ROMA.- Casi no aparece, es extremadamente reservado y sus murales –provocativos, irreverentes y con mensajes fuertes-, siempre dan que hablar. Se llama Alexsandro Palombo, tiene 49 años y es una suerte de Banksy italiano: invisible -no hay ni quiere mostrar imágenes suyas recientes-, pero siempre presente con su pop callejero y colorido, de los más incisivo. “Soy un artista que crea e interpreta lo contemporáneo mirando las cosas con un desencanto extremo. Me hago preguntas y doy respuestas sin filtro, como hacen los niños. Si todo esto puede resultar incómodo, controvertido e irreverente, entonces significa que mi trabajo cumplió con su función interrogativa y reflexiva”, explicó Palombo en una entrevista que concedió vía mail, en la que definió su arte como “libre”, “escrutadora” y “reveladora”.
La semana pasada, algunas de sus obras más recientes y emblemáticas, un mural de Angelina Jolie con las cicatrices de su doble mastectomía, así como otro que retrata a la primera ministra Giorgia Meloni junto con la líder de la oposición, Elly Shlein, desnudas y embarazadas en medio del debate sobre la maternidad subrogada, fueron removidas por la comuna de Milán, donde vive desde hace 30 años. Palombo, que denunció haber sido censurado, reveló en la entrevista que esa remoción no tuvo que ver con el gobierno de derecha de Meloni, como muchos se imaginaron, y que aún desconoce el por qué de ese gesto.
-¿Se siente censurado por el gobierno después de la remoción del mural sobre la maternidad subrogada y el de Angelina Jolie por el tema del cáncer de mama?
-En realidad, la derecha, que está en el gobierno, salió en defensa de la obra que retrata a la primera ministra, Giorgia Meloni. Nunca me hubiera esperado una censura y un gesto de este tipo de parte de una ciudad que se define abierta y que está gobernada por el Partido Democrático (PD), por la izquierda. La remoción me pareció embarazosa y esta acción nos dice muchas más cosas de las que nos quieren contar o mostrar: cuando se censura el arte no se está censurando al artista sino a toda la colectividad, porque el arte es una declaración universal de libertad, un poderoso termómetro social que nos puede decir con exactitud el nivel de civilización, libertad y democracia en un determinado país. La remoción de la obra de Angelina Jolie ha sido una puñalada: la hice en memoria de una mujer muy importante que estuvo durante años a mi lado y que murió por un cáncer de mama.
-¿Qué explicación le dio la comuna de Milán?
-Cuando llegaron los guardianes municipales para supervisar la remoción de las obras, nadie lo podía creer. La obra de Angelina Jolie sobre el cáncer de mama ya era famosa, estaba ahí desde hace nueve meses, había sido realizada en octubre para la jornada mundial en contra del cáncer de mama. Nos pusimos en contacto con el alcalde (Giuseppe Sala, del PD) y demás autoridades, hace diez días, porque queríamos respuestas claras sobre ese acto que consideré de extrema gravedad: una violencia hacia el arte y hacia la libertad. La única respuesta que tuve fue una no respuesta… Hasta ahora nadie dijo nada.
-¿Llegó a pensar en irse de Milán por esto?
-Con el arte podemos crear desde cualquier lugar, desde donde querramos, todo se puede volver relativo y es la acción lo que cuenta. En 2019 hice en Milán, sobre unos paneles de una obra en construcción, en la calle, la serie “Just Because I Am Woman”, que retrata a mujeres de la política mundial como víctimas de violencia. Entonces, entrevistado por el diario La Repubblica, aproveché para lanzar un llamado al alcalde para que las salvara debido a su importancia histórica, ética y social, pero no tuve ninguna respuesta. Esas obras terminaron en Francia, fueron adquiridas por el Museo de Artes Decorativas del Louvre de París, pasando a ser parte para siempre de su colección nacional por su valor y el enriquecimiento que aportan, según la motivación del comité científico de su director, Olivier Gabet. Viajo muchísimo, pero la base por ahora sigue siendo Milán, donde vivo desde hace más de 30 años, donde siempre pude hacer mi camino artístico en total libertad y nunca tuve que preocuparme por las reacciones o la censura. Soy un artista de índole franciscana, extremadamente reservado y fuera del sistema, no hago vida mundana, siempre hice lo que consideré correcto y desde siempre me ocupo con fuerza de los derechos y de lo social para contribuir a despertar las conciencias y a ayudar a la colectividad. Mi arte es una relación directa entre yo y la gente.
-¿Qué piensa en general de este gobierno y del viento de derecha que sopla ahora en el país?
-Pienso que la política puede ser buena y mala en base a las personas que la hacen. Hemos tenido gobiernos de izquierda que estuvieron años en el poder y no hicieron nada. Hemos tenido gobiernos de derecha que hicieron lo mismo y la política italiana se redujo a un comercio de sillones… Y la gente está cansada, se nota por el gran abstencionismo. La gente busca respuestas concretas y no llegan nunca, pero yo juzgo los hechos y no le doy atención a la propaganda. De lo que sí estoy seguro, es que tener a la primera mujer líder y jefa de gobierno para nuestro país (Giorgia Meloni), puede ser una gran oportunidad para la emancipación femenina. Pienso que es un momento histórico para Italia muy importante. Y la obra con Meloni y Elly Shlein (líder del PD y de la oposición), la imaginé como un nuevo Renacimiento que refleja los hechos sociales de nuestro tiempo y quise celebrar a dos mujeres que se encuentran por primera vez juntas en el poder y que pueden tomar decisiones sobre las cuestiones que tienen que ver con las mujeres, sin interferencias masculinas. Desde mi punto de vista, puede ser una gran ocasión si saben aprovecharla.
-¿Qué piensa del proyecto de Meloni de convertir a la maternidad surrogada en un delito universal?
-Me parece que se trata más bien de una acción de propaganda. No sé cómo puede llegar a ser aplicable a nivel jurídico porque dificilmente puede sostenerse frente a las reglas de derecho internacional. Pienso que hay que encontrar los límites justos como en todas las cosas, pero hay que hacerlo en forma civilizada por el bien de todos y sobretodo garantizando los derechos humanos y la libertad de cada individuo. La maternidad surrogada, en todo caso, puede tener impactos devastadores y transformarse en explotación.
-Su mural sobre los Simpson deportados a Auschwitz que realizó para la Jornada de la Memoria fue vandalizado: ¿sigue en su lugar? ¿Se esperaba algo así?
-Preferí no limpiar el mural del Memorial de la Shoah de Milán, que sigue en su lugar, porque pensé que lo mejor era que quedara vandalizado, para que ese acto quedara como advertencia y recordara a todos que el antisemitismo es un problema que existe y está ahí, bajo nuestros ojos.
-¿Por qué prefiere no hablar por teléfono, sino responder por escrito esta entrevista y casi nunca aparece en público?
-Porque soy una persona de índole extremadamente reservada y dedico toda mi vida al arte, a la que le tengo un profundo respeto. Es el arte la que debe confrontarse con el público y no mi persona: yo sólo soy un trámite, son las obras las protagonistas, son ellas las que hablan.
-¿Es verdad que ha recibido amenazas?
–He recibido muchísimas amenzas de muerte de parte de Irán por las repetidas acciones artísticas que hice con obras de Marge Simpson en el consulado de Irán de Milán. Son obras que hice en respaldo a las mujeres iraníes y en contra del régimen de Teherán. Pero en este período también recibí amenazas por la obra que representa al juez Giovanni Falcone, en contra de las organizaciones mafiosas. No le tengo miedo a las amenazas a mi persona, pero me muevo con mucha atención porque trato de cuidar a quienes están a mi alrededor.
-¿Qué proyectos tiene para el futuro?
-No hago proyectos para el futuro, soy un artista que responde a las urgencias y vivo solo el presente. El futuro para mí es hoy.
-¿Estuvo alguna vez en la Argentina?
-Es uno de los lugares que todavía no pude visitar y que me atrae mucho porque con los argentinos tenemos muchísimas afinidades, somos una única familia.
Por Elisabetta Piqué
Fuente: La Nacion