en cuestiones sobrenaturales acrecentaban el mito sobre sus poderes”, aporta Aniko.
Lily solía disfrutar de manera risueña de aquella creencia que hablaba acerca de que los Süllos eran descendientes del Conde Drácula, situación que se prestó a confusión. “Mi madre descendía de la familia Báthory, tradicional entre los nobles en Hungría. Tuvimos antepasados ilustres como el Conde Bela Báthory, allá por el 1400. Lo que sucedió fue que a él le decían Drácula porque estudiaba el secreto de la eterna juventud. Mamá me contaba que salía de noche a cazar murciélagos sin hacerle mal a nadie”, le describía en noches de luna llena, en el living de la quinta ambientado especialmente con velas aromáticas, a su amigo, que se deleitaba con sus relatos fantasmagóricos.
En el predio, Luis Süllos -que era físico, tenía estudios de ingeniería y sabía mucho de mecánica- contaba con un galpón enorme donde desarrollaba sus inventos. Entre ellos el revólver que creó con sus propias manos con el que le quitó la vida a Lily y con el que luego se suicidó, cumpliendo con un pacto tácito entre ellos, porque no podía resistir ver, según él mismo reveló en un e-mail, a su hermana en las condiciones que había quedado luego de padecer el último ACV. Estaba postrada y casi sin poder de reacción.
“Luis tenía una idea y un proyecto junto a un australiano. Querían fabricar una máquina para producir energía, hablaban de un invento revolucionario. Finalmente no consiguieron los fondos que habían gestionado y les habían prometido en Australia. El hombre se había disculpado a través de un mail que le hizo llegar, donde le decía que sentía muchísimo no haber obtenido el dinero. Él era muy inteligente, creativo, un experto en física cuántica. El tema es que cuando ambos murieron la situación en la casaquinta se complicó porque empezaron a salir a la luz situaciones irregulares relacionadas con la gente que estaba cargo de la vivienda”, explica Aniko Szabó.
Intrusos y fiestas clandestinas
La artista plástica detalla además que el casero, de nombre Marcelo, hasta ahí era de absoluta confianza de los Süllos. Pero cuenta también que cuando los hermanos murieron cambió la cerradura y sintió que de alguna manera se apropió de la casa, quizá porque tanto Luis como Lily eran demasiado condescendientes con él. Ante este panorama, Aniko decidió ir con su marido hasta la propiedad junto a un abogado, sin embargo no les permitieron ni acercarse. El portón de entrada estaba con candado, lo que los sorprendió porque antes eso no ocurría. Por eso decidieron hacer la denuncia. Los vecinos les informaron que los fines de semana la alquilaban para fiestas que realizaba gente “pesada”. Estaban hartos de los ruidos y la concurrencia de individuos a quienes consideraban peligrosos.
Tiempo atrás Lily le había comentado que tenía la sospecha de que la rentaban para eventos y a parejas de amigos, ya que ellos no concurrían los fines de semana porque no les gustaba viajar hasta allá debido a que no soportaban tanto tránsito y además porque ya estaban grandes para hacer semejante trayecto.
En su momento, el cuidador dijo que los hermanos Süllos le habían dicho que si algo les pasaba se instalara allí con su hija para que nadie la invadiera. Ante el planteo de que había herederas, primas de los hermanos que vivían en Hungría, el hombre expresó que iban a tener que darle mucho dinero para que se fuera e interrumpió abruptamente el contacto. En 2018, luego de lograr que se expulsara a los ocupantes vía judicial, se pudo concretar la venta. Cada lote (uno con la casa) fue comprado por personas diferentes.
Entre saqueos y más misterios
Antes, al tomar posesión, descubrieron que la quinta presentaba un estado lamentable: los techos se llovían, había serios deterioros, faltaba la grifería completa de cocina y baños, el bombeador de la pileta estaba dañado, se habían levantado los pisos de madera y solo se veía un colchón tirado en una de los cuartos. “Hubo que pagarles para que se fueran. Al tiempo el casero murió”, completa Szabó.
Ya nada quedaba de ese paraje soñado que la astróloga solía disfrutar en mañanas y tardes de paseo a la sombra de los árboles. No obstante, las historias sobrenaturales que siempre rodearon a los Süllos continúan contándose. Como por ejemplo, aquella que reza que ambos provenían de la estrella Sirio, o Sirius en su denominación latina, la más brillante de todo el cielo nocturno vista desde la Tierra. O la otra que dice que la misma planta de nísperos -fruto con propiedades medicinales antiinflamatorias- que estaba en el chalet de La Lucila, un día apareció en la casaquinta del Paraje El Remanso, donde alguien que los conocía muy bien se atreve a arriesgar: “Para mí ellos están allí, levitando en el espacio y disfrutando hasta la eternidad de ese lugar al que consideraban el verdadero paraíso”.
Por Miguel Braillard
Fuente: La Nacion