El nombre de la rosa (1980), la novela de misterio medieval con la que Umberto Eco cautivó a medio mundo, será una ópera realizada por La Scala de Milán en colaboración con otras instituciones y que se estrenará en la temporada 2024/2025.
El proyecto será coproducido por La Scala y la Ópera de París y consistirá en “una nueva ópera extraída” de la historia de esa abadía benedictina en los Alpes imbuida en el misterio y la muerte.
La obra ha sido encargada al compositor Francesco Filidei y se estrenará en Milán en la temporada 2024/2025, previsiblemente en abril del 2025, bajo la dirección de orquesta de Ingo Metzmacher y la escenografía de Damiano Michieletto.
La ópera ya tiene hasta protagonistas: el barítono estadounidense Lucas Meachem será Guillermo de Baskerville, el sagaz franciscano llamado a resolver los crímenes en la abadía, mientras que su pupilo, Adso de Melk, tendrá la voz de la mezzosoprano Kate Lindsay.
Filidei (Pisa, 1973) está trabajando en dos versiones del libreto, en italiano y en francés, junto a algunos colaboradores, pues el estreno será tanto en Milán como en París.
El compositor, ante su tercera ópera lírica tras Giordano Bruno (2015) y L’Inondation (2019), deberá trasladar al Bel Canto uno de los clásicos de la literatura más apreciados en medio mundo.
Una de las tantas ediciones de «El nombre de la rosa», de Umberto Eco sobre una escena de la película homónima que ahora tendrá su versión en ópera (Collage con foto de 20th Century-Fox/ Getty Images)
Para ello, según recoge un comunicado de La Scala, “se preguntó cuál habría sido su narrativa si Eco hubiera sido un músico y no un escritor”.
De este modo se percató de que El nombre de la rosa está influido por las novelas del siglo XIX como El conde de Montecristo de Alejandro Dumas, pero también con la ópera popular de aquel tiempo como el Don Carlo o Il Trovatore, de Giuseppe Verdi.
Tan es así que el propio Eco, fallecido en febrero de 2016, indicó la vía al describir el libro en sus anotaciones como una “estructura de melodrama bufo con largos recitativos y amplios arias”.
Asimismo, en distintas entrevistas reconoció que se había inspirado en las sinfonías del austríaco Gustav Mahler.
De este modo, Filidei proporcionará a El nombre de la rosa un armazón sinfónico sobre el que se desarrolla una sucesión de arias y recitativos basados “principalmente” en el canto gregoriano.
Desde el punto de vista dramatúrgico, la ópera será grandiosa, con más de quince personajes y cada uno tendrá su aria.
En cuanto a las profundas reflexiones teológicas y filosóficas que resuenan entre los muros de la abadía, Filidei confiesa que son “difíciles de traducir al lenguaje teatral”, por lo que serán ofrecidas en forma de madrigales, composiciones de estilo poético para varias voces sin acompañamiento.
Imagen de archivo del fallecido escritor y filósofo italiano Umberto Eco, que él mismo reconoció imaginar como arias (Foto: EFE/Carmen Siguenza)
El nombre de la rosa transcurre a lo largo de siete días, y en la ópera los tres primeros conformarán el primer acto y los otros cuatro el segundo, ambas partes presentadas de forma “simétrica” y con una coda breve a modo de broche final.
De este modo, la obra maestra de Eco conquistará un nuevo género, después de convertirse desde su estreno en un “superventas” en todo el mundo y de llegar al cine en 1986 en la inolvidable adaptación protagonizada por Sean Connery.
La trama transcurre en una aislada abadía de los Alpes en 1327 en la que se suceden unos crímenes que inevitablemente tienen que ver con su gran biblioteca y ciertos libros “prohibidos”, aunque los frailes temen que en realidad sean señales de un Apocalipsis.
Al lugar llegan fray Guillermo y su pupilo Adso para tratar de esclarecer los asesinatos, al tiempo que se ven obligados a mediar en la disputa entre los enviados del papa Juan XXII desde Aviñón y la orden franciscana, que promulgaba la herética pobreza apostólica.
Fuente: Infobae